Un malentendido linguístico llevó a al futuro Papa Juan Pablo II y al Cardenal Casariego de Guatemala a bromear y compartir una sonrisa. Conoce la historia aquí.
En el segundo Cónclave de 1978, los Cardenales se encontraban retiras en oración para decidir, por iluminación del Espíritu Santo, quién debía ser el nuevo Papa. Ya habían pasado varias votaciones y todavía no había un elegido.
Entre los electores comenzaba a oírse el nombre del jóven arzobispo de Cracovia, teólogo, poeta y deportista. Su nombre era Karol Wojtyla. Algunoas Cardenales comenzaron a pensar que él podría ser un buen candidato para el Pontificado.
Una ocasión, se encontraba el jóven Cardenal Wojtyla orando frente a un crucifijo. De pronto llegó el Cardenal Casariego y Acevedo, arzobispo de Guatemala para hablar con aquél jóven cardenal. El Arzobispo de Guatemala no sabía con quién estaba hablando, pues Wojyla estaba de espaldas y parecía cualquier otro cardenal. Entonces Casariego se le acercó y le dijo al óido que le recomendaba votar por «Bottiglia».Es decir, el Cardenal Guatemalteco intentó decir en italiano que votara por Wojtyla, pero como Casariego no dominaba aquella lengua ni sabía pronunciar los apellidos polacos lo único que pudo decir de manera aproximada al apellido «Wojtyla» fue «Bottiglia», que es «botella» en italiano. «Eminencia, le dijo al jóven cardenal, le recomiendo votar por «Bottiglia».
Pronto se eligió como Papa al jóven Cardenal de Cracovia, Karol Wojtyla, que decidió tomar el nombre de Juan Pablo II. Cuando el Cardenal Casariego se le acercó para presentarle sus respetos el Papa polaco recordó su breve encuentro poco tiempo atrás y le dijo bromeando con una sonrisa: «Te compro una caja completa de botellas (Bottiglia) con tal de que a mí no me llames «botella», sino Wojtyla». Ambos personajes rieron por el malentendido linguístico que terminó siendo una anécdota memorable.
