Las historias de Francisco

En una ocasión me tocó visitar a un par de señoras en Dos Torres, muy cerca de Fuente Obejuna (que dio nombre a la famosa obra Fuenteovejuna de Lope de Vega), ellas habían conocido a mis anfitriones en España los Bermejo en un viaje a Tierra Santa, y habían quedado de visitarse algún día. Fue una noche inolvidable donde aprendí mucho más y de manera distinta sobre la historia, cultura y tradiciones españolas mediante ese encuentro personal.

En una reciente entrevista al Papa Francisco le pidieron que hiciera un balance de su primer año al frente de la Iglesia y respondió: «Yo sólo hago balance cada 15 días, con mi confesor.» Por eso, y sabiendo que en los encuentros personales logra uno más conocimiento de las personas y de la realidad, intentaré comentar algunas de las historias que ha contado el Papa y que además de la gran impresión emotiva, me han dejado alguna enseñanza práctica y trascendente.

La oración es central en la vida y magisterio del Papa Argentino, así lo demostró al aceptar su ministerio petrino, y dirigirse por primera vez a los fieles en la plaza de San Pedro: “antes que el obispo bendiga al pueblo, os pido que vosotros recéis para el que Señor me bendiga.” La misma petición hizo el día que cumplió un año de pontífice mientras hacía sus ejercicios espirituales de cuaresma, en twitter escribió: “Recen por mí.”

Sobre la oración de un padre de familia por sus hijos me ha llevado a las lágrimas la historia que contó para explicar cómo existen los milagros a través de la oración valiente y humilde. Un padre de familia que fue a un santuario distante 70 kilómetros de su casa a pedir por la salud de su hija:

«llegó ahí pasadas las 9 de la noche, cuando todo estaba cerrado. Y comenzó a rezar a la Virgen, con las manos aferradas a la reja de fierro. Y rezaba, y rezaba, y lloraba, y rezaba … y así, permaneció toda la noche. Pero este hombre luchaba: luchaba con Dios, luchaba junto a Dios por la sanación de su hija».

Al regresar a su casa a la mañana siguiente, la niña había sanado. ¿Cómo no pensar en las historias de Jesús sanando a la hija de Jairo (Mc 5, 21-43), o a la hija endemoniada de la mujer extranjera 
(Mt 15, 21-28, Mc 7, 24-30)?

También me movió profundamente cuando fue a Lampedusa, una isla al sur de Italia a donde llegan miles de refugiados inmigrantes africanos a Europa, principalmente musulmanes, quizá me impresionó por haber nacido y vivido en una frontera y conocer de muchas maneras el drama de la migración, sin embargo el gesto del Papa sirvió además para plantearnos como la cultura del bienestar nos hace insensibles al grito de los otros, y nos lleva a la globalización de la indiferencia.

Otra historia importante de nuestro pastor muestra la manera cómo los cristianos debemos involucrarnos en el diálogo que se hace necesario cotidianamente al vivir en una sociedad plural, que con tanta abundancia de información a veces no puede oír ni ver el mensaje del Evangelio. Un intelectual y periodista ateo escribió un editorial donde planteaba que le gustaría discutir algunas cuestiones con el Papa, días después el sucesor de Pedro le llamó por teléfono personalmente para ponerse de acuerdo para tener tal conversación.

También es impresionante la historia del crucifijo que porta el Obispo de Roma y que le ayuda a hacer oración contra los malos pensamientos y a pedir la misericordia de Dios. En el sepelio de un sacerdote misericordioso que era un gran confesor, el Papa decide ir a comprarle flores y adornar el ataúd y nos cuenta:

“Volví y comencé a preparar bien el ataúd, con flores. Y vi el rosario que tenía en la mano… y de pronto se me vino a la mente – ¿ese ladrón que todos tenemos dentro, no? – y mientras acomodaba las flores tomé la cruz del rosario, y con un poco de fuerza logré arrebatarla. En ese momento la he guardado y he dicho ‘dame la mitad de tu misericordia’. ¡He sentido una cosa fuerte que me dio el coraje de hacer esto y de hacer esta oración!”

Pedir la misericordia, creer en la misericordia, vivir la misericordia de Dios, abrirnos al diálogo con quien no piensa o cree igual que nosotros. Ojalá que estas historias del Papa Francisco nos motiven a múltiples encuentros personales para llevar la misericordia de Dios a muchos lugares y personas donde hoy no está y hace falta.

 


Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez

Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.

Mexicano, católico, autor entre otros textos de «El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe»

Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).

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