¿Papa Francisco vs Magisterio de la Iglesia?

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El 19 de enero de 2015, durante el vuelo de retorno de Filipinas a Roma, el Papa Francisco concedió la habitual rueda de prensa a periodistas de todo el mundo y fue consultado sobre la posición de la Iglesia acerca del número de hijos que debe tener una familia.

La pregunta, hecha por un periodista del grupo alemán, fue la siguiente:

“Usted ha hablado de muchos niños en las Filipinas, de su alegría, que hay muchos. Según los sondeos, la mayoría de la población filipina cree que el aumento de los filipinos es una de las razones más importantes de la gran pobreza en el país. En promedio, una mujer filipina da a luz tres niños en su vida, y la posición católica en relación a la contracepción parece ser unas de las cuestiones por el que mucha gente en Filipinas no está de acuerdo con la Iglesia, ¿qué piensa sobre esto?”

La respuesta del Papa fue la siguiente:

“Pienso que el número de tres (niños) por familia que has mencionado es el que los expertos dicen que es importante para mantener la población. Tres por pareja. Cuando esto disminuye, ocurre el otro extremo, como está sucediendo en Italia. He escuchado, no sé si es verdad, que en el 2024 no habrá dinero para pagar las a los jubilados (debido a) la caída de la población.

Por tanto, la palabra clave, para darle una respuesta, y una que la Iglesia siempre usa todo el tiempo, y yo también, es la paternidad responsable. ¿Cómo se hace esto? Con el diálogo. Cada persona, con su pastor, busca cómo realizar esta paternidad responsable.

El ejemplo que mencioné hace poco antes sobre la mujer que está esperando su octavo (hijo) y ya tenía siete que han nacido por cesárea. Esto es una irresponsabilidad. (Esa mujer puede decir) ‘no, yo confío en Dios’, pero Dios te da métodos para ser responsable. Algunos creen que, disculpen la palabra, eh, que para ser buenos católicos tenemos que ser como conejos. No. Paternidad responsable. Esto es claro y por esto en la Iglesia hay grupos matrimoniales, hay expertos en esta materia, hay pastores, uno puede buscar y sé que hay muchas, muchas maneras que son lícitas y que han ayudado. Has hecho bien en preguntármelo.

Y otra cosa en relación con esto es que para la gente más pobre, un niño es un tesoro. Es verdad que debes ser prudente aquí también, pero para ellos un niño es un tesoro. (Alguien diría) ‘Dios sabe cómo ayudarme’ y tal vez alguno de ellos no son prudentes, esto es cierto. Paternidad responsable, pero vamos también a mirar la generosidad del padre y la madre que ven un tesoro en cada niño”.

Mi reacción
Autora:
Tammy Reyes

Soy instructora de Método Billings y he visto el esfuerzo de muchísimas mujeres por llevar una vida coherente con su fe , por lo que también reaccioné llena de cólera cuando creí que nuestro queridísimo Papa Francisco nos había llamado » conejas» e inmediatamente me identifique, con la mujer de las 7 cesarías y su octavo embarazo me imagine lo difícil que debió ser para ella, cada uno de ellos, teniendo que soportar la presión social, la de su familia y para colmo el regaño de Papa que la acusaba de irresponsable y tentar a Dios.

¿Con qué derecho –le dije a mi confesor el viernes–, el Papa la «regaña»? ¿Por tratar de cumplir con la voluntad de Dios?

Con el derecho –me contestó el Padre– de que ella se acercó a él para comentárselo, porque seguramente se encontraba en un conflicto espiritual y necesitaba un consejo para discernir la voluntad de Dios en su vida. Cualquier sacerdote con sentido común, ante el riesgo que implica tener 8 operaciones y la posibilidad de que pueda perder su vida y dejar huérfanos a 8 hijitos, le hubiera aconsejado lo mismo.

Prudencia –me siguió diciendo mi confesor–, ¿cuál es la solución en este caso?, no lo sé. Quizá ella no conoce que existen medios lícitos para espaciar el número de sus hijos y éste es el momento de que se informe y los utilice…, que se yo, cada caso es distinto, aquí lo que debes tu rescatar no es el regaño, sino que ella no está sola, que ningún hijo de la Iglesia esta solo con su vida, discerniendo a ciegas el proyecto de Dios, sino que contamos con toda una economía sacramental para orientarnos, fortalecernos y ayudarnos en nuestra toma de decisiones y en aquello también que puede no ser nuestra voluntad, pero sí la voluntad de Dios para con nosotros y lo sepamos recibir con amor y agradecimiento y no como un enorme peso que cae sobre nuestras espaldas.

Recuerda, me dijo mi confesor, que el Papa fue elegido por Espíritu Santo; Él lo guía. No te quedes en la superficialidad de las palabras, busca atrás de ellas, ve contextos y descubre la verdad que Dios nos revela a través de su Vicario. La verdad no peca pero incomoda.

Sin duda –reflexioné después de escuchar a mi confesor–, los sacramentos y en este caso el de la Confesión no solo tiene como objeto dispensarnos de nuestro enojo contra el Papa, sino que te da gracias para mirar con otros ojos.

Volví a releer nuevamente la entrevista que le hicieron al Papa en el avión de regreso de su viaje a Filipinas. Encontré las preguntas llenas de agudeza que le hacían y la sencillez y el desparpajo –casi ingenuo–, como si hablara «entre amigos», como nuestro Padre respondía, sin dejarse intimidar por la suspicacia de sus interrogadores y escuché sus palabras en otro tono, vi con gusto que nuestra Iglesia es Madre, no Madrastra, que no goza con llevar a los que le han sido encomendados hasta el límite donde ésta mujer no tenga más opción que morir pariendo, sino que esta ahí para ayudarla a discernir y fortalecer su buena fe.

Cuando el Papa Francisco dice “algunos creen que para ser buenos católicos, tenemos que ser como los conejos”, dijo una gran verdad, pues hay personas que no quieren profundizar en su fe o comprometerse más con ella porque piensan que eso los obligará a abandonarse como los conejos a las fuerzas de la Madre naturaleza que sin voluntad y libertad se multiplican. Como si la Iglesia al indicar que no se haga uso de anticonceptivos privara a sus fieles de cualquier tipo de elección o razonamiento y eso no es cierto. Yo misma lo pensé así cuando me iba a casar y me enteré en mis platicas prematrimoniales que en la misión de transmitir la vida, no podemos proceder arbitrariamente , sino que debemos conformar nuestra conducta a la intención creadora de Dios y me llené de espanto, me vi rodeada como de quince chiquillos llorando pidiéndome de comer y yo sin tener que darles. Sin embargo, también me enseñó que Dios ha dispuesto con sabiduría leyes y ritmos naturales de fecundidad que por sí mismos distancian los nacimientos y que si existen serios motivos derivados de las condiciones físicas o psicológicas de los cónyuges o incluso de circunstancias exteriores es lícito hacer uso de ellos.

El Papa menciona reiteradamente el concepto de paternidad responsable y dentro del léxico del Magisterio de la Iglesia no tiene que ver con el concepto de muchos o pocos. La encíclica Humane Vitae de Paulo VI dice que tiene que ver con tres aspectos:

  1. a) en relación a los procesos biológicos: tenemos el compromiso de conocer y respetar las leyes biológicas que intervienen en el poder de dar vida
  2. b) en relación con la tendencia del Instinto y de las pasiones: es necesario que queden sujetas a la razón y a la voluntad
  3. c) en relación con las condiciones físicas, económicas, psicológicas y sociales la paternidad Responsable se pone en práctica:

– ya sea con la deliberación ponderada y generosa de tener una familia numerosa

– ya sea por la decisión, tomada por graves motivos y en el respeto de la ley moral de evitar un nuevo nacimiento por algún tiempo o tiempo indefinido.

Por lo que cuando el Papa Francisco habla de que no es sinónimo de “buen católico ser como conejos”, nos pone en alerta sobre la gran responsabilidad de la paternidad, que va mucho más allá que «engendrar» muchos o pocos.

Para ser un buen católico hay que amar a semejanza de Dios padre con singularidad a cada uno de nuestros hijos, que cada hijo sea bienvenido, que cada hijo sea para su Padre único, que cada hijo sea recibido como un proyecto de Dios único e irrepetible, pues “no podemos tener hijos en serie”, como si todos fueran iguales, sin distinguir uno de otro, sin apreciar la grandeza de cada uno.

Por último, el Papa nunca mencionó el tres como el número de hijos ideales. Dijo que eso es lo que el cálculo mundano estima como óptimo, para el recambio poblacional y mencionó países en donde será difícil pues no quieren tener más hijos. Dijo el Papa que él, al igual que la Iglesia, reitera que la única respuesta está en el concepto de “paternidad responsable”, donde muchos o pocos solo podrá ser bueno o malo no por el número sino según su generosidad o sus graves motivos. Como a veces no es fácil saberlo, es lógico pedir ayuda y orientación a los pastores, al confesor, quien podrá ayudarnos a tomar una decisión que siempre será propia. Nos pueden ayudar, –no suplir–para vincular nuestras acciones al orden moral objetivo establecido por Dios, cuyo fiel interprete es la recta conciencia.

Por Tammy Reyes

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