Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
“Quien haya tenido la dicha de poder contar con un amigo, quien haya logrado conquistar a una mujer amada, que su júbilo se una al nuestro… ¡Abrazaos millones de hermanos! ¡Que este beso envuelva al mundo entero! ¡Sobre la bóveda estrellada habita un Padre bondadoso! ¿Flaqueáis, millones de criaturas? ¿No intuyes, mundo, a tu Creador?”. Estas estrofas son del poema “Oda a la alegría” de Friedrich Schiller, que fueron adaptadas por Beethoven a su Sinfonía n° 9, estrenada hace 200 años. Muchos musicólogos la consideran uno de los logros supremos de toda la historia de la música. Su versión adaptada es ahora el Himno de Europa.
En su catequesis del año jubilar sobre “Jesucristo nuestra esperanza”, el Papa Francisco reflexionó sobre el anuncio del arcángel san Gabriel a la Virgen María: es una invitación a la alegría. El Arcángel no le dice el clásico saludo “la paz sea contigo” (en hebreo: “Shalom”), sino en su lugar: “¡Alégrate!” Era el saludo de los profetas para anunciar la venida de Cristo, del Mesías. Es una invitación a la alegría que Dios nos hace por la llegada del Salvador.
2) Para pensar
Cuando se estrenó la obra de Beethoven fue todo un éxito. A pesar de su sordera, el músico estuvo acompañando en la dirección de la orquesta. En la crónica que recoge la crítica, señala que «el público recibió al héroe musical con el mayor respeto y simpatía, escuchó sus maravillosas y gigantescas creaciones con la más absorta atención y prorrumpió en jubilosos aplausos, a menudo durante las secciones, y repetidamente al final de las mismas». El público le aclamó en pie cinco veces; hubo pañuelos en el aire, sombreros y manos levantadas, de modo que Beethoven, que sabían que no podía oír los aplausos, al menos pudo ver las ovaciones. La alegría que manifestaba su obra se transmitió al público que eufórico, no dejaba de aclamar al gran músico.
La alegría viene como la consecuencia de un motivo como alcanzar metas o vivir experiencias enriquecedoras. Mientras más grande sea el motivo, mayor será la alegría. Por ello, la venida del Salvador que nos ama y nos redime, ha de causarnos la mayor alegría.
3) Para vivir
Siguiendo con el pasaje de la Anunciación, dice el Papa Francisco que María al ser llamada «llena de la gracia divina», significa que el amor de Dios habita en su corazón, convirtiéndola en su obra maestra. Por la inesperada visita el Arcángel la tranquiliza: ¡No temas!, le dice, el Señor está contigo. También nos lo dice a nosotros: «¡No temas!». La razón es que Dios también está con nosotros, nos ama y nos acompaña en el viaje de la vida. Finalmente, le anuncia su misión y la razón de la alegría: ser la madre del Mesías; cuyo nombre será Jesús, que significa “Dios salva”.
María, como mujer inteligente que es, busca comprender. Pero no busca fuera, sino dentro, porque, como enseña san Agustín, “en el interior del hombre habita la verdad”. Y allí, en lo más profundo de su corazón abierto, sensible, escucha la invitación a confiar plenamente en Dios. Pidamos al Señor que nos enseñe a escuchar su Palabra y a responderle con generosidad para ser cada uno, como la Virgen María, un himno de la alegría que sepamos transmitir a los demás. (articulosdog@gmail.com)
14 de febrero de 2025
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Padre José Martínez Colín: Ingeniero en Sistemas por la UNAM, Licenciado en filosofía por la Universidad Panamericana y Doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra.
Capellán del Colegio Chapultepec en Culiacán.
Lleva más de 20 años dando clases sobre todo de Lógica y Gnoseología en el Seminario de Culiacán.