Jesucristo:
1. Hijo, con diligencia debes mirar que en cualquier lugar y en toda ocupación exterior, estés muy dentro de ti, libre y señor de ti mismo; y que todas las cosas estén debajo de ti; y no tú debajo de ellas. Para que seas señor y director de tus obras, no siervo ni esclavo venal; sino más bien libre y verdadero israelita, que pasa a la suerte y libertad de los hijos de Dios. Los cuales desprecian las cosas presentes y atienden a las eternas. Miran lo transitorio con el ojo izquierdo, y con el derecho lo celestial. Y no los atraen las cosas temporales para estar asidos a ellas; antes ellos los atraen más para servirse bien de ellas según están ordenadas por Dios, e instituidas por el supremo Artífice, que no hizo cosa en lo criado sin orden.
2. Si en cualquier acontecimiento estás firme, y no juzgas de él según la apariencia exterior, ni miras con la vista del sentido lo que oyes y ver; antes luego por cualquier causa entras a lo interior, como Moisés en el tabernáculo a pedir consejo al Señor, oirás algunas veces la respuesta divina y volverás instruido de muchas cosas presentes y venideras. Pues siempre recurrió Moisés al tabernáculo, para determinar las dudas y dificultades, y tomó el auxilio de la oración para librar de los peligros y maldades a los hombres. A este modo debes tú entrar en el secreto de tu corazón, pidiendo con eficacia el socorro divino. Por eso se lee, que Josué y los hijos de Israel fueron engañados por los Gabaonitas, porque no consultaron primero con el Señor, sino que creyendo fácilmente en las blandas palabras, fueron con falsa piedad engañados.
Señor… No hagas mis oídos sordos a tu voz; disponme siempre a escucharla para seguirla y así ver las cosas exteriores en su verdadera dimensión, tomar las provechosas y desechar las inútiles para alabanza y gloria de Tu Nombre… Bendito seas…. Alabado seas… Gloria a Tí Señor…