Este niño no come nada

ComidaEnfrentarlo al mismo plato o dejarlo sin comer, son recetas momentáneas que no sirven como solución definitiva. ¿Qué hacer para que se alimente?

Ese pequeño angelito que no alcanza el metro de estatura y sonríe pícaramente, puede llevar a su madre a una crisis de angustia que le arruine, literalmente, la vida. Basta con que cierre la boca y se niegue a comer.

Generalmente, la causa principal del no rotundo ante el plato de comida reside en la cabeza del niño y no en una disfunción de su aparato digestivo. Hay que recordar que el hombre no come movido sólo por instintos, sino que es un ser eminentemente social desde sus edades más tempranas. Las circunstancias psicológicas que rodean la hora de la alimentación inciden directamente en la actitud del niño.

Tampoco falta, de todas maneras, un cierto componente orgánico referido a los mecanismos que regulan íntimamente el proceso de la alimentación en el ser humano.

LUCHAS Y COMIDAS

Uno de los espectáculos más dramáticos ”a veces, simplemente cómico” que puede contemplarse en muchos hogares es la hora de almuerzo. Alrededor del niño encontramos a la madre, al padre, otros familiares y hasta personas de la vecindad, presas de gran desesperación. Avioncitos, mariposas, pájaros para distraerlo y hacerlo abrir la boca; muestras de cariño, amenazas, halagos, promesas, se utilizan para convencerlo. Esta escena, exagerada y cómica, se repite un día y el otro también, con lo que la angustia familiar va en aumento, llevando a los padres a la consulta del pediatra con una amarga queja: «este niño no come nada” .

Sin embargo, si ese niño se desenvuelve durante el resto del día con absoluta normalidad y es una criatura alegre, quizá algo nerviosa, que juega, corre, salta y se mueve sin descanso, el médico no creerá que «se alimente del aire». Por el contrario, advertirá que más que no comer ese pequeño tiene malos hábitos alimenticios.

NECESIDAD Y CONVENCIÓN

El comer es la necesidad de nutrirse. Esta necesidad varía según cuántas calorías y principios inmediatos son requeridos por el desgaste orgánico y por el desarrollo en peso y estatura durante la infancia. Sin embargo, esta necesidad fisiológica también se ve condicionada por pautas derivadas de los hábitos sociales del entorno.

Para comenzar, el alimentarse es el único acto fisiológico que el hombre realiza públicamente e incluso lo convierte en todo un rito de relación interpersonal.

Esta socialización de la comida conlleva unos horarios y toda una suerte de pautas culinarias y gastronómicas que se les pretende inculcar a los pequeños como parte importante de su educación social. Hay niños a los que esto les cuesta mucho y pasa un tiempo antes de que acomoden sus necesidades con los convencionalismos. Es el típico caso del pequeño que come mucho mejor la comida molida, en la cocina, a solas con su mamá, que en la mesa grande con toda la familia. Otros casos, en cambio, confirman que hay niños incapaces de seguir comiendo cuando están solos en la mesa. Unos padres observadores sabrán analizar la conducta de su hijo a lo largo de toda una semana, para descubrir en qué situaciones se concreta mejor el almuerzo o cuáles factores lo frustran.

COMIDA A SU MEDIDA

Casi todas las mamás se preguntan cuanta comida dar a sus hijos. Al respecto, es cierto que el niño tiene unas necesidades energéticas más altas que un adulto, pero éstas no se cuantifican en valores absolutos, sino siempre en relación con el peso en cada edad del individuo. Así pues, un niño de tres años necesitaría más calorías por kilogramo que sus padres, pero como su peso es muy inferior al de ellos, también será mucho menor la cifra total de calorías con las que cubre su nutrición.

Por esto no podemos exigir que el hijo coma el mismo plato de sopa que comería su madre o un bistec del tamaño que come el papá. Cuando el niño tiene cubiertas sus estrictas necesidades calóricas diarias, desdeña todo lo demás y como eso puede suceder ya con la primera comida o con el primer plato, a partir de ahí se inicia la comedia cotidiana. Este enfrentamiento madre-hijo llega a crear en el niño un fuerte sentimiento de rechazo a la comida, al añadir un factor psicológico al hecho meramente nutritivo de comer.

Por otra parte, no es raro que ese niño haya ingerido. calorías por otros medios: un pedacito de pan a deshora, una fruta o alguna golosina. En ese caso, cuando llega la hora de comer, su organismo le dice que no necesita más.

El doctor Jean Ratel, francés, advierte que existen dos reglas biológicas que tranquilizarán a los angustiados padres:

– La primera, que en un niño sano, el instinto de conservación elimina la posibilidad de un apetito insuficiente.

– La segunda, que si un niño cuenta con una alimentación variada, su organismo equilibra automáticamente su régimen alimentario. Por lo tanto, no hay necesidad de insistir en que un niño «coma bastante» en términos generales, o suficiente de esto o aquello en particular. La regulación automática del medio interior en los seres vivos es maravillosamente precisa.

PEQUEÑOS TIRANOS

Pero hay un motivo todavía más frecuente para esas escenas conflictivas alrededor de la mesa. Todo niño busca para sí la atención exclusiva de la madre.

Poco a poco el niño se da cuenta de que para su madre el momento de la comida es especial y va a encontrar en él una oportunidad de «esclavizarla». No hay que darle ninguna connotación intencional: éste es un proceso en gran parte inconsciente por el que, de un modo u otro, pasan todos los niños. El niño descubre que durante un rato, a veces muy prolongado, su madre vive exclusivamente para él y, encima, otras personas le dedican también una atención preferente: es el gran hallazgo.

FALSAS ANOREXIAS

Muchas veces ese niño llega a la consulta acompañado de unos atribulados padres que ven peligrar gravemente la salud de su hijo. El pediatra le someterá a una detenida exploración, buscando en primer lugar una causa orgánica que justifique esa anorexia. Pero el dato más importante que tendrá en cuenta es el peso del niño junto a ese estado general.

Un niño que esté efectivamente mal alimentado tendrá un peso inferior al esperado para su edad, que está recogido en las tablas de crecimiento. Además, el niño mal nutrido es habitualmente triste, huraño y no realiza espontáneamente la actividad casi imparable del sano.

Si la exploración médica es normal y, sobre todo, si el peso está entre los amplios límites de la normalidad, es casi seguro que nos encontramos ante el caso de una falsa anorexia.

Efectivamente, el niño no come a sus horas ni lo que consideramos apropiado, pero es indudable que come lo suficiente para su organismo. Habrá entonces que iniciar un detenido examen de las condiciones en que ese niño se alimenta y calcular las calorías que de un modo u otro, adquiere diariamente y los factores extra alimentarios que participan en sus comidas. Existe sí una anorexia que puede ser una enfermedad grave.

ESTIMULANTES DEL APETITO

En algunos casos de pertinacia en no comer, motivados casi siempre por una fijación de los malos hábitos anteriores, se puede recurrir a los estimulantes del apetito. Estos productos no se deben utilizar en los lactantes, puesto que a esa edad los rechazos del alimento suelen estar originados por otras causas. Las vitaminas apenas estimulan las ganas de comer y sólo tendrían indicaciones en aquellos casos en los que sea evidente alguna carencia: dietas pobres en frutas y verduras frescas, tratamientos prolongados con antibióticos, raquitismo. La mayoría de los productos comercializados como antianoréxicos basa su acción en el efecto que en este sentido ejercen los antihistamínicos, medicamentos de utilización preferente en enfermedades de índole alérgica.

Casi todos los antihistamínicos usados en el tratamiento de la anorexia tienen como efecto secundario la producción de somnolencia que, sin embargo, puede ser beneficiosa en niños nerviosos, que duermen poco y de forma inquieta.

Lo más normal es que la falta de apetito del hijo no se deba a ninguna enfermedad. Los padres han de reconocer y darse cuenta de que su hijo está alimentado, aunque no lo haga de acuerdo con lo que ellos consideran que es una dieta correcta. Una vez entendido esto desaparecerá la angustia ante una posible desnutrición y será más fácil acomodar la conducta de padres e hijos.

BUENAS RECETAS

– No alargar el período de las comidas ni convertirlo en un forcejeo: 30 ó 45 minutos son suficientes. Transcurrido este tiempo, es mejor retirar el plato sin más comentarios.

– Hay que vigilar que el niño no coma entre horas. A veces son los mismos padres u otros familiares quienes les dan de estos alimentos creyendo así compensar lo que no tomaron antes, con lo cual el problema tiende a perpetuarse.

– Nunca sustituir un plato que rechaza por otro cuyo sabor le agrade mucho más. Los niños tienen que comer de todo. Poco o mucho, pero variado.

– Quitar importancia al acto de la comida, dejándole muy claro que no están dispuestos a dedicarle más atención que la imprescindible para observar, de reojo, que no se atragante.

– Intentar, siempre que sea posible, hacer coincidir los horarios de sus comidas con los de los mayores. Comer todos juntos abre el apetito y desvía la atención de los adultos sobre el niño.

– Ningún niño se criará deficientemente teniendo la posibilidad de tomar alimentos nutritivos, aunque no suculentos para el paladar, tres veces al día. Pero si puede desnutrirse si se acostumbra a calmar su hambre con picoteos entre horas.

Siguiendo estas normas sencillas y haciéndoselas cumplir a los abuelos y parientes, a los pocos días comprobaremos que el niño regulariza sus comidas. No consiste pues, en amenazas ni en promesas de regalo, sino en conseguir que la ingestión de calorías se haga de forma regular. Y, por otro lado, en separar el acto de comer de toda connotación angustiosa.

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6 comentarios

  1. Mi hijo de 2 años comía de todo y poco antes de cumplir los dos añosfue poco a poco dejando de comer, hoy en día solo quiere tomar su leche, las meriendas, cosas dulces, a veces sopa de brócoli y arroz con lentejas, algunas veces sopa de zapallo o de espinaca, no quiere comer pollo, carne, arroz, pan, pescado, además hace berrinches y hasta corre y se tapa la boca para no comer. Tiene más de 6 meses en esta condición, que hago??

  2. Mi hijo va a cumplir 3 años y no come nada, ni arroz ,ni frijoles, ni carnes, ni pollos, ni huevosn, ni pescao, ni frutas, ni ensaladas, se pone sus 2 manitas en la boca y no hay quien lo haga comer se pueden inmaginar como estoy solo come papas, yogurt, galletas de dulce y saladas, yogurt y leche. Y lo mandaron a darle terapia ocupacional.

  3. Los felicito por todos los temas desarrollados, son de gran utilidad y también son muy sencillos. Con frecuencia trato a padres de familia y recomiendo encuentra.com

  4. mi hijo tiene 5 años solo come fideos,pollo,salchicha,costillas,pizza,y tortillas,de postre y mirienda yogurt azucarado,no bebe batidos,zumos,leche,ni refrescos solamente bebe agua, si no come le da igual llora para que le de otra cosa y si no lo consige espera el momento en el que hago de comer lo que le gusta, se niega a probar algo nuevo ,que puedo hacer estoy amargada necesito ayuda.

  5. mi hijo tiene 5 años solo come fideos,pollo,salchicha,costillas,pizza,y tortillas,de postre y mirienda yogurt azucarado,no bebe batidos,zumos,leche,ni refrescos solamente bebe agua, si no come le da igual llora para que le de otra cosa y si no lo consige espera el momento en el que hago de comer lo que le gusta, se niega a probar algo nuevo ,que puedo hacer estoy amargada necesito ayuda.

  6. mi hijo tiene 5 años solo come fideos,pollo,salchicha,costillas,pizza,y tortillas,de postre y mirienda yogurt azucarado,no bebe batidos,zumos,leche,ni refrescos solamente bebe agua, si no come le da igual llora para que le de otra cosa y si no lo consige espera el momento en el que hago de comer lo que le gusta, se niega a probar algo nuevo ,que puedo hacer estoy amargada necesito ayuda.

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