Tu vida al alcance de un “click”

Guadalupe Lozano 

Computadora, celular, internet, redes sociales, blogs, tablets, Facebook, twitter… podría nombrar una infinidad de aparatos o sitios de internet con los que nos rodeamos día a día. No hay momento en el que no revisemos e-mails, chats, publiquemos y descarguemos videos, imágenes etc. Pero ¿estamos completamente informados acerca de lo que pasa detrás de las redes sociales y sitios web?

Cuando navegamos con nuestros teléfonos celulares o computadoras no sabemos que estos tienen establecido algo que se conoce como IP,  al usarlos estamos dejando un vestigio total de nuestra actividad de forma no voluntaria que se registra en la IP y se puede localizar a través de ella  e incluso desde cualquier otro ordenador.  A este vestigio se le conoce como “huella digital” que es, en pocas palabras, el rastro que dejamos en Internet. También existe lo que se conoce como “Internet Archive”, cuyo objetivo es guardar información privada de cualquier tipo de usuarios y no permite remover fácilmente su contenido ya que su índice es enorme.

Hoy en día están muy de moda entre los jóvenes diferentes redes sociales en las que ellos tienen la confianza de que todo lo que suben solo puede ser visto por los usuarios que ellos aceptan o conocen, pero no debemos estar muy seguros de eso. Dos ejemplo de apps o redes sociales muy famosas entre los jóvenes son:

Instagram: publicación de imágenes y videos a los cuales cualquier persona tiene acceso. Estas imágenes se vuelven propiedad de la misma aplicación por lo que Instagram tiene acceso a ellas y tiene la capacidad de hacer lo que sea con cualquier foto subida en los perfiles.

Snapchat: aplicación que permite el envío de imágenes conocidas como “selfies” y videos de corta duración. Ambos pueden tener una duración máxima de 10 segundos para ser mostrados, así ya no puedan ser vistos de nuevo, se autodestruyen. Lo que los adolescentes no saben es que esas imágenes sí son almacenadas dentro de la aplicación, aunque no podamos acceder a ellas como usuarios, sólo se necesitan un par de horas para acceder a los registros del Smartphone y rescatar toda la información. Además algunos blogueros consideran que el principal motivo de la creación de éste app fue fomentar el sexting, acto de enviar mensajes o fotografías sexualmente explícitas, principalmente, por medio de teléfonos celulares. No está comprobado que este sea su principal motivo pero sí es algo a lo que los adolescentes están siendo expuestos a diario. El sexting es una práctica que es preocupación para muchos padres de familia y que debería preocupar también a los hijos, ya que para guardar una imagen enviada por este app sólo es necesario hacer una captura de pantalla o “sreenshot” con el smartphone antes de que esta desaparezca. Se está generando un mal uso de la aplicación por su capacidad para enviar contenido inapropiado y que este quede registrado sin que el menor lo sepa.

Lamentablemente la huella digital es imborrable. Un tip para ver o identificar nuestra huella digital en Internet es escribiendo nuestro nombre o apellidos en el buscador de Google. Así podremos ver qué tanta información personal nuestra se muestra e incluso información sobre nuestros familiares y conocidos. Para ir disminuyendo nuestra huella digital yo recomendaría siempre leer las famosas políticas de privacidad y de protección de datos, así podrás saber cuáles son los derechos del sitio o app antes de registrarse y crear un perfil.  Al subir imágenes o videos, procurar siempre salir acompañado, al subir imágenes de nosotros solos hacemos que se facilite nuestra identificación. Configura tu cuenta de Facebook a “privado” en las opciones de Privacidad. También borra la etiqueta de todas las fotos donde estés etiquetado. Puedes utilizar la opción “Reportar/borrar etiqueta” o “Quiero borrar mi propia etiqueta” en el menú de opciones. Si tienes una cuenta, borra tu perfil de Google Blogger, Tumblr, WordPress o cualquier otra red social que utilices. Algo también muy importante es evitar dar cualquier tipo de información sobre nuestra ubicación. Dar información tan específica puede llegar a ser sumamente peligroso, no solo para ti sino también para tus familiares y amigos.

Hace un par de años tuve la oportunidad de viajar a Madrid, España, para asistir a las Jornada Mundial de la Juventud, con el Papa Benedicto XVI. Para mí fue una experiencia maravillosa e inolvidable. Recuerdo que la primera vez que vi a Su Santidad pasar a aproximadamente dos metros de distancia de mí, fue tal la emoción y el sentimiento que no pude contener las lágrimas y me solté a llorar. Ese momento no solo fue el ideal para mí, sino también para un fotógrafo madrileño que andaba en busca de la portada para el diario de Madrid del siguiente día. Este hombre capturó el momento preciso en el que yo explotaba de la emoción. Claro que esa foto yo no la conocí sino hasta al día siguiente. Iba entrando a un restaurante y un hombre de avanzada edad se acercó a preguntarme que si había ido a ver al Papa, yo le conteste que sí y el me enseñó una sección del periódico de Madrid en la que salía aquella foto. Yo estaba sorprendida, pero eso no fue todo. Esa foto también salió en la famosísima revista HOLA, en un libro sobre la JMJ y recorrió todo el Internet. El tiempo pasó y unos meses después amigos míos me enviaban la misma imagen pero ahora convertida a lo que se conoce como “meme”. Que son imágenes adaptadas para hacer burlas a políticos, famosos, etc. Comúnmente son publicadas en Facebook o Twitter y ahí fue donde todos encontraron la mía. Esa foto nunca estuvo en mis manos y jamás podre eliminarla de Internet. Fue tomada por un fotógrafo de Madrid y publicada involuntariamente; ahora imagina lo que se puede llegar a hacer con las imágenes e información que nosotros mismos estamos publicando.

No esperes a que algo así te pase para reflexionar y hacer conciencia, a lo mejor no podemos retroceder el tiempo y eliminarlo todo, pero sÍ podemos detenerlo y no hacer nuestra huella digital más grande. Cada persona va formando su propia huella, ya sea subiendo imágenes a las redes sociales o incluso creando perfiles en diferentes sitios web. El riesgo de sobrepasar el límite de información personal transmitida por internet está en nuestras manos; su gravedad aumenta al paso que nosotros lo permitimos. Si algo deberíamos entender de una vez es que Internet no olvida. La única manera de borrar algo es no compartirlo en primer lugar. No dejes que con solo un “click” alguien pueda derrumbar tu vida.

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