Santoral 12 de julio | San Juan Gualberto, San Ignacio-Clemente, Santa Inés Le Thi, San Pedro Khan , Beato Oliverio Plunket

San Juan Gualberto (1073) 

Se cuenta de este santo florentino una anécdota a la que se atribuye su decisión de abrazar el estado religioso. Cierto día, cuando volvía a Florencia con su escudero, se topó en un estrecho callejón con el asesino de su hermano, que andaba desarmado.  Al verse perdido, este hombre se arrodilló para suplicarle que le perdonase la vida por amor de Jesucristo en la cruz, y aunque Juan Gualberto no era devoto ni de costumbres edificantes, se conmovió y le abrazó diciéndole que no podía haberse buscado un abogado mejor.  Luego, al entrar en una iglesia, vio que el crucifijo inclinaba la cabeza ante él, dándole las gracias.

Fue abad del monasterio de Vallumbrosa, donde estableció la reforma benedictina.  Se dice de él que fue siempre benigno, modesto, comprensivo con los enfermos, severo con los rebeldes y suave con los débiles: un monje que sólo vivió para la oración y la caridad.

San Ignacio-Clemente Delgado (+1838)

Sacerdote de la Orden de los Predicadores (dominicos) que fue enviado a las misiones de oriente.  Fue ordenado obispo en Tonkin, hoy Vietnam, cuando empezaba la persecución de los cristianos.  Aunque no recibió subvenciones ni apoyo de España ni de la Congregación de Propaganda Fide, no se arredró ante las dificultades.  Emprendedor y desprendido de todo, se hizo responsable de su comunidad cristiana y de su actividad como pastor de almas, quedan sus detalladas relaciones que enviaba periódicamente a sus superiores, de la orden de Santo Domingo en Manila.  Admira ver la fidelidad y constancia, la veracidad y exactitud con que expone el estado de su misión en los diversos momentos históricos que le tocó vivir.  Destaca en su labor evangelizadora el interés por la formación del clero nativo y la preparación adecuada de los laicos cristianos para asumir responsabilidades como catequistas y otros servicios.

La persecución de los cristianos en Tonkín arreciaba por un tiempo  y luego amainada por los que el obispo  y los pocos sacerdotes que quedaban que tenían que realizar su labor con cautela.  El mismo obispo Delgado tuvo que ir sorteando las dificultades para librarse con habilidad de las manos de sus perseguidores y lo logró hasta el 29 de mayo de 1838, fecha en que fue hecho prisionero.  Después de sufrir muchas vejaciones físicas y un largo proceso, fue condenado a ser decapitado.  Los últimos 43 días de su vida los pasó en una jaula de barrotes en condiciones inhumanas, donde murió agobiado de calor y privado de alimentos y medicinas.  Después de su muerte fue decapitado. Había servido a Dios y a las almas 50 años en las misiones y 43 años como obispo. 

El 19 de junio de 1988, Juan Pablo II canonizó a Ignacio-Clemente con un grupo de ciento dieciséis mártires, misioneros dominicos y tonkineses, de la Familia Dominicana, que murieron en Vietnam entre 1745 y 1862.

Santa Inés Le Thi Thanh De (+1841) 

Madre de familia, apresada y sometida a graves tormentos para que abjurara de su fe.  Resistió valientemente y murió en la cárcel bajo el emperador Thieu Tri en la provincia de Ninh Binh, Vietnam.  Fue canonizada en 1988.

San Pedro Khanh (+1842)

Presbítero y mártir, que reconocido como cristiano en la mesa del Recaudador, después de seis meses de cárcel y de ser invitado a abjurar de la fe, fue finalmente degollado por orden del emperador Thieu Tri en la provincia de Nghe-An, Vietnam.  Fue canonizado en 1988.

Beato Oliverio Plunket (1629-1681)

Nació en Longherew, Irlanda, justo en el momento en el que el gobierno de Londres desposeyó a los irlandeses en beneficio de los protestantes ingleses recién emigrados a la isla.  Tenía veinte años cuando Cromwell ahogó en sangre la revuelta de sus compatriotas. Olivierio fue ordenado sacerdote en 1654 y nombrado arzobispo de Armagh, Ulster, en 1669.  Aunque agobiado por las adversidades, siempre se mostró valeroso, decidido y dotado de gran sentido del humor.  No perdió su talante cortés ni su alegría durante los largos meses que pasó en las prisiones de Londres inculpado de alta traición.  Se le acusó, sobre todo, de haber preparado el desembarco de veinte mil soldados franceses en Irlanda y de haber creado impuestos a su clero para armar a setenta mil hombres contra Inglaterra.  Los dos religiosos que habían tramado este asunto contra él juraron sobre la Biblia que era verdad.  El jurado le condenó a ser “colgado, destripado y descuartizado”. Oliverio agradeció efusivamente la sentencia y perdonó a sus acusadores.  “No temo a la muerte- escribió en su última carta-; me siento, por el contrario, muy honrado por ir junto a Cristo y también de mostrar a mis queridos irlandeses que he tratado de practicar aquello que tan a menudo les he enseñado”.

Beato Mariano de Jesús Euse Hoyos (+1926)

Presbítero de la diócesis de Santa Rosa de Osos, Colombia,  nació en Yarumal, el 14 de octubre de 1845, y murió santamente en Angostura, el 12 de julio de 1926.  Dejó tras sí el ejemplo de una vida sacerdotal sin tacha, modelo de párroco entregado a hacer el bien de sus feligreses. Fue beatificado el 9 de abril del año 2000. 

* Si tienes un rencor escondido, sácalo hoy de tu corazón y tíralo lejos, perdonando en nombre de Jesucristo, que nos perdona  todos nuestros pecados.

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