“Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.” (1 Tesalonicenses 5, 16-18)
El dolor de una separación matrimonial, cuando se hace real, nos llena de tristeza y desesperanza, pero la gratitud y la fe pueden ayudarnos a convertirlo en un camino de crecimiento, sanación y paz.
El matrimonio y la familia son regalos que requieren tanto gratitud como fe para florecer. La gratitud nos permite valorar cada momento compartido, desde los pequeños gestos cotidianos hasta los grandes desafíos que nos hacen crecer juntos. Agradecer a nuestro cónyuge y a nuestra familia fortalece los lazos y nos ayuda a ver lo mejor en cada uno, incluso en los tiempos más difíciles.
La gratitud y la fe pueden ser anclas poderosas en medio del dolor de una ruptura matrimonial o familiar. Aunque el sufrimiento es real y profundo, cultivar una actitud de gratitud puede ayudarnos a encontrar luz incluso en los momentos más oscuros y dolorosos.
“Ante ti, Señor, están todos mis deseos; no te son un secreto mis anhelos.” (Salmo 38, 9)
Aunque la relación haya terminado, es bueno reconocer que hubo momentos valiosos que contribuyeron a nuestro crecimiento y felicidad en algún momento, y con cada experiencia vivida quedan recuerdos y lecciones. Podemos descubrir en nosotros mismos el amor, la paciencia o la resiliencia. Aunque ahora no lo parezca, toda crisis nos ayuda a fortalecernos para poder seguir adelante.
Confiemos siempre en que Dios tiene un propósito en nuestra vida. Una separación no es el final de nuestra historia, sino parte de un plan mayor que, con el tiempo y la gracia, nos dará la fortaleza para restaurarnos, encontrar paz y mantener la esperanza en el amor y la familia. Porque el amor no muere, se transforma en una oración, en una ofrenda a Dios o en una confianza profunda de que el futuro traerá lo mejor para ambos, sea juntos o separados. Dejar ir con amor es un acto de fe que lo convierte en un amor trascendente.
“La fe nos da la certeza de que, a pesar de los obstáculos, el amor que nos une proviene de la bendición de Dios, y la gratitud fortalece nuestra fe. Y la fe nos da razones para seguir agradeciendo.” – Luce
“Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto.” (Colosenses 3,14)
Por Luce Bustillo Schott