Sectas: Entrevistas

Conversando con Miguel Pastorinouruguayo, el director del Servicio para el Estudio y Asesoramiento sobre Sectas y Nuevos Movimientos Religiosos del Uruguay (SEAS). Además, se dedica a la docencia de varias disciplinas religiosas, y es miembro de la Comisión Nacional de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la Conferencia Episcopal de Uruguay.

¿Cuál es la labor del Servicio para el Estudio y Asesoramiento sobre Sectas y Nuevos Movimientos Religiosos que usted dirige en Uruguay?

-Miguel A. Pastorino. El SEAS es una institución laica, abocada a la investigación interdisciplinaria, estudio y asesoramiento profesional sobre el fenómeno religioso en su globalidad y del sectarismo en particular. Se creó en el año 2000 y es el único foro en nuestro país donde existen profesionales de distintos ámbitos académicos (psicología, teología, sociología, educación, etc.) especializándose en el tema.

Por el momento sólo brindamos cursos sobre diversas temáticas en torno a los fenómenos religiosos y especialmente sectas y nuevos movimientos religiosos, así como también asesoramiento a familiares y amigos de personas afectadas, Universidades, Iglesias cristianas, Colegios, etc.

Si bien SEAS no es un organismo confesional, la mayor parte del trabajo es el asesoramiento a instituciones católicas, particularmente a la Comisión Nacional de Ecumenismo de la Conferencia Episcopal Uruguaya y a la Vicaría de Educación y Cultura de la archidiócesis de Montevideo.

¿Cuál es la realidad del Uruguay en torno a los fenómenos religiosos?

-Miguel A. Pastorino. Uruguay tiene una realidad religiosa muy particular, porque si bien hoy en día no se diferencia de cualquier país del mundo en lo que a ofertas religiosas se refiere, y proliferan todas las sectas conocidas en el mundo hispano, tiene una tradición muy fuerte de laicismo y secularismo única en América.

La separación de la Iglesia y el Estado hace más de 100 años, ya era el final de un gran conflicto de talante anticlerical, lo cual ha marcado profundamente la cultura uruguaya -a diferencia del resto de los países latinoamericanos-. Al ser un país constituido por descendientes de inmigrantes europeos, sin indígenas, se fue haciendo a molde de esquemas europeos –sobre todo franceses, españoles e italianos-, más allá de sus rasgos propios.

El laicismo militante incidió en que la educación pública uruguaya haya desterrado no sólo la religión confesional, sino todo vestigio de lo religioso del ámbito público desde 1917.

La religión siempre fue algo privado y mal visto en el espacio público. Recién hace algunos años existen profesionales de la historia, antropología y sociología abocados a investigar los fenómenos religiosos. Aquí no existen cátedras de historia de las religiones, ni fenomenología de la religión, salvo en las Universidades Católicas.

Un profesional o universitario uruguayo puede ser un técnico brillante para competir en el primer mundo en muchas áreas del conocimiento, pero en materia de religiones no conoce lo mínimo indispensable. Y este factor lo hace más ingenuo y permeable a toda clase de propuestas irracionales como las propugnadas por el movimiento de la Nueva Era y a la proliferación de cultos alternativos.

En los años 80 algunos expertos hablaban de un éxodo masivo de católicos latinoamericanos a las sectas, llegando a cifrar el abandono en 400 creyentes por hora. ¿Es una realidad que continúa hoy?

-Miguel A. Pastorino. Por supuesto que este “pasaje” de católicos continúa hoy. No solamente hay un éxodo hacia las distintas propuestas gnósticas y esotéricas, cultos afroamericanos, sectas paracristianas, espiritismo, y sectas platillistas; sino que también hay un vuelco silencioso hacia la indiferencia religiosa, producto de la avanzada secularización en las grandes ciudades.

El movimiento pentecostal es el que mayor crecimiento ha experimentado, y no hay nada que indique un estancamiento, más bien parece seguir en aumento y en forma vertiginosa. Ya se habla de casi 150 millones de pentecostales en América Latina, sin contar los carismáticos de otras denominaciones históricas.

Y los especialistas afirman sin mucho titubeo sobre la “pentecostalización” de Latinoamérica. La revista “Concilium” en 1996 afirmaba que ya 400 millones de cristianos eran pentecostales (pero incluía a los carismáticos también).

Cuando Franz Damen hablaba de esa cifra que usted menciona, se estaban refiriendo en su mayoría a los grupos pentecostales, que en un tiempo los consideraban a todos “sectas fundamentalistas” y hoy hay diálogo ecuménico con muchos de ellos. Y no es fácil el desafío, ya que el amplio espectro pentecostal es muy complejo y hay muchas corrientes, desde Iglesias constituidas comprometidas con el ecumenismo y con la sociedad, hasta sectas peligrosas que atentan contra la integridad de las personas.

Por otra parte, hay un autoengaño católico con las cifras, donde el supuesto continente más “católico”, no lo es tanto. Ya que la Iglesia cuenta los números de los bautizados y se les escapa que la mayor parte de éstos no perseveran en el catolicismo, y se esta hablando ya entre analistas sociales de mayoría evangélica en América Latina. Ya en el 2000 se hablaba de un 26% de pentecostales en Chile, un 16% en Brasil, un 34% en Guatemala, y creo que hoy las cifran han superado esas estadísticas.

A nivel económico en Brasil el mercado evangélico mueve algo más de 1.000 millones de dólares anuales y genera unos dos millones de empleos. Según una investigación reciente desde 1960 los evangélicos también duplicaron su presencia porcentual en Paraguay, Venezuela, Panamá y Haití, triplicaron su proporción en Argentina, Nicaragua y República Dominicana y la cuadriplicaron en Brasil y Puerto Rico. En Colombia y Ecuador se sextuplicaron; y en Guatemala, se septuplicaron.

En Uruguay hay muchos cristianos nominales, porque el 54% afirma ser católico, sin embargo sólo el 2,3 % asiste a misa, y de los que asisten a misa no todos están comprometidos con la fe de la Iglesia y con su misión. En cambio cada pentecostal convertido es un militante en la fe y eso le declara a las Iglesias históricas una real desventaja.

Los evangélicos en Uruguay han subido a un 11%, y los Afrobrasileños a un 9%. Salvo por los movimientos eclesiales católicos (Renovación Carismática Católica, Neocatecumenales, Focolares, etc.) que son quienes experimentan un vigoroso crecimiento en América contrarrestando el avance de las sectas y se han transformado en una esperanza para el catolicismo, siendo fuente de vocaciones, laicos formados y comprometidos.

¿Cuáles son las principales causas de éste éxodo?

-Miguel A. Pastorino. Si bien hay muchísimas causas de orden externo a las Iglesias históricas, la mayoría de ellas de orden sociocultural, creo que una razón no menor es lo que Juan Pablo II llamó el “vacío pastoral”, es decir, la falta de atención espiritual comprometida y de sólida formación doctrinal por parte de la Iglesia católica, y también de las demás iglesias protestantes históricas que declinan en fieles de igual manera.

Luego del Concilio Vaticano II, la actividad pastoral ordinaria en nuestro contexto ha privilegiado los procesos personales y la dimensión social, descuidando dos aspectos fundamentales de la experiencia religiosa: la dimensión espiritual y la dimensión doctrinal, dejando así un lugar vacío para que proliferen respuestas “alternativas”.

Este descuido, junto a una evangelización superficial que hace poco hincapié en la identidad cristiana, termina diluyendo la identidad católica, reduciéndola a compromisos morales o prácticas sacramentales.

Mientras la Iglesia se amalgamó con la modernidad y su fe en la razón y el progreso, el mundo moderno se iba cayendo con todos sus mitos y dioses seculares. Entonces el hombre y la mujer de hoy cansados de las instituciones modernas, de la burocracia, de la razón y agotado de tantos proyectos utópicos, se lanzan en búsqueda de la experiencia, de la mística, de la espiritualidad emocionalista y no les interesan las “razones”, sino la “vivencia”, no les importa la “doctrina”, sino el “resultado”.

La pastoral se racionalizó hasta el cansancio, se modernizó y burocratizó demasiado. Y el hombre postmoderno deseoso de encontrarse con Dios sólo encontró ideologías, reuniones y planificaciones excesivas dentro de sus Iglesias, pero no experiencia interior, y esto lo ha llevado a buscar en otros pozos el “agua viva” que no encuentra allí donde debería abundar.

Al respecto Juan Pablo II decía en 1992: “…también puede suceder que los fieles no hallen en los agentes de pastoral aquel fuerte sentido de Dios que ellos deberían transmitir en sus vidas". Por ello me parece que la crisis de fe y espiritualidad en muchos sectores de las Iglesias históricas es una de las principales causas de éste éxodo masivo hacia las sectas, o hacia la indiferencia, pero no hacia la irreligiosidad.

El 81% de los uruguayos afirma creer en Dios, sin embargo la mayoría de las veces creen “a su manera” y la forma más común de vivir la fe es “a la carta”, o en palabras de Peter Berger: “creer sin pertenecer”. Como le decía, sólo un ínfimo porcentaje se encuentra en alguna confesión religiosa tradicional.

Si el éxito de las sectas en Occidente se debe –como se dice– a la acomodación de nuestra sociedad, riqueza, hastío de bienes materiales, etc., (lo que llevaría a una búsqueda de lo trascendente en esta religiosidad marginal); entonces, ¿por qué tanto éxito de estos grupos entre una población empobrecida como lo es gran parte de la latinoamericana?

-Miguel A. Pastorino. Si miramos la historia, siempre que ha habido crisis culturales, sociales y económicas importantes, se multiplicaron las sectas religiosas. Y es que cuando las civilizaciones se agotan y dejan de tener objetivos, se produce el cisma social y por ende el religioso.

El influjo de los nuevos movimientos religiosos y sectas en los países latinoamericanos varía según su contexto y su cultura, pero podríamos decir que en las clases medias y altas –que viven un estilo de vida similar al europeo- llegan con más fuerza los grupos de origen oriental, gnóstico y esotérico, sobre todo la literatura y cursos enrolados con la New Age.

Pero el hastío consumista, no necesariamente genera una búsqueda de lo trascendente, sino que en la mayoría de los casos simplemente buscan “experiencia interior”, reduciendo todo misterio sobrenatural a lo puramente inmanente, porque en la New Age no hay una alteridad que me reclame un imperativo ético, sino que hay una hipertrofia del yo, y no hay lugar para ninguna trascendencia que esté más allá del propio ego. Es el individuo el que mediante las “técnicas” aprendidas encontraría su propia superación espiritual.

En cambio los sectores más empobrecidos –que son la mayor parte de la población latinoamericana- son atendidos por pentecostales y afrobrasileños, no sólo porque los líderes de estos grupos viven la misma situación económica que sus fieles y tienen una mejor inculturación que las Iglesias históricas, sino porque responden a sus necesidades concretas e inmediatas, en un lenguaje llano, emotivo y popular.

En medio de una fuerte crisis sociocultural y económica se encuentra en este tipo de cultos un lugar para su promoción y realización como personas. Por ejemplo, en el pentecostalismo alguien que no tiene estudios secundarios, ni trabajo, puede en poco tiempo tener un rol protagónico dentro de una sociedad alternativa como es la comunidad pentecostal, y lo mismo sucede en los cultos afroamericanos. Le otorgan identidad, una familia alternativa, y “poderes” especiales, ya sean carismas extraordinarios en el caso pentecostal, o mediumnidad en los afrobrasileños.

Un elemento importante en algunos países son los cultos sincretistas procedentes de la cultura africana. ¿Son sectas? ¿Cuál es su situación actual?

-Miguel A. Pastorino. No son propiamente sectas, sino cultos sincretistas muy libres, y junto al pentecostalismo son los movimientos que más rápido crecen, alcanzando ya más de 2000 “terreiros” (templos) en todo el país. En Uruguay, sus representantes han entrado en bloque dentro de un partido político (de izquierda), y son conocidos por su capacidad mediática y su participación en la mayoría de los actos culturales de la capital.

Una de las fiestas que más gente atrae en las playas de la ciudad, es el 2 de febrero con la celebración de la orixá africana Iemanjá, que la gente confunde con Stella Maris (Virgen del Mar), por el sincretismo de dichos cultos. Cada año son más las personas que acuden a la playa a dejar sus ofrendas, aunque unos cuantos se dicen católicos al mismo tiempo.

Se caracterizan por un sincretismo entre las religiones africanas traídas por los esclavos, junto a elementos de la religiosidad popular católica del contexto, con elementos espiritistas, mágicos, animistas, y en algunos casos esotéricos. Están muy bien vistos por gran parte de la población, y brindan una importante ayuda social, ya que trabajan con los sectores menos favorecidos de la sociedad.

Por su propio sincretismo son muy abiertos al diálogo con otras religiones, pero sus postulados son opuestos a la doctrina cristiana y en muchos casos tienden al concordismo ingenuo, entendiendo diálogo interreligioso con relativismo. En su doctrina varían mucho de un terreiro a otro, pero hay –como en todo- desde personas muy serias que pelean por los derechos humanos y por su lugar en la sociedad, hasta verdaderos embaucadores dedicados a comercializar con la religión.

Los afrobrasileños colman las necesidades de la religiosidad popular desatendida, resignifican devociones y prácticas mágico-sacramentales. Pero la más importante causa de su crecimiento es el impulso que han tomado los movimientos y asociaciones culturales en búsqueda y defensa de las raíces afroamericanas. Sería algo similar a lo que sucede en Europa con el neopaganismo, como una especie de rastrear lo precristiano en la cultura.

El desafío para la Iglesia es la confusión de prácticas y creencias que se difunde en los sectores populares, además de algunos peligros psicológicos en muchas de sus prácticas cultuales como la supuesta incorporación de orixás (mediumnidad).

¿Cómo distinguir en Hispanoamérica, entre los grupos llamados cristianos, las iglesias de las sectas?

-Miguel A. Pastorino. En realidad el tema de los términos es un tanto complejo según el investigador y el área desde donde se lo aborde, si es teológica, sociológica, o psicológica. Es cierto que con la mayoría cristiana pentecostal y la variedad que este movimiento abarca, uno puede encontrar en su interior desde Iglesias muy serias hasta sectas peligrosas que terminan contradiciendo sus postulados pretendidamente cristianos.

La diferencia entre unas y otras no ha de mirarse desde la doctrina, lo cual no nos permitiría ver la complejidad del asunto, sino desde su hostilidad hacia las otras confesiones, su fobia al ecumenismo y la manipulación psicológica de sus fieles, junto a otros peligros comunes a otras sectas.

Pero todos estamos de acuerdo que hay dos que son declaradas como sectas peligrosas y además los mismos evangélicos no las consideran cristianas: La Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD) y Dios es Amor, ambas de origen brasileño. La IURD es el movimiento que más rápido crece en América Latina, y esta preocupando a todas las Iglesias, a los medios de comunicación, y a varios gobiernos por su escándalos permanentes en torno a la manipulación de los fieles y sus millonarias inversiones.

¿En qué se basa el avance fulgurante del pentecostalismo?

-Miguel A. Pastorino. Las estadísticas de la mayoría de los países latinoamericanos muestran desde el año 1998 hasta el presente un permanente crecimiento de pentecostales paralelamente a una baja constante en el número de católicos y evangélicos tradicionales. Ya el Consejo Mundial de Iglesias preveía en la década del 70 que la mayoría cristiana en el siglo XXI "iba a ser del tercer mundo y carismática-pentecostal". Cada año los medios de comunicación publican un informe sobre este crecimiento que en pocos años avanza a pasos de gigante. Los neopentecostales tienen cada vez más poder económico, político y social en América, lo cual resquebraja la tradicional geografía religiosa del continente y plantea no pocos desafíos al ecumenismo.

Contrario a lo que muchos piensan el pentecostalismo ya tiene facultades de teología, intelectuales, y muchos se han volcado a las teologías de la liberación, con un relevante compromiso profético y sociopolítico en la situación actual de pobreza.

Son muchas las posibles razones de este crecimiento explosivo, pero creo que además de las ya mencionadas, el neopentecostalismo otorga una visión del mundo sin fisuras, y una experiencia religiosa sin demasiadas mediaciones, sin burocracia, en un lenguaje accesible y emotivo. Pero para comprenderlo mejor hay que rastrear la teología y espiritualidad de este movimiento, donde cada creyente es un convertido fervoroso, que arde por convertir a otros, ya que de no hacerlo los demás se perderían eternamente, por lo cual no hay tiempo que perder. El entusiasmo por sentirse bautizados, consagrados a Cristo y "soldados del ejército de Dios para estos tiempos" les da una fuerza arrolladora que deja a más de un católico nominal mirándose al espejo como un mediocre. El pentecostal tiene una experiencia fundante de encuentro con Jesucristo que lo marca para toda la vida, y no arrastra una religiosidad tradicional, sino que todo está basado en el testimonio, la experiencia y la convicción que abarca a todas las dimensiones de su personalidad.

Existen ya iglesias autóctonas en países de Latinoamérica que han enviado sus misioneros a Europa a formar "células para evangelizar el continente descristianizado", y una iglesia neopentecostal uruguaya tiene anexos en Barcelona y Madrid.

El culto pentecostal es emotivo, todos participan y no hay ritos vacíos, todo es alegría, llanto, arrepentimiento, gozo, paz, intimidad… y todo ello en un clima familiar y de hermandad. Se vive como una vuelta a la Iglesia primitiva, al cristianismo original. Si uno quiere imaginarse como piensan y viven los pentecostales debería leerse el libro de los Hechos de los Apóstoles en forma literal y fundamentalista.

Pero por otra parte se observan no pocos elementos riesgosos desde el punto de vista psicológico, social y religioso en las prácticas y creencias de lo nuevos pentecostales, más bien de tipo fanático y fundamentalista. Creo salvando las distancias- que lo que es el Islam para Europa, es el pentecostalismo para América. Son cosmovisiones seguras en un mundo fragmentado e incierto. El pentecostalismo aparece como promesa de un cristianismo que resurge, sin embargo arrastra consigo no pocas ambigüedades y contradicciones que será preciso discernir.

¿Qué riesgos tienen los grupos pentecostales para los adeptos y sus familias?

-Miguel A. Pastorino. Dejando de lado a las Iglesias pentecostales más tradicionales, muchos de los nuevos grupos están llevando a la gente a una visión del mundo que afecta sus propias vidas. Temas como la "guerra espiritual" y las "teologías de la prosperidad" son ya conocidas por sus consecuencias negativas en la praxis cotidiana de la vida de las personas. El cambio hacia una "familia alternativa" en la secta, porque el resto estaría contaminado no es un tema nuevo para las sectas con mentalidad dualista.

El caso más peligroso es la Iglesia Universal del Reino de Dios, la cual está haciendo estragos en América, porque sus templos están desbordados de gente pobre, muchos de ellos dañados también psíquicamente y se aprovechan de la necesidad de las personas más débiles. Por citarle un ejemplo: hay personas que han entregado sus títulos de propiedad como diezmos porque ya no tenían dinero y han quedado en la calle, y el Dios de Macedo les pide "más y más para el Señor". Este grupo en particular utiliza técnicas de manipulación psicológica muy dañinas y el abuso de su poder económico y político no es tampoco un problema menor.

Por otra parte la Iglesia Universal y otros pentecostales están en declarada "guerra santa" contra los cultos afrobrasileños. Aquí en Uruguay son repetidas las demandas de unos hacia otros y los ataques televisivos. Comienza una batalla no solo en "el plano espiritual", sino que ambos buscan poder político para combatir al otro o defenderse. Y son los pobres fieles empujados al combate con el "enemigo" en tono fundamentalista, los que se ven acorralados en situaciones complejas con la ley. Sin duda que en esta guerra los que siempre pierden son los afroumbandistas, gracias al poder económico y político de esta secta.

Existen también muchos grupos de corte New Age, como la "Metafísica Cristiana" de corte esotérico cuyas prácticas dejan graves secuelas psicológicas en sus adeptos y es el movimiento que más se extiende entre católicos. Todas las semanas hay un gurú distinto en la capital y decenas de seminarios de superación espiritual que son un problema de salud pública no analizado y que nos está dejando secuelas psicosociales para el futuro de nuestra gente. Es aquí donde vemos mayor peligro desde el punto de vista psicológico.

A nivel estatal, ¿cuál es la situación legal de todos estos movimientos? Los gobiernos, ¿los apoyan, los vigilan, los promueven…?

-Miguel A. Pastorino. No tengo conocimiento del tema en el resto de los países de América Latina, salvo que en Chile y Argentina hay un mejor control. En cambio, en Uruguay el tema de las sectas es reducido a una polémica religiosa, una pugna doctrinal y nada más. La tradición fuertemente laicista no ve en esto un problema social. No existen leyes en el asunto, y nuestra legislación es muy apropiada para que bajo el amparo de la libertad de cultos se violen otras libertades, difíciles de demostrar.

Tampoco hay control, ya que por la tradición estatal aconfesional no hay un registro como el Argentino, ni siquiera para tener una mínima idea de cuántas hay. Unas se registran como Asociaciones Culturales, otras como centros terapéuticos y otras ni siquiera están registradas, lo cual hace difícil cualquier tipo de control. Tenemos una larga historia de personas terriblemente afectadas por las sectas, pero no hay antecedentes legales en el asunto. Es todo un camino por recorrer.

¿Qué respuesta ofrece la Iglesia a nivel institucional a este problema?

-Miguel A. Pastorino. En Uruguay recién se está comenzando porque en realidad no hay todavía conciencia de la magnitud del fenómeno. En las estructuras pastorales no existe nada todavía. En este año hemos tenido la mayor demanda de cursos, conferencias, talleres, seminarios y asesoramiento técnico; lo cual nos indica que se está empezando a ver la problemática y a buscar respuestas.

Es necesario formar especialistas en el tema desde diversas disciplinas, creo que la Fundación SPES de Argentina fue la pionera en estos temas y la Iglesia latinoamericana debería imitar ese intento en cada país. No debemos olvidar que los documentos del Episcopado Latinoamericano (CELAM) ya han dado importantes lineamientos y orientaciones al respecto, que si se cumplieran estaríamos haciendo mucho. Estos documentos han sido muy lúcidos en el tema y a tiempo (Puebla 1978 y Santo Domingo 1992).

¿Qué retos plantean las sectas a los creyentes latinoamericanos?

-Miguel A. Pastorino. Creo que los creyentes hemos de mirar el tema como un desafío a nuestra fe, y a nuestra manera de vivirla, celebrarla y llevarla a la práctica. El fenómeno de las sectas plantea muchos desafíos, pero sin duda alguna plantea una conversión ad intra. Es urgente en términos pentecostales "un avivamiento" espiritual y pastoral en el interior de la Iglesia, so pena de seguir palideciendo el rostro que debería reflejar a Cristo.

El primer informe Vaticano sobre New Age afirma: "…una invitación a encontrarse con Jesucristo,… tendrá más peso si se ve que quien la realiza es alguien que ha sido profundamente tocado por su propio encuentro con Jesús; porque lo hace no uno que simplemente ha oído hablar de Él, sino alguien que está seguro de "que Él es realmente el salvador del mundo (Jn. 4,42)".

No es cuestión de copiar a las sectas, ni de consentir una espiritualidad sensiblera y emocionalista, sino de volver a la auténtica fuente: Jesucristo, en toda su verdad y sin recortes ni reduccionismos ideológicos conservadores o progresistas. Es urgente leer la sed de Dios de nuestra gente y dar respuestas eficaces. No es cuestión de métodos, es cuestión de testimonio, es cuestión de ver en los católicos el ardor de Jesucristo, de cristianos que vivan la pasión por el pobre, por el que sufre, y no se queden en discursos morales, de cristianos que irradien el amor de Dios y el gozo de anunciar sus maravillas. Sólo así los jóvenes podrán ver un cristianismo para ellos, que los mueva a soñar, a ser auténticos, a vivir con un Dios vivo y verdadero. Sólo así encontrarán un Dios que los arranque de un mundo cerrado en el consumo, el inmediatismo y la superficialidad que congela tantos corazones.

Una tarea como esta nos exige mucha humildad y apertura a un Dios que no se cansa de insistirnos en la primacía de su gracia, de su amor y de su Palabra que no pasa de moda. Si hay una crisis en la Iglesia, esa es una crisis de espiritualidad, de fe y fidelidad y he ahí donde hemos de renovarnos volviendo a la fuente, para no salir a buscar otros pozos donde nos vendan caricaturas de la verdadera experiencia de Dios. El desafío es el de siempre, el de todos los días, volver el corazón a Dios.

VERITAS

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Un comentario

  1. El artículo me parece serio. Estoy de acuerdo. soy cristiana evangélica pero reconozco que se ha jugado mucho manipulando a la gente y lucrando con su fe.

  2. El artículo me parece serio. Estoy de acuerdo. soy cristiana evangélica pero reconozco que se ha jugado mucho manipulando a la gente y lucrando con su fe.

  3. El artículo me parece serio. Estoy de acuerdo. soy cristiana evangélica pero reconozco que se ha jugado mucho manipulando a la gente y lucrando con su fe.

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