En una ocasión, un profesor de psicología realizó un experimento en el que dos grupos de personas debían describir un mismo accidente automovilístico. Al primer grupo se le pidió que relatara lo sucedido utilizando términos neutrales como «colisión» o «impacto», mientras que al segundo grupo se le pidió que describiera el evento con palabras más intensas como «choque violento» o «devastador accidente». Al analizar los testimonios, se encontró que el segundo grupo no sólo percibía el accidente como más grave, sino que incluso «recordaban» detalles inexistentes, como cristales rotos o lesiones más severas. Este experimento demostró algo fundamental: las palabras que usamos no solo describen nuestra realidad, sino que también la moldean.
Podríamos decir que la calidad de nuestra vida está en sintonía con la calidad de nuestras palabras. Aquello que decimos y cómo lo decimos influye de manera significativa en nuestra vida, lo podemos notar en nuestras emociones, nuestras relaciones y nuestras decisiones. La psicología ha estudiado a profundidad este fenómeno y ha demostrado que nuestro lenguaje impacta directamente en nuestra percepción del mundo. Autores como Martin Seligman, pionero en la psicología positiva, han señalado que el tipo de palabras que usamos en nuestro diálogo interno puede ser la diferencia entre la ansiedad y la resiliencia, entre el fracaso y la motivación, entre una vida plena o plana.
Por lo tanto, las palabras pueden ser aliadas o enemigas. Un «no puedo» repetido constantemente erosiona la confianza en uno mismo, mientras que un «voy a intentarlo» abre la puerta al crecimiento. De igual manera, las preguntas que nos hacemos a diario determinan nuestra mentalidad. «¿Por qué es tan caro este destino para vacacionar?”, “¿Por qué siempre me pasa esto?» nos coloca en una posición de víctima, mientras que «¿Qué puedo aprender de esto?» o «¿Qué puedo hacer para alcanzar esto?» nos empodera para tomar acción.
La propuesta es cambiar las pulsiones por palabras. En la psicología se habla de las pulsiones, esos impulsos internos inconscientes que, si no se canalizan adecuadamente, pueden salir por medio de actos. Cuando no tenemos control sobre ellas, las pulsiones pueden transformarse en reacciones impulsivas o incluso destructivas, es decir, podremos actuar en repetición ciega que se materializa en una representación de ese afecto de una forma no deseada. Pero, al aprender a expresar estas pulsiones de manera verbal, mediante la palabra, las podemos canalizar hacia un desarrollo constructivo. Es mucho más saludable y productivo transformar el impulso inmediato en una palabra reflexiva que genere una respuesta consciente. Las palabras tienen el poder de transformar la energía interna en algo tangible y positivo.
Por eso te quiero compartir cinco claves para aprovechar el poder de las palabras en tu vida:
1- Sé consciente de tu diálogo interno: Observa cómo te hablas a ti mismo. Reemplaza frases limitantes por expresiones que fomenten la posibilidad y el crecimiento. Habla en positivo.
2- Elige preguntas poderosas: En lugar de «¿Por qué no soy feliz?», intenta decir «¿Qué puedo hacer hoy para sentirme mejor?». Recuerda, la calidad de tus preguntas define la calidad de tus respuestas.
3- Cuida tu lenguaje con los demás: Las palabras que usas con tus seres queridos pueden fortalecer o debilitar su relación. Evita ante todo las etiquetas y críticas destructivas.
4- Resignifica situaciones negativas: En lugar de decir «esto es un problema», prueba con «esto es un reto que puedo resolver». El lenguaje cambia nuestra actitud ante la adversidad. Activa tu modo proactivo.
5- Practica la gratitud de forma verbal: Expresar gratitud de ser posible en voz alta, ya sea en un audio o con otras personas, refuerza las emociones positivas y sobre todo mejora nuestras relaciones.
El Psicólogo Silvio Mijares dice que «el diablo está en la negación, no en el miedo». El miedo es una emoción natural, pero la negación nos impide avanzar. Cuando usamos palabras para negar nuestra realidad, estamos bloqueando nuestro crecimiento. Aceptar y nombrar nuestros miedos, frustraciones y desafíos nos da el poder de transformarlos, de enfrentarlos y superarlos. Las palabras tienen el poder de darnos luz y claridad, y al usar un lenguaje honesto y directo, comenzamos a abrir el camino hacia la libertad emocional.
No debemos olvidar que las palabras tienen el poder de construir o destruir, de motivar o desalentar, de sanar o herir. Elegirlas con consciencia no es solo un ejercicio lingüístico, sino una herramienta de transformación personal. Como decía Mahatma Gandhi: «Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en acciones. Cuida tus acciones, porque se convertirán en tu destino».
Hoy, más que nunca, elige hablar con intención. Tu vida puede depender de ello.
Soy Sergio Cazadero y te quiero compartir, cómo hacer para crecer.
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9/04/2025


Sergio Cazadero
Maestro en Comunicación Institucional por la Universidad Panamericana (UP), Master en Asesoramiento Educativo Familiar por la Universidad Complutense, España, Maestro en Ciencias de la Educación Familiar por el Instituto de Enlaces Educativos (IEE), y Licenciado en Educación Familiar por la misma institución. Cuenta con diversas certificaciones internacionales como el Método Gottman de Terapia de Pareja Nivel 1, en Disciplina Positiva por el PDA (Positive Discipline Association), en Coaching Ontológico para la gestión de talento por la Universidad Panamericana, y Experto en el uso de las TIC´s en la educación por la Universidad de Navarra, España.
Es socio fundador y director de “Educaf, Profesionales en Educación Familiar A.C” y “Destino Canadá, A.C” ambas dedicadas a impulsar programas educativos y brindar una formación integral y profesional a todos sus participantes. En el ámbito académico ha fungido como docente durante más de 30 años, impartiendo clases desde nivel básico hasta nivel maestría, además se ha desempeñado como Director de Comunicación Institucional y Relaciones Públicas en el sector privado por más de 10 años. Es conferencista a nivel nacional e internacional, miembro del claustro de expertos en distintas instituciones como el High Potential Development Center de la Universidad Panamericana, el Pontificio Instituto Juan Pablo II de la Universidad Anáhuac, entre otras. Es presidente del Comité Editorial Red Familia, columnista en El Heraldo de México y el portal Encuentra.com, así como especialista invitado en el programa de radio Excelencia Personal.
Actualmente se desempeña como consultor independiente y es creador del método “Cómo hacer para crecer” que ha impactado a más de 145,000 personas, tan solo en el año 2020. Esta felizmente casado desde hace 30 años, es padre de seis hijos y abuelo de tres nietos.
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