Las bienaventuranzas responden al deseo natural de felicidad. Este deseo es de origen divino: Dios lo ha puesto en el corazón del hombre a fin de atraerlo hacia El, el único que lo puede satisfacer.
Nos enseñan el fin último al que Dios nos llama: el Reino, la visión de Dios, la participación en la naturaleza divina, la vida eterna, la filiación, el descanso en Dios. También nos colocan ante opciones decisivas con respecto a los bienes terrenos; purifican nuestro corazón para enseñarnos a amar a Dios sobre todas las cosas.
• Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
• Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
• Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
• Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
• Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
• Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
• Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
• Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
• Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
• Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos.
[1] Cf. CEC, 1716; 1718; 1726; cf. Mateo 5,3-12.
Muy hermosa publicación, me pasa que cuando leo este capítulo de Mateo me vienen cuatro posibles maneras de entender las bienaventuranzas, seguramente habrá más pero les dejo estás, que concuerdan con lo que expusieron en la publicación:
(1) Son un código de ética para los discípulos y norma de conducta para todos los creyentes.
(2) Contrastan los valores del Reino (lo que es eterno) con los valores mundanos (lo que es temporal).
(3) Contrastan la «fe» superficial de los fariseos con la fe verdadera que Cristo quiere.
(4) Muestran que las expectativas del Antiguo Testamento se verían cumplidas en el Reino nuevo.
Estas Bienaventuranzas no pueden ser tomadas selectivamente.
Uno no escoge lo que quiere y deja el resto, sino que deben tomarse como un todo.
Describen lo que debemos ser como seguidores de Cristo.
Muchas gracias, Dios les bendiga.