Que poca vergüenza

12.7.14

     Amigos queridos, ya nada más nos queda un partido en la copa del mundo, toda vez que este sábado se jugó el encuentro por el tercer y cuarto lugar, dejando el escenario listo para el partido grande, el cotejo que todos quieren jugar desde cuatro años antes.

El estadio “Maracaná” será testigo mudo, porque ya no juega el equipo anfitrión, de la historia que se escribirá un domingo 13, para muchos motivo de cábala, situación que a lo mejor no le cabe mucho al espíritu argentino.

Pero antes de lo que suceda el domingo en Río de Janeiro, hay que hablar del tema del partido que mucha gente dice, nadie quiere jugar.

Los holandeses demostraron que sí querían estar en este encuentro que la FIFA, pomposamente, llama la “petit finale” y se metieron al estadio en Brasilia, sede de los poderes en este gigante amazónico, para darse el gusto de humillar a la verde-amarelha.

Brasil venía de sufrir una derrota histórica frente a Alemania, donde la gente asumió que el cuadro de Felipao se iba por la puerta de atrás. Luego, las circunstancias lo obligan a meterse a un partido que les quedó chico dado las circunstancias y como son de sobrados, le perdonaron la vida.

En cambio para la “Naranja mecánica” era muy importante irse con un buen lugar en el torneo. Seguramente es un asunto que tiene que ver con la mentalidad y la cultura pero ellos no salieron a la cancha con el típico tema de alinear suplentes o regalar el partido. Al contrario, era evidente que todos querían alinear y lo demostraron desde el primer minuto.

La calentura del momento hizo que los mexicanos odiaran al cuadro holandés, al grito de “no era penal”, pero no hay como reconocer cuando una figura te puede hacer la diferencia, Arjen Robben es un jugadorazo, diferente y líder de su escuadra y lo volvió a demostrar. A lo mejor la jugada del primer gol viene precedida de una falta fuera del área pero no se puede satanizar a un crack como este, nada más por tirarse clavados. (Jajaja).

El papel de Brasil en este torneo ha sido una verdadera vergüenza. Quizá el tercer puesto podría paliar un poco el dolor de la eliminación pero perder ante Holanda de la forma que lo hicieron, hace que el mundial en este país, aun con el famoso “maracanazo”, haya sido el peor de la historia.

Muchísima gente en Brasil, quiere que este mundial sea un parteaguas en el tema económico y político. La corona quizá le hubiera dado a Dilma el pretexto para el escandaloso gasto en estadios e instalaciones que cobijaron una corrupción sin precedentes. No lo logró y quizá, ni la reelección.

 

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