Merecido

11.7.14

     La gran final está en puerta y el domingo próximo el estadio “Maracaná” de Río de Janeiro lucirá sus mejores galas para recibir a los representativos de Alemania y Argentina, en pos de la gloria y de llevarse a sus vitrinas el codiciado trofeo de la FIFA.

El enfrentamiento tiene tintes que se pueden analizar desde ángulos que nada tienen que ver con el futbol y que quiero compartir con ustedes, amigos queridos.

Por ejemplo, ambos países son dirigidos, desde el punto de vista político, por mujeres. La fémina más influyente del mundo moderno, gracias a quién la economía del orbe mantiene su equilibrio y que si la vieras en un restaurante como mesera bien le podrías pedir unos hot-cakes, doña Ángela Merkel, tiene las riendas del poder en Alemania.

En el país sudamericano es Cristina Kirchner, heredera del poder por la vía del matrimonio, como si fuera la realeza, es la encargada de presidir a una nación tremendamente politizada y amante del balompié.

Los dos últimos Papas, que en un hecho inédito viven, también estarán representados en la gran final. Joseph Ratzinger, sumo pontífice en retiro y el actual heredero de San Pedro, Francisco, argentino y seguidor de San Lorenzo de Almagro.

El precio en la reventa se ha disparado, fundamentalmente, porque muchísimos brasileños compraron boleto para ver a su equipo en la final y como el equipo de “Felipao” resultó una murga, pues ya no tienen ganas de ir y pusieron a la disposición del mundo sus boletos.

Los precios fluctúan entre los 5 mil y los 20 mil dólares. Imagine usted pagar, en el caso de ser rico y poderoso, entrarle con 260 mil pesos para ver el partido grande del mundial. Yo la neta, preferiría mejor comprarme un coche, sobre todo si quiero multiplicarlo por dos, si quiero llevar a mi vieja o a un amigo.

El árbitro del partido será Nicola Rizzolli, juez italiano con las mejores credenciales. Seguramente hará un buen trabajo y une su nombre al de otros grandes jueces como Sergio Gonella, juez en la final de Argentina 78 entre Argentina y Holanda y Pierluigi Collina, nazareno en Corea 2002 entre Brasil y Alemania.

El público acá en Brasil, en forma sorprendente según mis cuentas, le va mayoritariamente a Argentina. Quizá el tema latino pero parecería que son enemigos futbolísticos. Hasta en eso ha sido un mundial raro.

 

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