Oscar Ibáñez
Unos muchachos del Movimiento de Jóvenes por el Agua que realizan acciones para cuidar el ambiente me invitaron a festejar su segundo aniversario entre árboles, a la vista de las garzas, a la orilla de canales y chinampas de Xochimilco. Ese entorno que exalta la naturaleza, y muestra también los efectos de la contaminación, me hizo pensar que la relación del agua y el medio ambiente es similar a la que se da entre los valores y los seres humanos.
El agua contaminada, o la ausencia de la misma, hacen que las plantas, los animales y las personas enfermen o mueran. De manera similar, cuando hombres y mujeres tienen valores “contaminados”, porque solo dicen tenerlos pero no los viven, o de plano no tienen valores, deterioran las relaciones con otros seres humanos e incluso con el medio ambiente, afectando la paz y la convivencia sociales.
El agua limpia, es signo de vida; el agua sucia es signo de infección, enfermedad y muerte. Los valores de solidaridad, servicio y respeto a los demás y al medio ambiente, son fuente de vida interpersonal, fortalecen nuestra sociedad, y definen nuestra relación con Dios.
Gabilondo Soler “Cri-Cri” hace muchos años compuso una preciosa canción que describe la interacción del agua con el medio ambiente de una manera prístina; y pienso que también muestra el movimiento de nuestras acciones entre el cielo y la tierra:
La gota de agua que da la nube
como regalo para la flor
en vapor se desvanece
cuando se levanta el sol;
y nuevamente al cielo sube
hasta la nube que la soltó.
La gotita sube y baja,
baja y sube
al compás de esta canción.
En el paisaje siempre nevado
acurrucado sobre el volcán
hay millones de gotitas
convertidas en cristal.
En el invierno la nieve crece,
en el verano la funde el sol.
La gotita sube y baja,
baja y sube
al compás de esta canción.
Cada quién tenemos la posibilidad de componer nuestra propia canción existencial, y convertir su compás en un canto de alabanza a las criaturas, a semejanza de San Francisco, un canto que sea fuente de vida y amor por los demás y por toda la creación.
Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez
Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y aprendiz de bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.
Mexicano, católico, autor entre otros textos de «El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe»
Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).
La naturaleza es algo maravilloso , el Uruguay natural que teníamos unos años atrás se esta destruyendo , por las grandes plantaciones de soja , hoy fabricas de celulosa y plantación de eucalipto, aguas contaminadas y peces. es una verdadera lastima que el dinero pueda tanto