COMO UN RELOJ

Se ha presentado la primera gran sorpresa en esta Copa del Mundo cuando un eficiente cuadro suizo le pegó a uno de los favoritos, España. Seguramente habrá muchos villamelones en nuestro país que se están cortando las venas ya que bueno sería recordar que cuando a México no le salen las cosas a derechas, queda el socorrido recurso de disfrazarse de brasileños o ibéricos.

La realidad es que España jugó para ganar, para no utilizar el gastado verso de “no mereció perder”, pero se topó con lo que ya se ha convertido en una dolorosa realidad: El equipo que se siente inferior, apila piernas en el área grande y por la vía del contragolpe, busca sacarse la lotería a fin de obtener la victoria y como en el caso que nos ocupa, dejar boquiabiertos a todos.

Cuando un equipo genera más de quince disparos a puerta y no logra convertir, puede hablarse de dos circunstancias muy claras: Faltó puntería o el rival fue práctico y efectivo a la hora de defender.

Creo que eso fue lo que sucedió para que los helvéticos pudieran neutralizar a la “Armada Invencible” y con ello, pudieran echarse al morral los tres puntos y dejar su portería inmaculada.

Porque la verdad, en eso de barrerse a tiempo, hacer coberturas, dejar el alma en el campo y el corazón colgado de los postes al cuadro suizo pocos le ganan y no en balde ligó el invicto en la eliminatoria europea.

La “Furia Roja” intentó de todas las maneras posibles y dejó la evidencia del porqué ha sido marcado como uno de los serios aspirantes a ganar la Copa del Mundo. En algún comentario marqué como mis favoritos a Brasil, Argentina, Inglaterra y España y pese a esta derrota, sigo de necio y creo firmemente que derrotará a Chile y Honduras para obtener la calificación y de ahí, que se cuiden los rivales.

Es obvio que al bonachón gordito Del Bosque le va a llover en su milpita con las críticas allá en la Madre Patria. A mi me cae bien este amigo que más que entrenador de futbol parece el clásico encargado de un bar de esos que escuchan alos clientes pacientemente y conmina a los borrachos a no beber una copa más. Ni hablar, así de ingrata es la chamba de estratega, sobre todo cuando de dirigir a un cuadro de esa importancia se trata.

A la perfecta maquinaria suiza, hay que darle todo el crédito. Así plantearon el juego y lo ejecutaron de manera perfecta. Queda la duda de si el gol fue legítimo pero aun así, consiguió el botín para el que se había preparado y eso debe ponderarse.

¡Venga compatriotas que se creen españoles! No bajen los brazos que le queda mucha tinta e esta novela. Todavía queda la esperanza de festejar en la “Cibeles”pero de la colonia Roma.

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