Operadores de móviles intentan hacer negocio con la pornografía

La reacción del público obliga al Banco de Irlanda a cancelar un préstamo millonario a una distribuidora de pornografía

La industria de la pornografía ha sido tradicionalmente un sector rentable pero vergonzante, confinado a circuitos restringidos. Pero ahora la pornografía intenta venderse como un servicio más, que puede entrar también en el negocio de empresas respetables. Esto es lo que parecen pensar algunas compañías telefónicas, que estudian la posibilidad de vender pornografía a través de los móviles de tercera generación.

El pasado abril tuvo lugar en Amsterdam una conferencia, bajo el rótulo Adult Online Europe, en la que ejecutivos de importantes compañías telefónicas (Vodafone, Virgin Mobile, Orange, mmO2, entre otras) se codeaban con propietarios de sex-shops y productores de pornografía. Al informar de la conferencia, International Herald Tribune (4-V-2004) señalaba que «ahora que los móviles de tercera generación que pueden ofrecer vídeo están en el mercado europeo, operadoras de móviles están tratando de hacer dinero con la pornografía».

No es nuevo que la industria pornográfica intente aprovechar cualquier mercado que se abre, como ya ocurrió en Internet. Lo llamativo es que compañías establecidas quieran entrar en el negocio sin dejar de ser respetables. Los operadores de móviles de tercera generación, que han pagado millones de euros por sus licencias, ven ahí una gran oportunidad de explotación comercial. Según estimaciones citadas en la conferencia, los contenidos de este tipo sobre teléfonos móviles podrían generar el próximo año 1.500 millones de euros en Europa occidental, lo que supone un 5,1% de este sector de móviles.

Vodafone ofrece ya lo que llama vídeos «risqué», pero se prepara para distribuir porno sin tapujos. Tina Southall, directora de contenidos estándar de Vodafone, declara al IHT que «los operadores comerciales tendrán que explotar esta oportunidad de algún modo». Su puesto fue creado hace nueve meses para desarrollar un «enfoque responsable» en la explotación de este material.

El deseo de guardar las formas lleva a emplear un lenguaje remilgado aunque el producto sea de sex-shop. La pornografía apela a la parte más instintiva y más inmadura de los mayores, pero se habla de «contenidos adultos». En Gran Bretaña existe incluso un «código de autorregulación» de los operadores de móviles que ofrecen este tipo de contenidos, desde pornografía a apuestas y juegos violentos. Y a este paso no sería de extrañar un próximo «código ético de la industria pornográfica».

Como muestra del enfoque «responsable» se garantiza que se establecerán barreras para evitar que la oferta vaya solo a los mayores de 18 años. Sin embargo, los propios promotores reconocen que esto no es fácil técnicamente. Muchos usuarios de móviles no están abonados, sino que prefieren adquirir tarjetas de prepago, con lo que los operadores no tienen datos sobre ellos. ¿Cómo saber si son adultos? Si este tipo de negocio ha sido imposible de controlar en Internet, da la impresión de que no será más fácil en los móviles.

Los operadores telefónicos que quieren entrar en el negocio aducen que se trata de una actividad «legal y regulada». Con lo cual creen poner a salvo su responsabilidad. Pero, ahora que hay tanta sensibilidad a los riesgos de las adicciones, es curioso que la adicción a la pornografía pase tan inadvertida, aunque sea evidente por las cifras de negocio.

Reaccionar da resultados

Aunque abundan los intentos de dar a la pornografía una máscara de normalidad, es posible frenarlos cuando el público reacciona. Así ocurrió en 2001, cuando el portal Yahoo! empezó a anunciar artículos pornográficos en su tienda virtual junto a otros productos normales. Esta medida provocó muchas protestas por parte de los usuarios. En respuesta a las críticas, el portal retiró los artículos pornográficos de su tienda virtual y decidió no aceptar más contratos de publicidad de tales productos.

Otra reacción decidida obligó el pasado marzo a que el Bank of Ireland retirara un préstamo de 5 millones de libras a Remnant Media, una firma británica de distribución de pornografía. Remnant es ya una firma importante, y está en negociaciones para empezar a cotizar en Bolsa, con lo que sería la primera empresa de pornografía que consiguiera entrar en el London Stock Exchange.

En este caso la reacción partió del National Women\\’s Council de Irlanda. Su directora, Joanna McMinn, anunció que, a menos que el Bank of Ireland retirara su apoyo a la distribuidora de pornografía, su organización pediría a todas sus asociadas que cerrasen sus cuentas en el banco y pusieran su dinero en otros bancos que tuvieran un enfoque más ético en sus inversiones (cfr. Irish Times, 12-III-2004).

La reacción dio resultado. En una declaración el Bank of Ireland afirmaba que el préstamo había provocado un considerable debate público y «una significativa reacción de importantes colectivos. A la vista de esta reacción, y ya que el Banco valora los puntos de vista de sus clientes, ha informado a Remnant Media que el Bank of Ireland cancela su participación en el acuerdo».

aceprensa

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