Oscar Ibáñez
Muchos jóvenes y no pocos adultos viven con una sensación de que se ahogan, sienten que todo cambia a su alrededor con demasiada rapidez, que las imágenes, sensaciones e información a los que están expuestos los rebasan y los dejan con sentimientos de incertidumbre. Y no solo eso, videos, música, comentaristas, e incluso maestros opinan que no hay verdades absolutas, que todo es relativo y está en constante movimiento.
El sociólogo e intelectual judío y polaco Zygmunt Bauman, planteó que el modernismo en su evolución ha llevado de una sociedad con valores, seguridad, y estabilidad: sociedad sólida, a una sociedad líquida, caracterizada por valores relativos, movimiento e inestabilidad, llevando a que las identidades personales busquen ser flexibles y acondicionadas a los múltiples entornos cambiantes.
La velocidad con que los nuevos gadgets aparecen en el mercado y vuelven obsoletos a los anteriores, son un dato duro que avala esa percepción de cambio, evolución y obsolescencia. Lo mismo sucede con las innovaciones tecnológicas que constantemente ponen a disposición de casi cualquier persona en el mundo: información y opiniones simultáneas, contradictorias, a una velocidad y con una variedad increíbles. Sin embargo el ser humano tiene una capacidad limitada de procesar, y cuenta con su libertad para escoger.
Efectivamente pareciera que nuestra era es como un torrente líquido, donde corres el peligro de ahogarte si no tienes un asidero, o una barca donde poder navegar con seguridad. La sensación de que estás parado en una superficie líquida, en movimiento, te puede llevar a que toda tu vida busques ese equilibrio sin saber bien a bien en donde estás parado, y con el riesgo de ser arrastrado por la corriente o perderte en el vértigo de la inestabilidad.
Sin duda vivimos una nueva época, pero la manera de vivirla sigue dependiendo de las personas, nuestro trabajo, comportamiento y expresiones, y nuestra libertad, razón y consciencia nos permiten vivir esta travesía en una barca segura, construida por principios, valores y hábitos que NO son relativos, como el amor, servicio y solidaridad para los demás, el ejercicio de la libertad con responsabilidad, la dignidad humana y el cuidado del espíritu.
Una sociedad líquida es un nuevo entorno que requiere del ser humano construir una embarcación más sólida y también aprender a navegar con mayor destreza para disfrutar esta travesía, que para los creyentes, sigue siendo el camino hacia la plenitud en Dios.
Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez
Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y aprendiz de bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.
Mexicano, católico, autor entre otros textos de «El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe»
Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).