La medicina moderna sí es capaz de controlar infecciones respiratorias y hay ejemplos de ello

Está circulando por redes un vídeo de un supuesto médico canadiense que se autoidentifica como Roger Hodkinson que afirma que los gobiernos “se tienen que hacer a la idea de que la medicina moderna es totalmente impotente para controlar la propagación de virus respiratorios”. Es una aseveración ENGAÑOSA. Actualmente no hay forma de erradicar por completo infecciones respiratorias como la gripe o la covid-19, pero la medicina moderna no es “totalmente impotente”: existen casos de éxito en estrategias para controlar epidemias de virus respiratorios como el SARS o el MERS, cuyos casos se redujeron al mínimo gracias al conocimiento científico acumulado a lo largo de la historia. 

“Los gobiernos se tienen que hacer a la idea de que la medicina moderna es totalmente impotente para controlar la propagación de virus respiratorios”

Sólo existe una enfermedad en humanos en la historia que haya sido completamente erradicada: la viruela, en 1980. Y se consiguió tras 3.000 años de lucha en los que había convivido con los seres humanos, gracias a la vacunación. Actualmente, hay otras enfermedades en proceso de eliminación, como la poliomielitis y la malaria, aunque aún queda camino por recorrer. En cualquier caso, la viruela es bastante explicativa si uno se pregunta por qué es tan difícil erradicar una enfermedad infecciosa: primero, es vital que exista un tratamiento (vacunas preventivas o fármacos que combatan la enfermedad) efectivo, algo que no siempre se da, pero además cada caso depende de multitud de variantes, como el número de patógenos que producen una misma enfermedad, la cantidad de huéspedes que pueden alojar al patógeno, si es una enfermedad con síntomas fácilmente identificables.

Sin embargo, controlar la propagación de un virus respiratorio no solo depende de los avances científicos para erradicarlo. Uno de los ejemplos más claros de éxito de control de enfermedades respiratorias fue la epidemia del Severe Acute Respiratory Syndrome (SARS, en inglés). El virus fue detectado por primera vez en China en noviembre de 2002, y se extendió por 26 países, dejando 8.098 casos confirmados y 774 muertos. Sin embargo, en apenas 8 meses la epidemia había sido controlada. ¿Cómo lo hicieron? Sin vacuna ni tratamiento, la estrategia llevada a cabo consistió en vigilancia sindrómica, aislamiento de pacientes inmediato, férrea aplicación de cuarentena a contactos estrechos y, en ocasiones, estricto establecimiento de cuarentenas comunitarias. 

Tratamientos y vacunas

En paralelo a evitar la propagación de las enfermedades infecciosas, la prioridad es evitar las muertes. El caso de la covid-19, además de medidas no farmacológicas (distancia social, lavado de manos, empleo de mascarillas, cuarentenas…), se han conseguido desarrollar vacunas capaces de reducir drásticamente la probabilidad de desarrollar cuadros graves de enfermedad y muerte, especialmente en la población de riesgo. En el gráfico ofrecido por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) de Madrid se observa cómo, mientras los casos se han disparado tanto en la tercera ola (desde finales de Navidad hasta comienzos de febrero) y quinta (mes de julio), los fallecimientos no han tenido lugar en la misma proporción. 

En concreto, el 18 de enero, España presentaba una incidencia de 689 casos por 100.000 habitantes, similar a la del 22 de julio, de 644, en el pico de la quinta ola. Sin embargo, por aquel entonces Sanidad sumaba 455 fallecidos, los hospitalizados eran 23.184 y los pacientes en UCI eran de 3.287. A finales de julio, el Ministerio informó de 18 decesos, con 7.255 ingresados y 1.180 personas en la UCI. 

Otra forma de verlo es como lo indica el Servicio Nacional de Salud (PHE) inglés, que hace estimaciones de cuántos fallecimientos se han evitado gracias a los viales. Según sus cálculos, en los que ha participado también la Universidad de Cambridge, se han podido evitar 105.900 fallecimientos y 24.088.000 infecciones hasta el 20 de agosto de 2021. 

Reducir la propagación

“En general, la medicina moderna puede contribuir a reducir la propagación de virus respiratorios, gracias a vacunas —que evitan que nos enfermemos y pueden también reducir la probabilidad de infección— y tratamientos —que suelen reducir cargas virales en personas ya infectadas—”, indica a Verificat Adelaida Sarukhan, inmunóloga y redactora científica del Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona. 

En el caso concreto del SARS-CoV-2, las inyecciones “han mostrado ser muy eficaces en proteger contra la enfermedad —por encima del 90% contra enfermedad grave y muerte, incluso con la variante delta—”, concluye la experta. 

Los estudios indican que, efectivamente, las vacunas contra la covid-19 no evitan la infección, pero no es algo puntual: “Son pocas las vacunas que logran evitar completamente la infección y que por lo tanto bloquean la transmisión —lo que se conoce como vacunas esterilizantes—”, señala Sarukhan, quien indica que esto sobre todo es algo que atañe a los virus respiratorios: “Las vacunas —normalmente intramusculares— no siempre generan una inmunidad duradera a nivel de las mucosas, que es por donde el virus entra”, indica.

En conclusión, la medicina moderna (vacunas y tratamientos) aún no es capaz de eliminar por completo la transmisión de virus respiratorios como la gripe o el SARS-CoV-2, pero es capaz de controlar su transmisión.


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