Medio Tiempo

4.7.14

     Amigos queridos, fíjense que acabo de regresar de Maracaná, luego de ir a presenciar el partido de Alemania contra Francia y me senté frente al televisor para mirar el otro encuentro entre Brasil y Colombia pero, como dijo el aficionado a los rompecabezas, vámonos por partes.

En la primera confrontación, considero que Francia se murió con muy poquito veneno. Un gol teutón precedido de una falta, le alcanzó a la maquinaria alemana para acceder a las semifinales.

El ambiente en uno de los míticos estadios del mundo fue más bien frío, pese al tremendo calor y la humedad, ya que el partido no dio para más. El sol caía a plomo en la mitad del aforo y la gente se refugiaba en los pasillos porque, fíjese usted, no existen los “cubeteros”, como en los estadios mexicanos a los que se les puedan pedir unas sabrosas chelas bien helodias. No, hay que salir a los pasillos que circundan las tribunas, hacer fila y pagar, para poder meterle un calambre al hígado. La verdad, muy desagradable.

Pero bueno, el público era tripartita; alemanes o que le iban a ellos, franceses o que querían que ganaran los galos y brasileños a quienes les valía madre el resultado y que fueron porque compraron boletos en Río de Janeiro, esperando solamente al rival que, indudablemente, les tocaría, ya que daban por un hecho el avance de la verde-amarelha.

Y de aquí me brinco al cotejo jugado en Fortaleza donde Colombia pretendía hacer historia, con la mejor versión nacional de su historia.

Sin embargo, una pobre mentalidad y salir del vestidor creyéndose ganadores, hizo que regalaran medio tiempo y cuando quisieron reaccionar, era demasiado tarde.

El mejor ejemplo es su estrella James Rodríguez, considerado hasta el momento el jugador del mundial, quién se la pasó fingiendo faltas y situándose a 40 metros de la portería rival. Luego, intentó asumir el liderazgo, anotó el penal que los acercó y estuvieron cerca de conseguir un resultado por el que no trabajaron lo necesario.

Creo que les hubiera venido bien analizar el video de lo hecho por México y como le pusieron las peras a veinticinco al “scratch du ouro”. Con el físico de sus jugadores, bien pudieron hacer algo más digno.

Un tema importante es el lamentable arbitraje del español Carlos Velasco Carballo. Jamás le entendió al paquete que tenía encima y se dedicó a pitar las faltas sin tomar algún otro tipo de medidas.

No es posible que un juego ríspido, trabado, con más de 50 infracciones, se maneje con un mínimo de tarjetas amarillas y ninguna roja. La entrada que un defensor de los cafeteros le hizo en la región lumbar a Neymar, era merecedora de cárcel y ni la lengua le sacó. Hoy el crack brasileño está fuera del mundial.

Los niños a casa y los grandes a semifinales.

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