Conversando con José Ramón Ayllón, filósofo español, profesor de Filosofía y Literatura
-De las 10 claves de la educación ¿cuál es la primera?
José Ramón Ayllón: Pienso que la familia. El primer desarrollo biológico, nervioso y psicológico del niño necesita de sus padres: que le alimenten, le cuiden y le enseñen durante largos años, antes de que pueda valerse por sí mismo.
Me refiero a una familia estable y monógama, de acuerdo con los sentimientos naturales de sus miembros más débiles: los niños a duras penas soportan la separación de sus padres.
Además, la fuerza del impulso sexual es tan grande y la crianza de los hijos tan larga que, si no se instituye una unión de los esposos con estabilidad y exclusividad, esas funciones se malogran, y la misma sociedad se ve seriamente perjudicada.
Por eso dice Chesterton que quienes hablan contra la familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen.
-¿Cree que los padres delegan excesivamente en la escuela su responsabilidad en la educación de los hijos?
José Ramón Ayllón: Sí. Al exceso de trabajo y a la falta de tiempo de los padres se une, con fecuencia, la dificultad objetiva de educar en una sociedad llena de cambios que no se digieren.
-¿Qué hay de cierto en la frase del filósofo José Antonio Marina: "hablar de educación en España es cabrearse"?
José Ramón Ayllón: La pronunció en la conferencia de clausura de un congreso internacional de pedagogía, celebrado en Málaga, y el público le entendió.
Como todo el mundo sabe, las últimas reformas educativas han conseguido democratizar la ignorancia entre algunos millones de alumnos, desconcertar a sus padres y desmotivar sin remedio a sus profesores.
Los resultados académicos de la LOGSE, con la supresión de exámenes de septiembre y la promoción de curso sin necesidad de abrir un libro, rozan desde hace años un nivel tercermundista.
Cuando uno escribe novelas juveniles suele recibir cartas de los lectores. No se me olvida la de un adolescente que terminaba con esta disculpa: "perdone usted las faltas de ortografía, pero es que yo soy hijo de la Reforma".
-Si en España hay libertad de educación real ¿por qué los padres están teniendo problemas a la hora, por ejemplo, de elegir colegio para sus hijos?
José Ramón Ayllón: Los políticos socialistas suelen tener un afán desmedido de poder y miedo a la libertad, y prefieren una educación controlada.
Del control de las cabezas al control del voto, como usted puede suponer, hay una distancia mínima. La tendencia a anular al que discrepa es un tic propio del socialismo, que a veces se convierte en auténtica obsesión.
-¿Qué opina de la LOCE y de los vaivenes políticos a los que se está viendo expuesta?
José Ramón Ayllón: La esperada y necesaria Ley de Calidad (LOCE) no es una maravilla, pero rectifica los grandes errores de la LOGSE. Lo hace, entre otras cosas, con la valoración del trabajo, los exámenes de septiembre y la vuelta de la nota numérica en Primaria y Secundaria.
Si no se corrige la LOGSE, el Gobierno podrá decir lo que quiera, pero estará gobernando de espaldas al profesorado, a las familias y a los alumnos, desde la prepotencia y la contumacia. Además, ese empecinamiento olería demasiado a partidismo, ideologización y revanchismo político.
-¿Qué papel tiene la religión en la educación integral de la persona?
José Ramón Ayllón: Como mínimo, el mismo papel que las Matemáticas, la Lengua o la Historia. Digo como mínimo porque la Religión enseña lo único que nos parece más importante que la vida: el sentido de la vida.
-¿Cree que un niño adoptado por homosexuales puede recibir una educación adecuada a sus necesidades?
José Ramón Ayllón: No soy un experto en esas cuestiones, y nunca he conocido a nadie adoptado por una pareja homosexual.
Lo que parece claro es que la naturaleza ha previsto que un niño tenga un padre y una madre, y me temo que es muy arriesgado enfrentarse a la naturaleza en cuestiones fundamentales.
Hace poco leí que la Asociación Española de Pediatría afirma que un núcleo familiar con dos padres o dos madres es, desde el punto de vista pedagógico y pediátrico, claramente perjudicial para el desarrollo de la personalidad del niño.
-¿Cree que la droga, la delincuencia o la violencia en los jóvenes pueden prevenirse? ¿Cómo?
José Ramón Ayllón: En teoría es posible. Pero es imposible si seguimos apostando por el hedonismo como modo de vida, por el materialismo como modo de interpretar la realidad, y por el relativismo como criterio de conducta.
Los tres "ismos" mencionados configuran los mensajes de los medios de comunicación más poderosos, y están asumidos por gran parte de los profesores y de las familias de nuestro país.
Confucio dijo, hace más de dos milenios, una frase que también contesta a su pregunta: "Si no se respeta lo sagrado, no hay nada sobre lo que se pueda edificar una conducta".
-¿De qué manera cree que están influyendo la televisión, Internet y las nuevas tecnologías en la formación de los jóvenes?
José Ramón Ayllón: Le contesto con unas palabras de Juan Luis Cebrián, Consejero Delegado del Grupo Prisa. En una cena coloquio en octubre de 2003 decía que el incremento de la basura en las televisiones españolas no tiene equiparación alguna con ningún otro país europeo. Y añadía -son palabras textuales- que "la telebasura es un problema más grave que las drogas o el terrorismo".
Recuerdo también una respuesta de Chicho Ibáñez Serrador a una pregunta similar a la de usted: "Dejar que los niños vean la televisión más de una hora al día es un error; utilizarla como guardería es una aberración; y no meterles a su hora en la cama es una innecesaria esclavitud".
Chicho seguía diciendo que nunca impuso a sus hijos que se durmieran a una hora determinada. "Mientras tuvieran un libro en la mano, les dejé que apagaran la luz cuando quisieran. Pero con la televisión fui un ogro".