Se hace el silencio entre todos; tienen que asimilar la nueva luz, pues aunque ya la vivieran, no dejaba de ser algo muy nuevo y exigente.
"Entonces le presentaron unos niños para que les impusiera las manos y orase; pero los discípulos les reñían. Ante esto, Jesús dijo: Dejad a los niños y no les impidáis que vengan a mí, porque de éstos es el Reino de los Cielos. Y después de imponerles las manos, se marchó de allí"(Mt). Esta era la respuesta a sus inquietudes: fiarse de Dios como el niño de su Padre, ser sencillos, guardar esa bendita inocencia de los comienzos, no mancharse con los pecados de la vida adulta, amar lo pequeño. En esa alma puede residir Dios y crear un verdadero reino.
Reproducido con permiso del Autor,
Enrique Cases, Tres años con Jesús, Ediciones internacionales universitarias
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Mucha atención debemos darle a nuestros niños, es la base para que sigamos adelante en nuestra Iglesia debemos acercarlos a nuestro Señor para que sean buenos católicos y buenos ciudadanos yo considero que los niños y jóvenes están sedientos de nuestro Señor y no se dan cuenta si no es por nosotros. gracias.