La supuesta «sobrepoblación»

La Iglesia condena el aborto y los anticonceptivos; pero en relación a los problemas demográficos ¿Qué soluciones ha propuesto?
M.G. Morelli

 

La Iglesia condena el aborto y los anticonceptivos; pero en relación a los problemas demográficos ¿Qué soluciones ha propuesto?

 

En primer lugar cabría hacer alusión al llamado "problema demográfico", porque es un mito. Según índices publicados por el mismo Banco Mundial (World Development Report 1994), la tasa de crecimiento poblacional anual mundial, que fue durante la década 1970-80 del 2,2%, en el período 1980-1992 es del 2%; y en el lapso 1992-2000 será del 1,7%; y entre el año 2000 y el 2050 todos los países alcanzarán una tasa de reproducción neta de 1 (con esta tasa las mujeres tendrán, en promedio, hijas apenas suficientes para que se reemplacen a sí mismas en la población). Si tomamos en cuenta sólo las tasas de crecimiento anual de los países pobres, ésta, que ascendió a 2,2 en el período 1970-80; se redujo a 2 en el de 1980-92, y se calcula en 1,7 entre 1992 y el año 2000. La población mundial actual asciende a 5.438 millones de personas; y se calcula que dentro de 100 o 150 años se estabilizará en 11.479. No existe actualmente una "explosión demográfica" sino que se tiende a una situación de estabilidad demográfica; cosa que parecen no querer ver algunos que cuentan sólo lo alto de los índices de nacimiento en el tercer mundo y olvidan lo bajos que son en el primer mundo, como consecuencia del individualismo y hedonismo allí reinantes. En muchos países Europeos, como Francia y Alemania, fallecen por año más personas de las que nacen (esta última, de seguir sus índices demográficos actuales, tendrá en 50 años la mitad de su población actual); y están siendo "invadidos" por extranjeros. Todo esto sin prever los efectos que podrían acarrear a la humanidad afecciones como el SIDA.

 

Hay sí graves situaciones de pobreza, que no son consecuencia del exceso de población, sino del subdesarrollo político y educativo; y de la injusta situación económica nacional e internacional. Así lo demuestra el hecho de que 20% más rico del planeta consume el 80 % de la riqueza. Pensemos que el ingreso per cápita de un Suizo es 600 veces superior al de un habitante de Mozambique.

 

"A partir de nuestro informe de 1992 ustedes verán que los ingresos del 20 % más rico del mundo son 150 veces superiores a los ingresos del 20 % más pobre. Y el 20 % más rico tiene la mitad de todas las oportunidades de desarrollo y el 80 % de todas las posibilidades comerciales y de inversión (…) Las posibilidades de desarrollo existen sólo para los ricos, y la mayor parte del

mundo no recibe nada (…) Aún en el Norte, el 30% de las personas viven en pobreza" (Inge Kaul, Directora del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas-PNUD-; disertación "El desarrollo, prioridad de las Naciones Unidas"; 6 de julio de 1993)

 

Se dice que somos demasiados cuando podríamos vivir todos en una gran ciudad del tamaño del estado norteamericano de Texas, dejando el resto del mundo vacío, ya que ocupamos sólo el 1% de la superficie del planeta. Se dice que la población produce deterioro ecológico y agotamiento de recursos, y no se ve que los mismos dependen no tanto de la cantidad de población sino de su nivel y estilo de vida; y que día a día se descubren técnicas para producir más, mejor, a menor costo, y con menor uso de recursos e impacto ambiental. Y paradójicamente, para solucionarlo se busca reducir el crecimiento poblacional de los países del tercer mundo que están en general y comparándolos con los países ricos, subpoblados, consumen menos, contaminan menos y tienen altísimas tasas de mortalidad. El Banco Mundial señaló que el producto bruto se quintuplicará entre 1990 y 2030 en los países en desarrollo; y en los industriales se triplicará. Los países ricos, con el 25% de la población, consumen el 75% de la energía y el 79% del combustible. Por lo demás, varios economistas señalan que, si se hacen las inversiones necesarias, la expansión demográfica es sumamente conveniente para asegurar el crecimiento en los países en vías de desarrollo (por dar vitalidad e iniciativa a la población; aumentar el mercado interno; distribuir mejor el gasto público, entre otros; así Simon Kuznets, Julian Simon, etc.).

 

Los países ricos son los que tienen mayor densidad demográfica (Vgr. Suiza tiene 168,29 habitantes por km2; Japón 329,37; Dinamarca 120,93; Mozambique 20,57; Etiopía 44,84; Tanzania 27,41; Argentina 11,96). Los países hoy desarrollados alcanzaron su desarrollo en momentos de expansión demográfica. El demógrafo francés Hervé Le Bras ha estudiado la relación entre densidad demográfica y crecimiento per cápita en los países del Sur, entre 1980 y 1988, descubriendo que entre los países con densidad inferior a 100, en 28 la renta per cápita creció y en 43 descendió; en cambio, en los de densidad superior a 100, creció en 20 y bajó en 8 (ASD Prensa, año X, ed. 371, setiembre 1994)

 

Por eso mil profesores universitarios italianos declararon anticientíficos los presupuestos antinatalistas del proyecto de declaración final de la Conferencia de El Cairo (ASD Prensa, año X, edic. nº 367, agosto de 1994).

 

No hay problema de explosión demográfica, ni de superpoblación, ni de agotamiento de recursos, ni de deterioro ecológico. Hay si problemas de extrema pobreza y de subdesarrollo. A este problema real cabrían dos soluciones: el desarrollo o el control de la población ¿Por qué se opta por este segundo, comprometiendo el crecimiento económico, cultural y religioso de los países pobres? Se responde en la pregunta siguiente.

 

"Si en 1950 le hubieran preguntado a alguien qué ocurriría si se duplicara la población, probablemente habría dicho que sería una catástrofe. Sin embargo, eso es lo que ha sucedido, y estamos mejor que antes. Todos los indicadores básicos -en esperanza de vida, nutrición, salud, alfabetización y escolarización, renta per cápita…- muestran una evolución positiva en las últimas cuatro décadas, tanto en los países industrializados como en los países en vías de desarrollo" (Aréchaga, Ignacio, Fantasmas Demográficos, en ASD Prensa, año X, ed. 371, setiembre 1994)

 

Es esencial en este tema, y en el de la pregunta siguiente, consultar el Documento Evoluciones Demográficas: dimensiones éticas y pastorales, del Pontificio Consejo para la Familia, ed. Palabra, Madrid, 1994. Puede verse también nuestro librito El aborto, ¿Delito o derecho? La cara oculta del imperialismo demográfico, Cumbre Ediciones, Rosario, 1995; de Jorge Scala: "I.P.P.F., Multinacional de la Muerte", Bs.As., 1995, JC Ediciones; y de María S. Medina de Fos: "Jamás podrán vivir, ni reír ni amar. Conclusiones de El Cairo", Bs. As., 1995, ed. Gladius, que tiene varios apéndices con documentación muy esclarecedora.

 

"Con gran parte de las informaciones que circulan sobre las realidades demográficas hay que ser precavidos, pues son erróneas (…) Los cristianos deben ante todo difundir la verdad, sobre todo cuando se la oculta bajo tópicos muy propagados y desprovistos de fundamento" (Pontificio Consejo para la Familia, Evoluciones Demográficas, nº 77)

 

El control demográfico

 

Entonces, ¿Por qué se quiere controlar el crecimiento demográfico de los países?

 

Si en algún país se hacen necesarias políticas de población, ya sea para aumentar o disminuir el crecimiento poblacional, éstas deben ser legítimas en sus fines y en sus medios.

 

Documentos internacionales (como el Memorandum Kissinger) demuestran que algunas potencias

internacionales (y principalmente Estados Unidos) quieren reducir el crecimiento poblacional del tercer mundo porque lo consideran negativo para la seguridad y el poderío internacional que tienen aquéllas: temen el desarrollo de los países pobres, temen que consuman sus recursos naturales, que los países ricos necesitan; y temen ser invadidos demográficamente por los países en desarrollo. Porque mientras los países pobres se expanden demográficamente, los ricos se retraen. Según las proyecciones de la ONU, entre el momento actual y el año 2025 el 95% del aumento de la población mundial corresponderá a los países en desarrollo. Si en 1925 los países ricos tenían el 36% de la población mundial; en 2025 tendrán sólo el 16%. Su preocupación no debería sorprendernos.

 

A esto se suma la mentalidad racista y eugenésica que abunda en demógrafos anglosajones, como Margaret Sanger, que decía que las poblaciones del tercer mundo son como "maleza humana".

 

Desde luego, no es legítimo controlar el crecimiento poblacional de los estados hoy pobres en interés egoísta de las potencias políticas y económicas mundiales; o en virtud de fines y postulados eugenésicos. Por ello no llama la atención que en los puestos de dirección en reuniones de la O.N.U. sobre población y sobre la mujer predominen abortistas y lesbianas; y que, financiados

por la O.N.U., promueven el aborto y la homosexualidad. Tampoco extraña que en este contexto una delegada argentina al foro de Latinoamérica en la Conferencia de El Cairo, fuera expulsada de las reuniones de trabajo por "no ser abortista", según nos relató personalmente. Conclusiones semejantes podemos extraer del trabajo de otros organismos de la ONU, como la OMS

(Organización Mundial de la Salud), que financió el descubrimiento de la píldora abortiva RU 486; y la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación) que promueve en sus textos de educación sexual la legitimidad de las "distintas formas de vivir la sexualidad" (vgr. heterosexualidad, homosexualidad, bi-sexualidad, etc.), señalando que el docente debe dar

absoluta libertad de elección al alumno, evitando cualquier alusión a bien o mal moral.

 

Por eso los Dres. Willke pudieron escribir que "No son los pobres los que quieren abortos, son los ricos los que quieren abortos para los pobres" (Aborto, Preguntas y Respuestas, cit., pág. 171). Y Hervé Le Bras pudo decir que "este miedo se expresa bajo la forma alegórica de un atentado a la salud del planeta, mientras que se trata de un atentado a los privilegios de los ricos, y de la llegada de nuevos convidados, no ya hambrientos, sino bien alimentados, a ese famoso banquete de la naturaleza" (ASD Prensa, año X, ed. 371, setiembre 1994)

 

Y aunque realmente los fines fueren legítimos, de todos modos no sería lícito recurrir para el control demográfico a medios inmorales. En todo caso, la elevación del nivel cultural, social y económico de la población es el camino para una política demográfica coherente con la dignidad de la persona y el matrimonio. La historia demuestra que las tasas de población tienden a estabilizarse cuando los pueblos llegan al desarrollo. Si tomamos en cuenta que se ha esterilizado (irreversiblemente en un 90% de los casos) al 30% de la población femenina de Brasil, y al 80% de Puerto Rico, podemos hacernos una idea de la inmoralidad de los medios con que se desarrolla este control.

 

De más está decir que nuestro país no presenta problemas de exceso de población, sino más bien de insuficiencia y mala distribución demográfica: hay grandes vacíos poblacionales, sobre todo en zona de frontera, que constituyen graves problemas geopolíticos y de ocupación de territorio. La tasa de crecimiento poblacional argentina está en el límite, si baja aún más tendríamos el mismo problema que padecen hoy los países del primer mundo: población envejecida, más problemas en la financiación de la seguridad social, ausencia de niños y jóvenes, mayor dominación cultural, pocas perspectivas de crecimiento, etc. Por eso el art. 75 inc. 19 de la Constitución Nacional, con la reforma de 1994, establece que corresponde al Congreso "proveer al crecimiento armónico de la Nación y al poblamiento de su territorio".

 

"Es moralmente inaceptable que, para regular la natalidad, se favorezca o se imponga el uso de medios como la anticoncepción, la esterilización y el aborto" (EV, nº 91)

 

Y no seamos inocentes, pensando que esta "cultura de la muerte" se generó en forma espontánea:

 

"Esta estructura está activamente promovida por fuertes corrientes culturales, económicas y políticas, portadoras de una concepción de la sociedad basada en la eficiencia. Mirando las cosas desde este punto de vista, se puede hablar, en cierto sentido de una guerra de los poderosos contra los débiles" (EV nº 12)

 

"Vuelvo al Vaticano para combatir un proyecto de las Naciones Unidas, que quiere destruir a la familia. Yo digo simplemente no. Reflexionen, conviértanse, si son Naciones Unidas no deben destruir" (Juan Pablo II, 17/4/94)  
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2 comentarios

  1. ¿COMO EVITAR QUE EL ANTINATURAL Y DESENFRENADO EXPANSIÓN DEMOGRÁFICA SE TERMINARÁ DE MANERA CATASTRÓFICA Y DESTRUCTIVA?

    Si miramos el diagrama del crecimiento de la población del mundo, observamos que, a pesar que el hombre física y biológicamente ha sido y es el mismo de especie, este no ha crecido en mismo proporción, a lo largo de su historia, sino retrasando con nuestra investigación hasta la época de Jesucristo, observamos 3 muy diferentes tendencias con sus correspondientes consecuencias, que el siguiente cuadro nos enseña, según lo que para aumentar la población del mundo con 100 Millones:
    1) En época de Edad Media, entre los años de 0 – 1400, tardo 700 años, llegando a la cifra de 400 Millones.
    2) En la época de Renacimiento, entre los años 1400 – 1800, tardo 100 años, llegando a la cifra de 800 Millones.
    3) A) En principio de la revolución industrial, entre los años 1800 – 1900, tardo 12,7 años, llegando a la cifra de de 1600 Millones.
    B) Entre los años 1900 – 1960 tardo 3,7 años, llegando a la cifra de 3.200 Millones.
    C) Entre los años 1960 – 2.000 tardo 1.25 años, llegando a la cifra de 6.440 Millones,

    La razón de estas muy diferentes tendencias y correspondientes resultados ha sido la especial naturaleza de especie humana que a diferencia de los otros seres animados (animales), que además del instinto, que poseen los animales, en el que está implantada la Vedad sobre la Existencia y lo que guía sus conductas perfecta e invariablemente, el hombre también posee espíritu con facultades de conciencia, capacidad creativa y raciocinio, a través de los que puede juzgar y valorar los acontecimientos en su alrededor y elegir su modo de vida libremente, y su decisión depende de cual parte de su naturaleza especial humana valora más, obteniendo así la posibilidad para modificar el invariable guía implantado en su instinto, teniendo 3 posibilidades para establecer su jerarquía de valores que les guía sus conductas y actividades, y que son:
    1) Sobre valorar la parte espiritual a costa de su parte instintiva de su naturaleza. (Situación que existía en Edad Media)
    2) Llevar sus dos partes de su naturaleza en el justo equilibrio. (situación que existía en la época del Renacimiento)
    3) Sobrevalorar la parte instintiva a costa de la parte espiritual de su naturaleza. (situación que existe desde la revolución industrial entre nuestras civilizaciones)

    La historia de la conducta y actividades del hombre nos demuestra los resultados positivos y negativos de cada tendencia y nos enseña que tanto en el primer como en el tercer caso se han y están presentado diferentes tipos de males, que mientras estas sociedades se encontraban en este estado psicosomático de sus naturalezas, aunque sentían y experimentaban estos males, hasta que no han logrado cambiar sus erróneo “filosofía del mundo u de la vida”, todos los intentos de eliminar sus manifestados males, no han dado ningún resultado positivo.

    Sin embargo, hemos visto que este necesitado cambio, se logro obtener, en el primer caso, cuando sus ideas sobre el “mundo y de la vida” han caído en contradicción con la realidad, que a través de un lento proceso evolutivo ha cambiado su erróneo “filosofía del mundo y de la vida”, y logra establecer el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva que corresponde al perfecto estado de su naturaleza especial humana, que han conseguido en la época del Renacimiento, cuando el hombre recupero su capacidad de adaptarse con su conducta y actividades de manera natural a las Leyes de la Naturaleza, con lo que se ha restablecido el adecuado crecimiento de su especie, y la justa proporción con los otros seres animados, que componen nuestro planeta.

    Al no lograr mantener este perfecto estado de su naturaleza, sino por cambiar este, sin darse cuenta, para su tercera posibilidad, al extremo materialista “filosofía del mundo y de la vida”, cuyo resultado entre los innumérales males, surgidos desde principio de este cambio, ha sido el antinatural y desenfrenado expansión demográfica, para parar esto y restablecer el deseable proporción de la especie humana con el resto de otros seres animados, sólo lograremos si en lugar de aceptar nuestros males ( entre los que el problema de superpoblación del mundo es sólo uno), como unos hechos dados y casuales, y continuar de tratar cada uno directa y separadamente, y sin relacionarlos con una causa común de todos, que son los manifestados efectos de esta causa, al que tenemos de conocer.

    Aceptando ya que la causa de todos nuestros males es el erróneo “filosofía del mundo y de la vida y el degenerado estado psicosomático del hombre contemporáneo, abandonar nuestro erróneo enfoque y concentrar nuestra investigación en como lograra cambiar nuestro erróneo “filosofía del mundo y de la vida, obtendremos si lograremos restablecer el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de nuestra naturaleza especial humana, que tenían los hombres en la época del Renacimiento, cuyo ejemplo nos servirá para encontrar el camino de cómo hacerlo.

    Empero como para obtener este deseable cambio de la conducta y actividades del hombre no depende de la voluntad y deseo de alguien o de las sociedades, sino sólo del establecimiento del perfecto estado psicosomático de la naturaleza de especie humana, como lograr este propósito, el proceso desgraciadamente es más lento que deseamos , pero a pesar de esto , sabiendo la meta donde queremos llegar, si más antes empezamos esta búsqueda, quizás podríamos evitar que el indispensable cambio se realizara por medio revolucionario y destructivo, que el actual erróneo enfoque de nuestros problemas nos llevaría.

    Madrid 04 de Febrero de 2011
    Francisco z: Lantos
    Doctor Arquitecto

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