¡Ven Señor Jesús! Palpitaciones de corazón a corazón al acercarse la Navidad

venjesusintEl Adviento es un tiempo litúrgico de vigilancia, un tiempo de espera de la persona más importante del mundo y del universo para millones y millones de personas. Durante las cuatro semanas previas a la Navidad encendemos las velas de nuestras coronas de Adviento y nos disponemos en el mismo ámbito espiritual que los israelitas quienes, durante tantos siglos, han esperado la llegada del Mesías («¿Hasta cuándo, Señor?»). Mi corazón y el tuyo por estos días palpitan más que nunca ansiosos por la espera. Hoy comparto contigo algunas de esas palpitaciones, para reflexionar y tomar resoluciones concretas para una mejor espera de Jesús, El Rey de los corazones cristianos.

Palpitación N° 1

Con lágrimas en los ojos, con el corazón desbordado por Su cariño, ahora mismo pienso en Él. La Navidad es esa época concreta cuya finalidad es celebrar el cumpleaños del hombre más bueno que ha existido en el mundo: Jesús, tu Dios y el mío. Este hombre que es al mismo tiempo Dios y es el Hijo de Dios.

Hace tan solo cinco años Dios me hizo un gran regalo, poder estar en el lugar exacto donde se cree que ocupo el pesebre. En ese lugar se venera a Dios. Ahí yo tuve también la experiencia misma de los Reyes Magos, la de poder adorar a Dios en la Iglesia de La Natividad en Belén. Como escribía el Papa Juan Pablo II “Dios es el futuro del hombre y del mundo. Si pierde el sentido de Dios, la humanidad se cierra al futuro y pierde inevitablemente la perspectiva de su peregrinación en el tiempo. ¿Por qué nacer?, ¿por qué morir?, ¿por qué sacrificarse?, ¿por qué sufrir?”

Palpitación N° 2

Ahora que el año está finalizando, me recojo interiormente para pensar en Dios y su presencia en mi vida. Ese Dios al que desde pequeña he buscado y quién siempre ha estado tan presente en mi vida aunque yo lo haya negado. Si, un Dios al que yo muchas veces he decidido olvidar o traicionar, tal y como lo hizo Pedro. Un Dios al que no sentí durante los últimos diez años, y por el que me sentí abandonada la mitad de esos diez. ¿Te ha pasado alguna vez? Por supuesto no era cierto, todo esto lo permitió Dios para que pueda purificar mi corazón, probar mi amor por Él y darme la libertad de recorrer otros caminos para que pudiera ver que la Cruz es mi única esperanza.

El dolor que uno padece en la vida desconcierta y enloquece cuando todavía no se ha comprendido quién es Jesús. Uno podrá decir que cree, que tiene fe y al mismo tiempo no ser capaz de perdonar a alguien, de estar descontento con la propia vida y vivir esa Fe de forma muy superficial. Tal ha sido mi caso, tal vez podrá ser el tuyo, no lo sé pero Dios si lo sabe. Sobre todo sabe para lo que te quiere, por ello te trata como te trata y lleva tu alma de la forma en la que la lleva. Con lágrimas en los ojos escribo esto y pido perdón al Rey por mi rebeldía, por mi desconfianza, por mi falta de Fe. Al mismo tiempo me siento feliz y especial porque con todo esto Él nace exclusivamente para mí, muere por que está loco de amor por mí, sufre porque quiere enseñarme cómo se vive y se sacrifica para que yo conozca lo que significa la misericordia. ¿Qué religión tiene un Dios así? Ahora lo sé: ninguna.

Palpitación N° 3

Hace unos días vino a cenar un sacerdote de mi parroquia a nuestra casa. Entonces saque el cuadro de Jesús de la Misericordia, el cuadro de la Ultima Cena y el cuadro del Nacimiento que traje de Belén, una figura de San José y una figura del Niño Jesús. El sacerdote bendijo a todos y cada uno de mis objetos religiosos. Cuando se fue y me quedé a solas con todos objetos bendecidos, tomé al Niño Jesús, lo miré y me miró, lo besé y me besó. Y todo mi ser se conmovió como lo está al momento de escribir estas líneas y siento júbilo al darme cuenta de que Dios es una persona, de que Dios está vivo. Un Dios que me ha permitido volver a cargarlo entre mis brazos, besar cada uno de los dedos de sus pies y de sus manos, adorándolo otra vez. Yo tan miserable deje de cambiarle los pañales durante cinco años y abandoné a mi Niño. Y Él “Se ha hecho tan pequeño- ya ves: ¡un Niño!- para que te le acerques con confianza” dijo San José María Escrivá de Balaguer, y le imploro a Jesús que nunca más yo me castigue apartándome de Su lado.

Palpitación N° 4

“El mundo no ha comprendido el camino de la paz” ha dicho Francisco, el Papa de la gente. Pienso dónde comienza ese camino y me transporto hasta la clínica pro-vida donde ayudo con aquellas mujeres que están pensando en abortar. Ahí se les realiza el sonograma y cuando las madres escuchan el corazón de su hijo y miran su cuerpo, el rostro serio se vuelve un rostro sonriente, sus ojos se llenan de lágrimas y quedan pensando. El palpitar de ese corazón en la pequeña y oscura sala del sonograma inunda el ambiente, se llena completamente de paz, como de paz se llena el corazón de cada una de las personas que presenciamos estos milagros. Escuchar el sonido del corazón es escuchar la paz. La paz, humildemente diría yo, comienza en el corazón de cada mujer. Si una mujer responde con arrogancia o con violencia a una injuria en la familia, la paz desaparece. Si una mujer decide guardar silencio y someter sus emociones a su inteligencia, la paz prevalecerá.

Jesús, la persona por la que la Navidad se celebra todo los años, la persona por la que salimos a comprar regalos costosos, hacemos celebraciones, fiestas y hasta nos endeudamos para quedar bien con los que amamos; no ha pedido que hagamos nada de esto. Él lo que pide es que nos convirtamos en lo que debemos ser, seres de paz, seres de conciliación, verdaderos humanizadores de la sociedad. El paso de Jesús por esta época y por nuestra vida es Verdad. Sus deseos de nacer o renovarse en nuestra vida cada año también lo son, cualquiera que sean las circunstancias por las que estemos pasando. Junto a Él encontraremos la verdadera felicidad, el verdadero sentido de la vida, la profundidad de la paz en el alma que brotará siempre para cultivar la paz en nuestros hogares y a nuestro alrededor.

Que Dios nos bendiga con paz y bienestar

FIRMASHEILA

Sheila Morataya
Austin, TX
sheilamorataya.co

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