San Eusebio de Vercelli, obispo (+371)
Se dice que era oriundo de la isla de Cerdeña y pertenecía a una familia noble que le dio una digna educación como correspondía a su rango. Profundizó en los estudios profanos, primero, y eclesiásticos, después. Su juventud fue como la de cualquier joven de su edad y condición, pero siempre tratando de evitar el peligro que de ordinario conlleva la juventud un tanto alocada. Dicen sus biógrafos que nunca perdió el lirio de su pureza y que pasaba largos ratos entregado a la oración. Era ya desde joven muy amigo de la vida de comunidad, que después tratará de implantar entre los sacerdotes de su diócesis. Fue ordenado sacerdote en el año 336 y cuatro años después ocupó la sede de Vercelli. Su trabajo como Obispo fue verdaderamente ejemplar: sabía muy bien que la misión principal del Obispo es la de conservar sin mancilla la fe heredada de los Apóstoles. El Señor para ello lo dotó de una gran inteligencia, de una profunda fe y del don de hacer milagros y que fueron muchos y maravillosos, los que cuentan sus biógrafos, que obró el Señor por su medio.
Eusebio resistió a la herejía y por esta causa fue desterrado y sufrió bárbaramente. San Eusebio fue un gran impulsor para que los sacerdotes de una misma parroquia vivieran en común. Lleno de méritos volvió del destierro y poco después volaba al cielo. Era el 2 de agosto del año 371.
Beato Francisco Calvo Burillo (+1936)
Presbítero dominico, mártir en la persecución religiosa de España de 1936. Fue beatificado el 1 de marzo de 2001.
* Ojalá sepamos llevar así nuestras pequeñas contradicciones.