En el marco del Congreso “Internet como nuevo lugar de las sectas”, Luis Santamaría, estudiante de Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, ofreció algunos puntos de reflexión «sobre la emergencia del fenómeno religioso en el ciberespacio», como demuestra un reciente estudio en el que se recoge «que un 64% de la población internauta norteamericana ha utilizado alguna vez Internet con propósitos espirituales o religiosos».
«Internet es el medio ideal para el «supermercado espiritual» actual, pues es el lugar de la flexibilidad, de la ausencia de jerarquía e institucionalización, de la apropiación selectiva y personal de todo, del subjetivismo, de todo lo misterioso que queda por descubrir», afirmó Santamaría.
En este contexto, Santamaría recuerda «el suicidio colectivo, en 1997, de 39 miembros de la secta «la Puerta del Cielo» en California, motivado por ciber-suicidas que se dedicaban al diseño de páginas web (habían constituido la empresa Fuente Superior), y que en su página de Internet difundían sus doctrinas ufológicas y apocalípticas, además de tener muchas palabras sobre esta temática ocultas en el fondo de la web, para atraer a los curiosos. También empleaban el chat para la captación».
Santamaría niega que la red tuviera la culpa de esta masacre, pero añade que «fue un medio ideal para una organización obsesionada con las nuevas tecnologías y la ciencia ficción, para difundir sus doctrinas y captar nuevos miembros».
Este estudioso cree que Internet permite a las sectas «labrarse una buena imagen pública, su defensa y apologética: la propia página web es el escaparate principal de las sectas hoy, su lugar de proyección más universal». Santamaría advierte que «hay que tener cuidado porque el ciberespacio puede ser su lugar de manipulación y exageración, sobre todo, de la realidad».
«Algunos grupos están omnipresentes en la red, con grandes páginas oficiales, y pueden dar la impresión de ser más importantes numérica y estadísticamente de lo que son en la realidad. Campañas de propaganda ya conocidas de sectas como el Movimiento Raeliano (con sus clonaciones), la Iglesia de la Cienciología (Tom Cruise y tantas otras operaciones) y la Iglesia de la Unificación (caso Milingo), nos dan una idea de la importancia que tiene la presencia mediática para la difusión del propio grupo», añade.
Otro caso es el del movimiento chino Falun Gong. «Desde que fue prohibido por el Gobierno de aquel país en 1999, Internet se ha convertido en su medio principal de supervivencia. Los dirigentes y miembros de esta secta perseguida utilizan la red para comunicarse, organizarse, intercambiar información y captar nuevos miembros, sobre todo en Occidente», sostiene el experto.
Respecto a la valoración de Internet, es desigual por parte de las sectas: «algunas lo consideran como una bendición de Dios, mientras que otras lo critican con gran dureza». Entre estas últimas, sobresalen los Testigos de Jehová, que «en sus publicaciones advierten con frecuencia sobre los peligros de la Red e incluso previenen del uso del correo electrónico». Santamaría cree que esto se debe a «la preocupación de la jerarquía del grupo de que los miembros se puedan poner en contacto con críticos y, sobre todo, con ex-miembros».
Una cuestión muy importante, y que no está dilucidada del todo, es la de la captación de nuevos miembros de manera virtual. «Algunos psicólogos y estudiosos de las adicciones informáticas piensan que la captación de adeptos por Internet podría ser más eficiente que la real, pues se llega a más gente con carencias afectivas o espirituales». Otros, consideran que «nadie se ha convertido por la consulta de una página web».
Santamaría habló también de la Nueva Era y el resurgir del paganismo como el «alma de Internet: todo lo que pertenece a la «nebulosa místico-esotérica» está difundido muy ampliamente en el ciberespacio: adivinación, civilizaciones perdidas, ufología, cábala, hermetismo, neochamanismo, neodruidismo, neotemplarismo, teosofía, rosacrucismo, espiritismoS así como la brujería y el neopaganismo».
Otro lado oculto de Internet es la adoración al diablo, en sus diversas formas. «Es verdaderamente alarmante la presencia masiva de adolescentes y jóvenes en los foros dedicados a estas creencias alternativas, por lo que he podido constatar. Es difícil encontrar, por ejemplo, en Red Satánica popular portal en español, un miembro inscrito que tenga más de 30 años».
«Tomando todas las precauciones con respecto a los datos personales vertidos en la red, es preocupante el uso corriente que muchos menores de edad hacen de estos medios virtuales ocultistas y satanistas continúa. La inmensa mayoría de ellos no pertenecen a ningún grupo constituido en la realidad, pero se mueven con naturalidad en estos ambientes, en los que buscan lo misterioso y lo que choca de manera revolucionaria y contestataria con una vida y una sociedad que quizás les hastía y no les llena interiormente».
Recordando la sentencia del filósofo Soren Kierkegaard: «desde ahora se oirá no a los que tengan razón, sino a los que tengan altavoz», Santamaría advirtió del peligro que Internet puede significar para la difusión de los grupos sectarios.
Revista VERITAS