…..1. Cuantas veces desea el hombre desordenadamente alguna cosa, luego pierde el sosiego.
El soberbio y el avariento nunca están quietos; el pobre y el humilde de espíritu viven en mucha paz.
El hombre que no es perfectamente mortificado en sí, presto es tentado y vencido de cosas pequeñas y viles.
El flaco de espíritu y que aún está inclinado a lo animal y sensible, con dificultad se puede abstraer totalmente de los deseos terrenos.
Y cuando se abstiene recibe muchas veces tristeza, y se enoja presto si alguno le contradice.
Pero si alcanza lo que desea, siente luego pesadumbre por el remordimiento de la conciencia; porque siguió a su apetito, el cual nada aprovecha, para alcanzar la paz que busca.
En resistir, pues, a las pasiones se halla la, verdadera paz del corazón, y no en seguirlas.
No hay, pues, paz en el corazón del hombre carnal, ni del que se entrega a lo exterior, sino en el que es fervoroso y espiritual.
Señor mío y Dios mío… tu presencia en mi corazón es más que suficiente para ahuyentar las tentaciones y deseos desordenes que suelen presentarse cuando menos lo esperas; cuando soy tentado por estos deseos, basta pedirte “…no me dejes caer en tentación…” para oponerme a ellos.
Te pido mi Señor permanezcas siempre en mi alejándome del pecado que tanto nos abruma y tanto nos cuesta reconocer. Un sincero examen de conciencia y siempre bajo tu Luz, facilitará el camino de nuestro encuentro por siempre y para siempre… Amén…
Señor… creo, pero aumenta mi fe. Infinidad de veces reconozco mis debilidades y con fe me acerco a Ti; trato de analizarme y reconocer mis debilidades para evitarlas en lo futuro; a veces lo logro, más sin embargo tarde o temprano recaigo en algunas de ellas.
Te pido Señor que me asistas en esos momentos de debilidad para al evitarlos me fortalezca con tu presencia en mi, alejándome del enemigo…
Una vez más te pido: CREO, PERO AUMENTA MI FE… Amén
Cuando me llegue la tentación, habla Señor que tu siervo escucha. Cuando el maligno se acerque a mí, habla Señor que tu siervo escucha. Cuando mi debilidad crezca y esté a punto de caer en la tentación, habla Señor que tu siervo escucha…
Mis oídos están prontos a Tu Voz…
No me dejes caer en tentación y líbranos de todo mal, Amén…
Señor, ayúdame a resistir las tentaciones que constantemente se me presentan; permite que mi amor por Tí las venza y pueda yo dedicarme por completo a alabarte y bendecirte mortificando con ello los malos deseos y hacer tu Santa Voluntad….amén.
Sacudamosnos todo pensamiento desordenado que nos perturbe, haciendo oración y diciéndo… «Alejate Enemigo, que el Señor está conmigo» … La satisfacción de lograrlo nos dará una gran paz en el Señor…