Del bajo aprecio de sí mismo

….1.Todos los hombres, naturalmente, desean saber; mas ¿qué aprovecha la ciencia, sin el temor de Dios? Por cierto, mejor es el rústico humilde que a Dios sirve, que el soberbio filósofo que, dejando de conocerse, considera el curso del cielo. El que bien se conoce, tienese por vil, y no se deleita en alabanzas humanas. Si yo supiera cuanto hay en el mundo y no estubiera en caridad, ¿Que me aprovecharia delante de Dios, que me juzgará según mis obras?

…..2. No tengas deseo demasiado de saber, porque en ello se halla grande estorbo y engaño. Los letrados gustan de ser vistos y tenidos por tales. Muchas cosas hay que, el saberlas, poco o nada aprovecha al alma; y muy loco es el que en otras cosas entiende, sino en las que tocan a la salvación. Las muchas palabras no hartan el alma; mas la buena vida le da refrigerio, y la pura, conciencia causa gran confianza en Dios.

…..3. Cuanto más y mejor entiendes, tanto más gravemente serás juzgado si no vivieres santamente. Por eso no te ensalces por alguna de las artes o ciencias; mas teme del conocimiento que de ella se te ha dado. Si te parece que sabes mucho y entiendes muy bien, ten por cierto que es mucho más lo que ignoras. No quieras saber cosas altas (Ron., 11, 21); mas confiesa tu ignorancia. ¿Por qué te quieres tener en más que otro, hallándose muchos más doctos y sabios en la Ley que tú? Si quieres saber y aprender algo provechosamente, desea que no te conozcan ni te estimen.

…..4. EI verdadero conocimiento y desprecio de sí mismo es altísima y doctísima lección. Gran sabiduría y perfección es sentir siempre bien y grandes cosas de otros, y tenerse y reputarse en nada. Si vieres a alguno pecar públicamente o cometer culpas graves, no te debes juzgar por mejor, porque no sabes cuánto podrás perseverar en el bien. Todos somos flacos; mas tú a nadie tengas por más flaco que a ti.

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2 comentarios

  1. Que bellas palabras y tan ciertas… es una invitación a dedicarle más tiempo a conocernos interiormente para con sinceridad evaluar nuestros defectos para eliminarlos y nuestras posibles virtudes para cultivarlas…
    Reconozco que yo solo no puedo sin la ayuda del Señor; para ello necesito desconectarme del mundo exterior y pedirle a Dios me auxilie a reconocer mis defectos para intentar destruirlos con una firme voluntad y ser sincero conmigo mismo.
    Ayúdame Dios mío… soy obra de tus manos y así quiero permanecer…
    Amén…

  2. El aceptar, como Sócrates, que no sé nada, nos dispone la conciencia a ser receptivos a la palabra de Dios a través de su hijo Jesucristo.
    Dejémonos guiar por Él abandonándonos en sus manos para hacer Su voluntad y no la nuestra…. Amen.

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