Ser prudentes: la mejor opción para frenar las discusiones

Uno de los más grandes problemas de muchas parejas es estar en una constante polémica sobre lo que sucedió, por eso ser prudentes es la mejor opción.

Las discusiones pueden llegar a extremos mayores cuando no son prudentes, por el simple hecho de que ninguno da su brazo a torcer y se quiere ganar el debate a como dé lugar y tener la razón.

Desde tiempos muy remotos se ha desarrollado el remedio más eficaz de todos para superar  estos roces tan humanos. Y se llama prudencia, que es muy valiosa y que ha llegado a ser tan importante que tiene el rango de virtud. Es decir, es un regalo que nos hace el Espíritu Santo para que seamos capaces de vivir de mejor manera y doblegar nuestro orgullo.

La prudencia es la capacidad para discernir entre lo que está bien y lo que está mal; saber distinguir lo que nos hace ser mejores personas de aquello que nos daña y afecta -en pocas palabras- lo que nos conviene o no. Es una sabiduría práctica para tomar las mejores decisiones, día a día, y poder actuar de manera correcta acorde a las circunstancias.

Además, al desarrollar esta virtud, nos va guiando para que seamos capaces de desarrollar  las demás, como la templanza, la fortaleza y el sentido de la justicia.

¿Por qué ser prudente?

Ser prudente nos da la capacidad de ser objetivos y considerar las diferentes perspectivas con más exactitud y tomar la mejor opción de todas. Así, vamos adquiriendo mayor fortaleza para ir afrontando las dificultades y retos con calma, paciencia y firmeza para resolver las cosas, sin caer en el conflicto o la desesperación.

Si logras ser más prudente en tu relación, serás capaz de ser tolerante con los defectos y las equivocaciones de tu pareja, ya no tendrás la necesidad de querer corregir o de ejercer un control sobre su persona, para centrarte más bien en corregir tus propios errores.

Beneficios de la prudencia

La prudencia nos ayuda a ser reflexivos, críticos, a ser responsables de nuestras acciones y a acercarnos de manera amable a los demás.

Cultivar la prudencia es un ejercicio que implica la constancia y, por supuesto, conlleva un esfuerzo y una dedicación, pero que sin duda alguna, nos va a dar muchos frutos para una vida plena.

Aquí algunas recomendaciones que nos ayudan a ser más prudente:

1 EVITAR TENER REACCIONES IMPULSIVAS

En especial cuando estés en momentos de tensión o te sientas herido, acusado, juzgado u ofendido, porque todo lo que salga de ti irá por el camino del enojo, el desquite y la venganza, por lo que es muy posible que no sea nada bueno.

2 CONSIDERA QUE TODOS PENSAMOS DISTINTO

Tu pareja no tiene que pensar igual a ti, lo prudente es sumar, agregar, incluir, integrar la opinión y su punto de vista; en vez de confrontar, discutir o tratar de imponer. Escucha con atención y busca una solución que beneficie a ambos.

3 LA PRUDENCIA TE INCLINA A QUE VEAS LAS CONSECUENCIAS

Podrás reconocer lo que haces de manera negativa y eso te hará darte cuenta del daño que te puedes estar haciendo; esto incluye lo que le puedan afectar a tus hijos y demás familiares y amigos.

4 CONVERSACIONES SANAS

Ser prudente es elegir el momento y el lugar adecuado para hablar de una manera sana y propositiva.

5 EMPATÍA

Se trata de ganar, de tener empatía y de encontrar soluciones creativas con beneficio para todos. Es creer en el verdadero Amor y mantener vivo ese compromiso de fe en la relación que tienen ambos.

Por Guillermo Dellamary 
es.aleteia.org

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