Esta mañana escuché una plática sobre la formación de la consciencia que me hizo re-pensar muchas cosas. La oradora, además de ser una mujer extraordinaria, es mi amiga (próximamente escribiré su historia y su milagro de vida).
Pues bien, yo como Católica practicante, creo profundamente en mi corazón y en todo mi ser, que mi meta es el cielo. Yo quiero ir al cielo, aunque algunas veces se me olvida. Se me olvida porque tengo una vida profesional muy exitosa, soy voluntaria en causas que me importan como lo es el movimiento pro-vida y también escribo para varios medios.
En la plática de hoy me di cuenta que hay muchas cosas que estoy (y estamos) realizando al revés o por lo menos de forma diferente. Que la santidad no solo la voy a lograr por escribir un libro o muchos, por ser reconocida profesionalmente o por ser una profesional sobresaliente. Tampoco voy a entrar al cielo por las muchas conferencias que haya dado y los premios que me haya ganado en mi voluntariado. Seré santa ahí, junto al hombre que Dios ha puesto a mi lado. A este hombre me lo llevaré al cielo conmigo, gracias a mi ejemplo a través del amor en el empeño de mis tareas cotidianas, como el esfuerzo que pongo al levantarme de un brinco de la cama, buscarlo, besarlo y hacer el mejor de los desayunos. Arreglar mi cama. Poner en orden mi cuarto. Cocinar para él y poner en orden la cocina. ¿Quién sabe esta parte de mi vida? ¿Quién la ve? Me lo recordó hoy mi amiga María Paula, lo ve Dios, el más importante. ¡A Dios le gusta el orden, Dios es muy ordenado! Nos decía con pasión al tiempo que yo recorría mi ajetreada mi vida y recordaba que esa mañana no había recogido mi cuarto, y la cocina llevaba algunos días luciendo de la misma manera. Me conmovía y podía ver lo que estaba hablando mi amiga. “¡Señor que vea! Pidió el ciego y como Jesús vio que en su corazón había ese auténtico deseo, El Señor se lo concedió.”
Hoy se lo pido al Señor: “Señor, que mi meta como mujer que cree en tí, que te sigue, que cree que eres su mejor modelo sea el cielo y llegar a ese cielo por medio de mi matrimonio y el deseo de hacerme santa. Señor que cuando entres a mi casa puedas decir: aqui vive Sheila, una de mis lectoras favoritas.”
Sheila Morataya
Austin, TX
sheilamorataya.co
Si gracias. Han ayudado mucho a mi vida! Reza por mi!
Sheila que buena reflexión para todas las que trabajamos en estos movimientos pro vida has escuchado las meditaciones del Padre Ricardo Sada en http://www.medita.cc
Están excelentes