No matarás | Quinto Mandamiento

No matarás

Este mandamiento ordena no hacer daño a la propia vida o a la de otros con palabras, obras o deseos (odio); es decir, querer bien a todos y perdonar a nuestros enemigos.

El desear la muerte a sí mismo o a otro, es pecado grave, si se hace por odio o desesperación rebelde . El odio es incapaz de liberar a nadie. El odio sólo sirve para fomentar el odio, y en la historia humana nadie ha conseguido ser libre gracias al odio. El odio nunca está justificado para un cristiano .

Las riñas , los insultos, las injurias, etc., pueden, a veces, llegar a ser pecado grave si se desea en serio un mal grave a otro, si se falta gravemente a la caridad, y si son la exteriorización del odio.

Pero de ordinario no lo son, ya sea por inadvertencia, ya porque no se les dé importancia, etc.

Cuando dos riñen, de ordinario cada uno tiene la mitad de la razón y la mitad de la culpa; pero cada cual mira la parte que él tiene de razón y la que el otro tiene de culpa. Por eso no se ponen de acuerdo.

Las riñas empiezan generalmente por pequeñeces, pero con el calor de la discusión se van desorbitando hasta terminar en enemistades profundas…, y, a veces, en crímenes.

Lo mejor en las riñas es cortarlas desde el principio sin permitir que adquieran grandes proporciones. Y si uno se encuentra de mal humor, seguir el consejo de aquel inglés que contaba hasta diez antes de contestar. Con calma y con sensatez se evitarían muchas riñas nacidas generalmente por pequeñeces.

Si estás airado, calla. Aunque tengas tú la razón. Dirás más de lo que quisieras, y luego te pesará.

Nunca te arrepentirás de haber callado. En cambio, cuántas veces quisieras poder sujetar las palabras que lanzaste a volar! Y esto ya no es posible.

Un diálogo sincero es difícil. Hay que aprender a dialogar. Hay que saber descubrir la parte de verdad que hay en el punto de vista del otro. Ponerse en equilibrio no es buscar el término medio, sino buscar la verdad completa que puede surgir de lo que aporta cada parte.

La venganza personal no está permitida en ningún sentido. Cristo la prohibió.

Porque si fuese permitida, no se podría vivir en el mundo. Todos nos creeríamos con derecho a vengarnos de alguien. No: hay que perdonar a los enemigos, y dejar que Dios los castigue en la otra vida, y la Autoridad Pública en este mundo. Como dice San Pablo , hay que saber «vencer al mal con el bien»(705).

Es necesario saber perdonar a las personas que nos hayan ofendido. Es, desde luego, indispensable estar dispuestos a conceder el perdón si nos lo piden, quedándonos satisfechos con una moderada reparación.

Quien niega el perdón a su hermano, es inútil que espere el perdón de Dios. En el «Padrenuestro» tiene su sentencia: como él no perdona, tampoco Dios le perdonará. Lo dijo Jesucristo .

Y no seamos fáciles en echar al otro toda la culpa. Ordinariamente la culpa hay que repartirla entre los dos. Uno fue el que empezó, pero el otro contestó con ofensa más grave. Si los dos están esperando a que sea el otro el que se adelante a pedir perdón, la cosa no se arreglará nunca. El que sea más generoso con Dios, es el que debe tomar la iniciativa.

Cristo habla de poner la otra mejilla(706).

Es una fórmula oriental hiperbólica, para dar a entender que debemos estar dispuestos al perdón; pero no es para que lo entendamos al pie de la letra. El mismo Cristo al ser abofeteado no puso la otra mejilla, sino que respondió con toda energía, verdad y dominio propio: «Si he respondido mal, muestra en qué; mas si bien, por qué me hieres?»(707).

Si la culpa ha sido nuestra, tenemos obligación de pedir perdón de alguna manera. Pero incluso aunque sea claro que toda la culpa es del otro, da una muestra de virtud el que se adelanta a otorgar el perdón, por ejemplo, dirigiéndole amablemente la palabra, ofreciendo un servicio, reanudando el saludo, etc. Durante un tiempo puede manifestarse el disgusto, por ejemplo, con una actitud más seria y distanciada; pero esto no debe durar indefinidamente. Salvo en algunos casos excepcionales de ofensas gravísimas, es muy de aconsejar que al cabo de cierto tiempo se reanuden los saludos ordinarios entre gente educada. Negar el saludo no es cristiano. Si el otro no contesta allá él; pero que la cosa no quede por tu parte.

Cuando han fracasado ya varios intentos de reconciliación , o el otro se niega obstinadamente a devolver el saludo, o si parece cierto que nuestro esfuerzo por la reconciliación puede ahondar la mala voluntad del otro, será mejor esperar otra ocasión. Pero no abandonar el deseo de reconciliación, ni escudarse en esta dificultad para no reconciliarse, por no desearlo. Nuestra voluntad de reconciliación debe ser sincera. Si el otro no quiere saludarnos o hablarnos, nosotros debemos estar dispuestos a hablarle cuando él lo desee, y saludar cuando él nos salude. A veces puede facilitar la reconciliación la ayuda de una tercera persona.

Distingue, con todo, entre el rencor admitido, y un cierto distanciamiento para evitar el chocar de nuevo. Y también entre el sentimiento de la ofensa y el resentimiento admitido voluntariamente.

Aunque la ofensa recibida nos duela, no podemos desear mal a nadie.

Esta voluntad de perdonar puede unirse a un sentimiento inevitable de la ofensa recibida. Muchos se refieren a este sentimiento cuando dicen que no pueden perdonar. Es posible que la serenidad de espíritu, después de la ofensa, requiera un tiempo mínimo para sobreponerse al dolor. Una prueba de esta sincera buena voluntad sería orar por el ofensor, nunca hablar mal de él, y pedir a Dios la gracia de saber perdonar . Cuando tengas antipatía por una persona, pide por ella. Y cuando tengas ganas de desearle algo malo, reza por ella un «Padrenuestro». Dice Jesucristo: «rogad por los que os persiguen»(708).

Y si el que consideramos nuestro enemigo estuviera en una necesidad grave, y no pudiera salir de ella sin nuestro especial auxilio, tenemos obligación de ayudarle, porque en estos casos hay obligación de atender al prójimo, aunque sea enemigo .

No es odio a una persona odiar lo que hay de malo en ella, o el mal que nos causa injustamente a nosotros o a otros .

El amor a nuestros enemigos que pide el Evangelio, no obliga a la amistad con ellos, sino que prohíbe el odio y la venganza, o el desearles algún mal ; y manda tener un deseo de reconciliación.

«El ofendido está obligado siempre a perdonar al ofensor que le pide perdón, en forma directa o indirecta. Si se niega a hacerlo, comete un grave pecado contra la caridad, y regularmente no podrá ser absuelto mientras continúe en su obstinación»(709).

Por supuesto que es lícito exigir una reparación del daño recibido, pero no por odio ni por venganza, sino por deseo de justicia .

La buena voluntad de perdonar de corazón a los que nos han ofendido no excluye utilizar todos los medios justos para que se haga justicia.

Es verdad que hay personas que son indignas de nuestro perdón; pero nosotros no perdonamos porque ellas lo merezcan, sino porque lo merece Jesucristo , que es quien nos lo pide. Para eso nos dio Él su ejemplo.

Fue mucho más ofendido que nosotros, y sin embargo perdonó. No sólo en su corazón, sino que lo manifestó exteriormente. El perdón de Cristo en la cruz es el modelo que debemos imitar. Las almas generosas tienen en esto un inmenso campo de perfección y santificación.

El mundo de los hombres no puede hacerse cada vez más humano si no introducimos el perdón -que es esencial en el Evangelio- en las relaciones de unos con otros .

La guerra justa

Al prójimo se le puede matar en tres casos:

1) En la guerra justa

La guerra no puede ser nunca un medio normal para la solución de conflictos. «Todo ciudadano y todo gobernante están obligados a empeñarse en evitar las guerras»(710).

Según los moralistas, para que la guerra se justa se deben cumplir varias condiciones:

a) Imposibilidad de solución pacífica.

b) Causa justa, como sería legítima defensa, mientras no haya una autoridad supranacional competente y eficaz.

c) Que la decisión sea tomada por la autoridad legítima a quien corresponde velar por el bien común de la nación.

d) Intención recta buscando la justicia y no la venganza.

e) Que sean superiores los bienes que se van a conseguir a los males que se pueden producir .

«La apreciación de estas condiciones de legitimidad moral pertenece al juicio prudente de quienes están al cargo del bien común»(711).

«Los poderes públicos tienen, en este caso, el derecho y el deber de imponer a los ciudadanos las obligaciones necesarias para la defensa nacional»(712), «pero atenderán equitativamente el caso de quienes, por motivos de conciencia, rehusan el empleo de las armas; éstos siguen obligados a servir de otra forma a la comunidad humana»(713).

Una cosa es utilizar la fuerza militar para defenderse con justicia, y otra muy distinta querer someter a otras naciones .

Buscar la guerra es absurdo. Pero rehuirla por principio puede ser cobardía ante la injusticia. El creyente obra con rectitud mientras luche por implantar la justicia en el mundo. La paz es el ideal del hombre: pero esta paz debe ser obra de la justicia. Un pacifismo conformista con la injusticia no es cristiano. El buen cristiano no puede desinteresarse del bien común de la sociedad.

El peligro de una tercera guerra mundial que podría destruir la humanidad por el armamento de que hoy dispone el hombre, hace deseable un desarme internacional. Pero para que esto sea eficaz tiene que ser de ambos bloques, y con posibilidades de mutua vigilancia.

«Aunque la guerra sea justa, no todo es lícito entre los contendientes . Debe respetarse la ley moral y el derecho de gentes»(714). Las acciones deliberadamente contrarias al derecho de gentes son crímenes.

Existe la obligación moral de desobedecer aquellas decisiones que ordenan genocidios .

2) En defensa propia se puede matar cuando alguien quiere matarnos injustamente, o hacernos un daño muy grave en nuestros bienes, equivalente a la vida; si no hay otro modo eficaz de defenderse.

3) La Autoridad Pública puede matar al criminal para defender a los demás. Dice la Biblia: «Aquel que derrame sangre de hombre, debe morir»(716). «El que mata a otro voluntariamente sea castigado con la muerte»(717). Salvador de Madariaga , conocido intelectual que murió a los 92 años en Lugano, Suiza, escritor internacional y ministro de la República en 1934, dice: «La pena de muerte no será necesaria el día que la supriman primero los asesinos»(718).

La patria

La Patria debe ser para ti la cosa más grande después de Dios y de la Religión. Patria no es sólo el territorio en el que se ha nacido. Abarca también un entramado de ideas, historia, tradiciones, costumbres, religión, etc., que identifican la personalidad de un pueblo.


«Para un soldado cristiano el morir por la Patria es un acto sublime de caridad. Si mueres por la Patria en gracia de Dios, tendrás gran mérito y poco purgatorio» (P. Vilariño, S.I.).

Los que se dedican al servicio de la Patria en la vida militar, son servidores de la seguridad y de la libertad de los pueblos .

Los poderes públicos atenderán equitativamente el caso de quienes, por motivos de conciencia, rehusan el empleo de las armas. Éstos siguen obligados a servir de otra forma a la comunidad humana .

El amor a la Patria es uno de los amores más puros y más dignos que puedes encerrar en tu pecho.

«Cultiven los ciudadanos con magnanimidad y lealtad el amor a la Patria, pero sin estrechez de espíritu, de suerte que miren siempre también por el bien de toda la familia humana»(764).

«El amor a la Patria es legítimo, como es legítimo el amor al hogar y a la propia madre. Es, mejor, una exigencia ineludible de todo corazón bien nacido. El que desprecia a su madre o desprecia a su hogar es un descastado. El que desprecia a su Patria o la injuria es también un mal nacido. El cristianismo prescribe y fomenta el amor a la Patria y lo sobrenaturaliza. El amor ordenado a la Patria es un deber moral para todo cristiano»(765).

Todos debemos esforzarnos por el engrandecimiento de la Patria con nuestro servicio, con nuestra colaboración, con nuestro trabajo y hasta con el sacrificio de la vida, si esto es necesario para defenderla, cuando está en peligro(766).

Nuestros deberes para con la Patria son: amarla, defenderla, cumplir sus leyes y contribuir al bien común .

Debemos estar orgullosos de nuestra Patria. De sus cualidades y de sus virtudes. Pero también debemos darnos cuenta de los defectos de nuestra raza, y trabajar para corregirlos; contribuyendo así a su engrandecimiento. No debemos ser fanáticos nacionalistas creyendo que lo nuestro es siempre lo mejor. Pero tampoco ingenuos admiradores del extranjero, creyéndolo siempre y en todo superior.

Conocida es la actitud de los Testigos de Jehová hacia la Patria y la bandera. Rehusan hacer el servicio militar porque dicen que no creen en más Patria que la de Dios; niegan saludar a la bandera, porque, según ellos, este saludo constituiría una forma de adoración religiosa… Valiente barbaridad! Cuánta ignorancia, o qué deseos de confundir! El saludo a la bandera es un acto de contenido patriótico, que no es igual que religioso(767).

Las leyes civiles, moralmente justas, ordenadas al bien común, obligan en conciencia. Pero no obliga la ley injusta que va contra la razón, contra la conciencia o contra Dios.


Algunos gobiernos de hoy, con sus leyes, más que defender la moralidad pública y estimular el comportamiento moral, lo que hacen es autorizar con las leyes los comportamientos inmorales, por ejemplo, el aborto.

No se preocupan de lo que se debe hacer, sino de autorizar lo que se hace.

Estamos en una sociedad permisiva. Por respeto a la libertad se permite todo, sin preocuparse de orientar la libertad al bien común.

«El hombre se realiza en sociedad. Es un ser sociable y social. Dios lo ha hecho así. Por eso tienen que darse normas y haber autoridades al servicio del funcionamiento de las sociedades… La autoridad es, por consiguiente, un servicio para la comunidad, no un privilegio para el que la ejerce.

Y, si es legítima, viene en última instancia de Dios. Es decir, la obediencia, bien entendida, termina en la voluntad de Dios… Por supuesto, toda autoridad es limitada, tiene un determinado ámbito de actuación. Si mandase fuera de esos límites no hay lugar a la obediencia»(768).

«Dios ha querido que los hombres vivamos en sociedad. La organización social facilita el desarrollo del hombre. En toda sociedad hay autoridades que dan leyes, y hacen que estas leyes sean cumplidas.

Todos los ciudadanos tienen el derecho y el deber de elegir por votación a los gobernantes que consideren más capacitados para conseguir el bien de la sociedad. El cristiano tiene el deber de elegir responsablemente a quienes le parece mejor van a servir al bien común. El bien común se realiza plenamente sólo cuando todos los ciudadanos están seguros de sus derechos (Juan Pablo II). Los cristianos han de cooperar con todas sus fuerzas a promover el bien común.

Es deber también de los cristianos preocuparse por la paz, la justicia y la unión entre todos los hombres, y trabajar, en la medida de lo posible, para lograrlo»(769).

Los que ejercen una autoridad, deben ejercerla como un servicio.

El ejercicio de los derechos políticos está destinado al bien común de la nación y de toda la comunidad humana .

El 28 de septiembre de 1989 la Comisión Permanente del Episcopado Español publicó un documento con ocasión de las próximas elecciones titulado «Responsabilidad cristiana ante las elecciones generales». En él se advierte el deber moral de votar para colaborar al bien común, y añadían que el voto hay que darlo con responsabilidad, apoyando al partido que mejor defienda el tipo de sociedad que esté de acuerdo con los valores de la propia conciencia.

D. Gabino Díaz Merchán, Presidente de la Conferencia Episcopal Española, en la apertura de la XLIII Asamblea Plenaria, dijo: «La libertad de opción política, no significa que el cristiano pueda comprometerse en el terreno socio-político sin tener en cuenta los criterios que dimanan de su fe».

En febrero de 1977 la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española publicó una nota en la que decía que la Iglesia debe mantenerse independiente respecto a los distintos partidos políticos, pero los cristianos deben excluir su apoyo a aquellos partidos o programas que sean incompatibles con la fe. En cuanto a los sacerdotes y religiosos dice que, como cualquier ciudadano, tienen derecho a asumir sus propias opciones políticas; pero no deben asumir funciones de militancia activa ni de liderazgo en los partidos políticos. Si en circunstancias concretas y excepcionales el bien de la comunidad exige tales compromisos, se ha de obtener previamente el consentimiento del Obispo, consultado el Consejo Presbiteral y, si el caso lo requiere, también la Conferencia Episcopal.

La Iglesia es por naturaleza apolítica. Pero tanto la Iglesia como el Estado deben buscar el bien integral de los individuos. Cada cual en su esfera. Si esto se hace correctamente, no tiene que haber conflictos. Si el Estado no respeta los bienes espirituales de la la persona humana, la Iglesia tiene obligación de denunciarlo.

«El cristiano no debe someter su conciencia a las imposiciones del partido en que milite. (…) Los cristianos al ejercer el derecho del voto tienen obligación de elegir aquellos partidos y aquellas personas que ofrezcan más garantías de favorecer realmente el bien común considerado en toda su integridad… El bien común no puede reducirse a los aspectos materiales de la vida, con ser éstos de primera importancia. La concepción cristiana del bien común incluye también otros aspectos culturales y morales»(770).

«Es gravísimo deber de los católicos votar a los candidatos que ofrezcan mayores garantías sobre la defensa de los derechos de Dios y de la Iglesia, y cometerían fácilmente pecado mortal votando a los indignos, o absteniéndose de votar, con peligro de contribuir al triunfo de los candidatos anticatólicos»(771).

El 29 de mayo de 1986 la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, publicó una «Instrucción sobre la libertad cristiana y liberación», donde dice: «La Iglesia tiene la firme voluntad de responder a las inquietudes del hombre contemporáneo sometido a duras opresiones y ansioso de libertades. La gestión política y económica de la sociedad no entra directamente en su misión. Pero el Señor Jesús le ha confiado la palabra de la verdad capaz de iluminar las conciencias (n 61). La misión esencial de la Iglesia, siguiendo la de Cristo, es una misión evangelizadora y salvífica. En esta misión la Iglesia enseña el camino que el hombre debe seguir en este mundo para entrar en el Reino de Dios. Su doctrina abarca todo el orden moral… La Iglesia quiere el bien del hombre en todas sus dimensiones: en primer lugar como miembro de la Ciudad de Dios, y luego como miembro de la ciudad terrena (n 63). La Iglesia no se aparta de su misión cuando se pronuncia sobre la promoción de la justicia en las necesidades humanas. Sin embargo procura que su misión no se reduzca a ella (n 64). La Iglesia es fiel a su misión cuando se opone a los intentos de instaurar una forma de vida social de la que Dios está ausente, y cuando emite su juicio acerca de los movimientos políticos que tratan de luchar contra la miseria y la opresión según teorías y métodos de acción contrarios al Evangelio (n 65)».

Conviene advertir que el marxismo es esencialmente ateo. Así lo afirma Gregorio R. de Yurre, Profesor de Filosofía en la Facultad de Vitoria, conocido marxólogo, autor de varios libros sobre marxismo. Dice él que el ateísmo es tan esencial al marxismo como la divinidad de Cristo lo es para el cristianismo(772).

«Los fieles que profesan la doctrina marxista y anticristiana de los comunistas y, sobre todo, aquellos que la defienden y propagan, incurren, de pleno derecho, como apóstatas de la fe católica»(773).

Por eso la Comisión Permanente del Episcopado Italiano ha dicho:«No se puede ser a la vez cristiano y marxista», porque «la adhesión al comunismo es una apostasía de hecho». «El comunismo no deja lugar para ninguna religión».

«El comunismo no se limita a negar a Dios, lo combate. El ateísmo marxista, como ha observado el mismo Lenin, es una consecuencia directa e inevitable del materialismo dialéctico, parte esencial de la concepción comunista del mundo»(774).

El padre jesuita Bartolomé Sorge, doce años director de la Revista «Civiltá Cattolica», autorizado portavoz oficioso del Vaticano, y profundo conocedor de la problemática social de nuestro tiempo, ha publicado un libro titulado «La opción política del cristiano», donde dice: «El marxismo es esencialmente ateo. Marx fue un ateo absoluto.

En sus obras ataca toda religión, considerándola como una enfermedad del espíritu alienado. A lo largo de la historia el marxismo ha sido ateo. Más aún, del ateísmo de Marx, se pasó con Lenin al antiteísmo, a la lucha feroz contra la religión.

Todavía hoy, dondequiera que el marxismo está en el poder, la religión es impedida… En algunas naciones los marxistas se han atraído a los cristianos para lograr ventajas políticas y electorales, pero el marxismo sigue siendo radicalmente ateo. Por eso la Comisión Episcopal italiana dice: 3No se puede ser simultáneamente cristiano y marxista2»(775).

El cardenal Bennelli, arzobispo de Florencia, en unas declaraciones al diario madrileño «El País», dijo a propósito de los cristianos que votan comunista: «Lo hacen porque no conocen el marxismo o no conocen el cristianismo».

Un decreto del Santo Oficio del 1 de julio de 1949, excomulga, como apóstatas de la fe católica, a los que profesan la doctrina materialista y anticristiana de los marxistas.

En mayo de 1971 Pablo VI dijo en su carta apostólica «Octogessima adveniens»: «Hoy día muchos cristianos se sienten atraídos por las corrientes socialistas… (pero) el cristiano que quiere vivir su fe, no puede adherirse, sin contradecirse a sí mismo, a sistemas ideológicos que se oponen radicalmente a su fe».

Recientemente ha aparecido en la Iglesia la Teología de la Liberación que ha sido muy bien recibida en algunos sectores por lo que tiene de cristiano la «opción por los pobres». Pero algunos han entendido este ideal cristiano en clave marxista. Leonardo Boff, uno de los teólogos de la liberación más conocidos, exhorta a la «utilización del marxismo»(776).

Por eso, otros sectores de la Iglesia Católica han presentado sus reparos a los teólogos de la liberación. La Sagrada Congregación de la Fe publicó en 1984 una Instrucción sobre la Teología de la Liberación, titulada «Libertatis nuntius», en la que dice que ciertas formas de ésta, recurren a conceptos marxistas que implican riesgos de desviación ruinosos para la fe y para la vida cristiana .

Por otra parte, el marxismo ha fracasado totalmente en su doctrina social. Después de setenta años de comunismo, el pueblo ruso no ha salido de la miseria. Allí sólo vivían bien los afines al gobierno.

Para sacar a su pueblo de la miseria, Gorbachov ha pedido ciento cincuenta mil millones de dólares a los países capitalistas(777).

Quizás venga bien decir aquí algo sobre la masonería.

Las Logias del Gran Oriente de España propusieron a las Cortes Constituyentes de la República Española que en la Constitución de la República se incluyesen, entre otras, las siguientes disposiciones:

– Romper las relaciones diplomáticas con el Vaticano.

– Prohibir toda manifestación de índole religiosa en la calle.

– Incautación de los bienes de la Iglesia dedicados a la beneficencia.

– Nacionalización de todos los bienes de las Ordenes Religiosas.

– Expulsar o exclaustrar a todos los religiosos de ambos sexos.

– Incapacitación legal de los sacerdotes para ejercer la enseñanza.

– Etc., etc., etc.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid publicó una tesis doctoral, a base de documentos del Archivo de Simancas, donde se transcriben artículos que las logias masónicas de España enviaban a los periódicos durante la República (1931-1936) calumniando a la Iglesia Católica .

Por eso la Iglesia prohibe que los católicos se hagan masones:

La masonería es contraria a la doctrina católica, y pecan gravemente los fieles que la profesan .

Según la Declaración de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe del 26-XI-83 está prohibido que un católico se inscriba en la masonería, y el que lo haga está en pecado grave y no puede acercarse a la comunión porque es una afiliación incompatible con la fe católica.

La seguridad social

El respeto a la vida propia y ajena nos obliga a considerar la importancia del cumplimiento del Código de la Circulación. Dice el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica: «Quienes en estado de embriaguez o por afición inmoderada de velocidad ponen en peligro la seguridad de los demás y la suya propia en las carreteras, en el mar o en el aire, se hacen gravemente culpables»(725).

No es necesario esperar a que él nos ataque. Basta que nos conste que él tiene un propósito decidido de matarnos, y sólo está esperando el momento oportuno para hacerlo; y no hay otro modo de salvar la vida que adelantarse y atacar primero(715).

Esto en el terreno moral, independientemente de la ley civil.

Lo que se permite en defensa propia se autoriza igualmente en pro del prójimo injustamente atacado.

La caridad fraterna puede obligar a esto, pero no a exponer la propia vida, a no ser que se trate de parientes cercanos o esté uno obligado por contrato (guardias, policías).

Infracciones, al parecer pequeñas, pueden originar accidentes graves. Se puede pecar por ponerse en peligro de hacer daño al prójimo, y también por exponer la propia vida sin causa justificada. Incluso se puede pecar contra la caridad al poner al prójimo en una situación difícil que le haga perder la serenidad, aunque uno tenga seguridad en sí mismo.

El pecado se comete desde el momento en que alguien se sienta al volante sin ánimo de esmerarse en el cumplimiento del Código. Quien habitualmente comete imprudencias e incorrecciones muestra que no tiene este ánimo, o que carece de cualidades de conducir. En este caso, debería abstenerse de coger el volante.

Es irresponsable el que corre a excesiva velocidad, el que lleva el automóvil en mal estado, y el que conduce en condiciones físicas o morales inadecuadas.

Dice Mons. González Moralejo , Obispo de Huelva: Quien después de haber sido causa, culpable o no, de un accidente, quiere evitar toda responsabilidad y se da a la fuga, contrae una seria culpa moral, y está obligado ante su conciencia y ante Dios a reparar en justicia toda clase de daños causados por uno y otro motivo. Sería un verdadero crimen dejar morir en condiciones extremadamente lastimosas y desesperadas a personas que con un socorro inmediato hubieran podido ser salvadas .

Según las normas de los socorristas, hay heridos que sólo deben ser trasladados en ambulancias.

El aborto

Es un pecado grave contra este mandamiento el aborto. Se llama aborto la interrupción del embarazo cuando el feto todavía no puede sobrevivir fuera del seno materno. Puede ser interesante mi vídeo «El aborto: asesinato de inocentes».

El provocarlo directamente es un homicidio, porque el feto es un nuevo individuo plenamente capaz para lograr su desarrollo completo. La vida de una persona comienza con la concepción, por eso el aborto provocado es un crimen. El Concilio Vaticano II lo llama: «crimen abominable»(726).

Es un asesinato de lo más cruel y cobarde , pues el asesinado es un ser inocente e indefenso que no puede huir, ni siquiera gritar para protestar de la injusticia que se comete con él.

Las generaciones del futuro no comprenderán que en nuestro tiempo se permita a las madres que maten a sus hijos. Nos llamarán generación asesina .

Los abortistas se molestan si se les llama asesinos; pero, qué otro nombre podemos dar a los que han condenado a muerte a cuarenta millones de seres inocentes? Y añaden: La Iglesia es cruel, porque a los que cargan con el trauma de haber abortado, les añade el trauma de la excomunión.

Este razonamiento es absurdo. Sería como querer quitar la policía para no preocupar a los terroristas. Defender a los abortistas es como defender a los terroristas que matan, y despreocuparse de las víctimas. Permitir el aborto para evitar el peligro de las mujeres que abortan clandestinamente es lo mismo que permitir los asesinatos para no poner en peligro la vida de los asesinos.

El Dr. Jerónimo Lejeune, uno de los más brillantes investigadores franceses, Catedrático de Genética en la Universidad de la Sorbona de París, y Director del Centro Nacional de Investigación Científica, que cuenta en su haber profesional con los más importantes premios científicos , y es miembro de las Academias de Ciencia de Suecia, Inglaterra y Estados Unidos, dice: «Esta primera célula, resultado de la concepción, es ya un ser humano»(727).

Tiene los 46 cromosomas propios de la especie humana. En otra ocasión dijo: «Aceptar que después de la concepción un nuevo ser humano ha empezado a existir, no es ya cuestión de gusto o de opinión, sino una evidencia experimental»(728).

Sigue diciendo el Dr. Lejeune: Si el embrión no es desde el primer momento un miembro de nuestra especie, no llegaría a serlo nunca.

Decir que no es un hombre, es lo mismo que decían los nazis: «un prisionero no es un hombre».

Lo mismo se decía en una de las conclusiones de la Conferencia Internacional sobre el Aborto, celebrada en Washington donde participaron expertos en varios campos de la Medicina.

Pero además el aborto es ilícito incluso en el caso de duda. Si me dan un paquete para que lo tire al mar diciéndome que es un gato muerto, pero yo sospecho que es un niño vivo, no puedo tirarlo al mar, antes de salir de la duda. Y si lo hago sin estar seguro de que no es un niño vivo, y resulta que lo es, soy responsable de un homicidio. Pues bien, en Teología se dice que hay un nuevo ser humano desde el primer momento de la concepción. Y los médicos confirman esta afirmación. El zigoto es vida humana desde el principio, aunque no es vida humana individual hasta el momento en que el blastocito se diferencia y se consolida en uno o más embriones , ha dicho Federico Mayor Zaragoza , Director del Centro de Biología Molecular.

«Desde el comienzo del proceso embrionario nos encontramos con una individualidad genética distinta y diferenciada de la de los padres»(729).

El código genético contiene las características humanas e individuales del nuevo ser. Todo lo que cada individuo humano posee de único, singular e irrepetible a lo largo de toda su historia, está ya presente en su código genético. La persona humana está en el embrión con todas sus potencialidades, que se irán desarrollando a lo largo de su existencia .

En 1976 el Dr. D. José Botella , Presidente de la Real Academia de Medicina y Catedrático de Ginecología en la Universidad Complutense de Madrid, en un artículo titulado «El derecho a nacer», publicado en el diario YA , dice que la individualidad humana depende del código genético, y este código genético queda constituido en el momento de la concepción, siendo propio del nuevo ser, distinto de los códigos paterno y materno. Es decir, que el nuevo ser es un individuo desde el momento de la concepción, y por lo tanto está amparado por los derechos humanos. Eliminarlo es eliminar a un hombre: un homicidio. Un hombre, que además del derecho que tiene a la vida, lleva en sí el derecho a vivir de toda una cadena de otros posibles seres humanos en el futuro, entre los que puede haber genios, artistas, sabios y santos.

Stephen W. Hawking el Einstein de nuestros días, a quien todos pudimos ver en televisión, paralítico en una silla de ruedas, teniendo que hablar por medio de un sintetizador sonoro, no hubiera nacido, si en 1942, algún listo abortista hubiera descubierto en los cromosomas de su embrión que iba a ser inválido .

El 15 de febrero de 1979 el periódico YA , publicó un documento del Colegio Oficial de Médicos, donde dice que: «Desde el punto de vista científico la vida comienza en el momento de la concepción»(730).

El Dr. José Antonio Abrisqueta, Jefe de la Unidad de Genética Humana del Centro de Investigaciones Biológicas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, afirma: «Ningún científico dudaría en afirmar que la vida humana empieza en el momento de la concepción .

La biología contemporánea impone que el embrión humano es un individuo estrictamente determinado, con un potencial genético propio, desde el instante de la concepción».

«Ningún biólogo duda hoy en día que en el momento mismo de la reunión de los gametos, se ha engendrado ya no sólo una vida nueva e independiente, sino además una individualidad inédita»(731).

El profesor Herranz Catedrático de Histología y Embriología General de la Universidad de Navarra, ha dicho: «El embrión humano es un ser humano, tiene vida humana. Su DNA es el mismo que tendrá toda su vida»(732).

A su vez, el Dr. Severo Ochoa , Premio Nobel de Medicina de 1959, afirma que el hombre es lo que su clave genética determina. Y esta clase genética se establece desde el momento que se constituye el huevo (zigoto). Desde este momento este nuevo ser tiene sus derechos personales.

Jamás un anatómico o un fisiólogo considerará el feto como parte integrante de la madre, como puede serlo el apéndice o una verruga que se pueden extirpar a voluntad. La vida del feto no es la de la madre, sino la suya propia, y tiene derecho a que se respete como se debe respetar la vida de un adulto(733).

Las mujeres abortistas dicen que ellas hacen de su cuerpo lo que quieren; pero el feto no es una verruga. Es un ser humano.

Julián Marías, de la Real Academia Española, en un artículo del ABC , dice cosas muy acertadas: «Eso de que el feto es parte del cuerpo de la madre es una insigne falsedad, porque no es parte, está «alojado» en ella, «implantado» en ella. Una mujer no dice «voy a tener un tumor», sino «voy a tener un hijo»… A veces se usa una expresión de refinada hipocresía para denominar el aborto provocado: Se dice que es la «interrupción del embarazo». Como si al ahorcar se le llamara 3interrupción de la respiración2…» Esa nueva vida que se ha formado en el vientre de una madre, no le pertenece a ella, pertenece a la especie humana, pertenece a Dios .

Dios ha dispuesto que los primeros días del ser humano se desarrollen dentro del seno de la madre para proteger su vida. Esto para algunos seres, en lugar de ser una defensa resulta un riesgo, pues madres que no se atreverían a asesinar a su hijo de dos años, se atreven a hacerlo si sólo lleva pocos meses en su seno. Estas madres traicionan la misión que Dios les ha confiado. Esto no lo hacen ni las fieras.

Todos los animales defienden a sus crías. El que en algunas naciones el aborto no esté penalizado por la ley, no lo convierte en moral. Las normas morales absolutas son independientes de la voluntad de los hombres. La ley de Dios prohíbe el aborto, y ninguna ley hecha por el hombre puede hacer lícita la muerte de un inocente. La ley universal de Dios obliga también a los no creyentes. El no matar, el no robar, el no fornicar, el no calumniar, etc. es para todo el mundo, y no sólo para los creyentes. Aunque en una nación se legislara lícita la calumnia, no por eso la calumnia dejaría de ser una injusticia.

Nadie pude autorizar la muerte de un inocente, sea embrión, feto, enfermo o anciano, sin cometer, por ello un crimen de extrema gravedad .

Biológicamente no hay diferencia entre matar un embrión humano de veinticuatro horas o un niño de veinticuatro meses .

El Papa Juan Pablo II, dijo en Madrid el 2 de noviembre de 1982: «Nunca se puede legitimar condenar a muerte a un inocente».

La Comisión Permanente del Episcopado Español, dijo el 5 de febrero de 1983: La despenalización del aborto nos parece gravemente injusta y del todo inaceptable. Ningún católico podrá en conciencia colaborar en la realización del aborto… Lo que hoy se llama interrupción voluntaria del embarazo, no podrá escapar a la calificación moral de homicidio .

Querer despenalizar el aborto criminal porque son muchas las mujeres que lo practican, es una aberración. En ese caso, habría que permitir los robos y los atracos cuando son frecuentes. La despenalización del aborto criminal para contentar las voces que lo reclaman, no convierte el aborto en bueno. Las cosas o se hacen buenas por ser frecuentes. En ese caso, el egoísmo, tan frecuente, sería bueno; y el heroísmo, tan excepcional, sería malo.

La despenalización del aborto lleva a que se realicen monstruosidades, como cubos de basura llenos de fetos humanos, o aquel ginecólogo que alimentaba a su perro con lo fetos que obtenía de los abortos que practicaba a las mujeres que acudían a su clínica.

Eso de que despenalizando el aborto se evitarían los abortos clandestinos es una utopía. En los países abortistas no han descendido los abortos clandestinos .

El órgano de la Asociación de Médicos de Munich, la Münchener Artzliche Anzeigen , ha demostrado en un informe, que en 1978 sólo se registraron 73.548 abortos de los 180.000 allí realizados.

A los dos años de despenalizarse el aborto en Francia, según el informe del Ministerio de Sanidad francés, sólo se registraron 45.000 abortos de los cientos de miles realizados, según fuentes del mismo ministerio .

El 23 de abril de 1978, el episcopado francés publica un documento contra el aborto, declarando que en cinco años de ley permisiva, el número de abortos ha aumentado, y que la ley abortista no ha servido para resolver las situaciones difíciles que trataba de arreglar .

En Francia, donde los anticonceptivos están al alcance de cualquiera, el 57% de las solteras llegan al matrimonio con dos o tres abortos.

En Estados Unidos donde también es muy fácil el uso de anticonceptivos, el número de abortos sigue creciendo: alrededor de un millón en 1973; en 1981 ha llegado a 1.500.000 abortos anuales .

Desde que hay ley abortista en Estados Unidos se han realizado 15 millones de abortos autorizados . En Inglaterra hubo 543 abortos de menores de 16 años en la primera mitad de 1970 .

Por otra parte, la despenalización del aborto para evitar los peligros de los abortos clandestinos realizados por inexpertos, trae peores consecuencias; se crea una conciencia colectiva de que no puede ser malo moralmente lo que está autorizado, y se aumenta enormemente el número de abortos. En Rumanía, después de despenalizarse el aborto en 1965, abortaron el 25% de las mujeres fértiles, hasta el punto de realizarse cuatro abortos por cada nacimiento. Esto hizo que el gobierno socialista de Rumanía revisase la legislación abortiva(734).

Estos asesinatos de seres humanos inocentes se ha generalizado en nuestra sociedad de un modo aterrador. Según el informe del fiscal del Tribunal Supremo sobre la delincuencia, en España se dan al año trescientos mil abortos provocados . En Estados Unidos se realizan al año más de un millón de abortos provocados . Según la Organización Mundial de la Salud, en el mundo se realizan al año cincuenta millones de abortos: cincuenta millones de asesinatos autorizados! .

Es una hipocresía defender como política de partido las libertades democráticas de la persona humana, y luego defender el aborto, privando del derecho a la vida a una persona inocente, aprovechándose que no puede defenderse, ni siquiera protestar. Los defensores del aborto criminal piensan mucho en los inconvenientes que tiene para la madre un hijo no deseado, pero no piensan en los derechos que ese hijo tienen a seguir viviendo.

En 1996 se bautizó en la Iglesia Católica el Dr. Bernard Nathanson , conocido en otro tiempo como el rey de aborto , pues desde 1945 había cometido 75.000 abortos. Fue Director de la mayor clínica abortista de Estados Unidos. En los años 80 se convenció de que el feto era un ser humano, y se volvió antiabortista. Es autor del libro Abortando en América y de la película «El Grito Silencioso». La gente del Movimiento Pro-Vida le hicieron cuestionarse el ateísmo que había mamado desde pequeño. Dice: Comencé a considerar en serio la idea de Dios. Descubrí el Dios del Nuevo Testamento en quien yo podía encontrar el perdón que durante tanto tiempo busqué desesperadamente.

Convencido de que Dios me perdonaría los crímenes que había cometido.

Eso me resultó sumamente consolador para mi espíritu afligido.

Es inconcebible que los mismos que quitan la pena de muerte para asesinos, que son un peligro para la sociedad, condenen a muerte a seres inocentes en el seno de su madre. Qué podemos esperar de una sociedad que permite asesinar a niños no nacidos, por egoísmo de los mayores? Qué valores van a respetar los que no respetan el derecho a vivir de sus hijos inocentes?

El Papa Juan Pablo II dijo en Polonia el 4 de junio de 1991: «Ningún gobierno tiene derecho a autorizar la muerte de seres humanos inocentes . El hombre progresa en la medida en que mejora.

Progresar no es tener más, sino ser más y mejor. Permitir asesinar a seres humanos inocentes no nacidos, no es progresar. Es retroceder.

Dar muerte voluntariamente a una persona inocente es siempre pecado mortal».

La Comisión Permanente del Episcopado Español ha publicado una declaración donde afirma ( en el n 6 ) que «el Estado no tiene autoridad para decidir que sea permisible suprimir la vida de un ser humano inocente». El 15 de octubre de 1993 Monseñor Elías Yanes Presidente de la Conferencia Episcopal Española, en el discurso de apertura de la Asamblea Plenaria, hablando del derecho a vivir de los seres humanos concebidos pero todavía no nacidos, expresó estas ideas: «El derecho a vivir es un derecho fundamental que el legislador no crea sino que debe reconocer y proteger.

Nadie, aunque no sea católico, tiene derecho a condenar a muerte a un inocente. El derecho a vivir de un ser humano inocente no depende de las opiniones humanas. El Estado no puede amparar legalmente la licitud de dar muerte a un ser humano inocente. Por encima de las leyes humanas está la ley natural, y ningún gobierno puede legislar contra la ley natural. Si bastaran las leyes humanas para hacer moralmente aceptable cualquier cosa, estarían justificados los crímenes de Hitler y Stalin que ellos ampararon legalmente».

Es curioso que muchos ecologistas son abortistas. Defienden a las plantas y a los pajaritos, y no les importa asesinar seres humanos. Un párroco de La Rioja fue multado por retirar de la torre de su iglesia unos huevos de cigüeña; pero no se castiga a la madre que mata a su hijo. Y es que, como dice monseñor Bira , Obispo de La Rioja, «el feto humano no es especie protegida».

Monseñor Gea , Obispo de Mondoñedo, ha publicado una pastoral titulada «El hombre, especie no protegida». Dice entre otras cosas: «Está muy bien que se multe a quienes destruyen nidos de cigüeñas o de águilas reales. Lo que es un contrasentido es que no se castigue también a quienes destruyen vidas humanas. Es que el que destruye vidas humanas inocentes en el seno de su madre, es menos asesino que el terrorista que pone un «coche bomba»? Qué dirían los políticos que defienden el aborto por «angustias» de la madre, si nos negáramos a pagar tributos exagerados por las «angustias» que esto nos produce?».

A mediados de septiembre de 1994 murieron el mismo día dos niños, Marcos Alegre, de trece años, y Judit Rivera de catorce, porque sus padres, Testigos de Jehová, se negaron a que les hicieran una transfusión de sangre que les hubiera salvado la vida. Esto es lamentable. Pero es ridículo que la ministra socialista de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi, haga solemnes manifestaciones contra el hecho de que por motivos religiosos unos padres dejen morir a sus hijos, pues los padres no tienen derecho a disponer de la vida de sus hijos(735).

Y después ella promueve una ley que permite a miles de madres que asesinen a sus hijos inocentes, si así lo desean.

Defender el aborto criminal como un derecho de la mujer, es como defender la libertad del asesino para matar, y olvidarse del derecho que tiene la víctima a vivir.

Y si se trata de un embarazo por violación? La situación de una muchacha embarazada por violación es triste, pero esto no justifica el aborto. Qué culpa tiene el hijo? Por qué se le va a condenar a muerte a él? Si hay que castigar a alguien, es al violador. No va el hijo a pagar con su vida la culpa de su padre.

La honra de la madre no justifica el derecho a matar a su hijo. Si es un hijo no deseado, que lo entregue en adopción, pero matarlo es un crimen.

Eso de que la madre puede disponer de la vida de su hijo es una monstruosidad. La madre tiene obligación de que su hijo viva, y si es culpable de su muerte, nadie le quitará ese remordimiento . El aborto puede quedar impune ante la ley, pero no ante la conciencia; el remordimiento no la dejará dormir tranquila. Así me lo aseguraba una chica que se despertaba sobresaltada por las noches, mucho tiempo después de haber practicado el aborto, por el remordimiento de haber asesinado al hijo de sus entrañas. Me decía: Padre, a veces me despierto viendo a mi hijo a quien asesiné .

El doctor D. Antonio Peco, ginecólogo, con treinta años de profesión en la Seguridad Social y en su clínica privada, me habló del trauma psíquico que sobreviene después del aborto:

a) Remordimientos de conciencia por haber asesinado a su propio hijo.

b) Mujeres que tenían uno o dos hijos y abortaron al que venía de camino. Después perdieron uno o los dos hijos, y viven desesperadas, pues ya es tarde para encargar otro.

c) Matrimonios que no tienen valor de mirarse a la cara después de haber abortado, y terminan rompiendo definitivamente.

d) Padres que ayudan a sus hijas a abortar, y después terminan odiándose mutuamente. Con razón los psicólogos austríacos reconocen gran cantidad de neurosis y depresiones en mujeres que han abortado voluntariamente.

El Dr. Henry P. David , profesor de Psicología de la Universidad de Maryland de Baltimore (U.S.A.) dice: «El 64% de las mujeres a las que se ha realizado el aborto fueron ingresadas en hospitales psiquiátricos»(736).

Decía el Dr. Wilke: Es más fácil sacar un bebé del útero de una mujer que de su conciencia.

Tampoco se admite el aborto ante el peligro de que el niño pueda nacer subnormal . Es que los enfermos no tienen derecho a vivir? Es que vamos matar a todos los enfermos? Es que la solución de las enfermedades es matar a los enfermos? Esto sería muy cómodo y barato.

Se acabarían los problemas de la Seguridad Social. Pero nada puede justificar condenar a muerte a una persona inocente. Aparte de que esas predicciones de subnormalidad en los todavía no nacidos se presta a enormes errores. Así ocurrió cuando la nube tóxica de Seveso (Italia), que recomendaron a las madres embarazadas que abortaran ante el peligro de tener hijos subnormales, y luego resultó que las cuatrocientas madres que no quisieron abortar tuvieron hijos perfectamente sanos(737).

Lo mismo ocurrió en España con las embarazadas enfermas del aceite de colza, a quienes se les recomendó el aborto ante el peligro de tener niños anormales. Luego resultó, según el Dr.Zamarriego , Presidente del Consejo del Plan Nacional de Prevención de la Subnormalidad, que de cuatrocientos cincuenta partos de mujeres afectadas por el síndrome tóxico, ninguno de los nacidos ha presentado malformaciones(738).

Si se hubiera hecho caso a las predicciones, se habrían cometido cuatrocientos cincuenta asesinatos de niños inocentes.

El Dr. López Ibor denuncia el caso de una mujer a quien habían aconsejado abortar porque iba a tener un hijo deforme. Él la disuadió del aborto, y al año se le presentó ella con un niño precioso y perfecto(739).

Una señora italiana, Marisa Ferrante, al cuarto mes de embarazo, el ginecólogo le recomendó que abortase pues iba a dar a luz una niña con malformaciones: un auténtico monstruo. Ella no quiso abortar, y cuando su «monstruo» cumplió veinte años, fue elegida «Miss Italia, 1995»(740).

Recientemente ha aparecido una píldora abortiva , la RU-486, que ha producido malformaciones en el feto cuando su efecto no ha sido eficaz(741).

Una mujer francesa de treinta y un años de edad, que estaba tomando la píldora, falleció víctima de una accidente cardiovascular. Como se han multiplicado los accidentes y muertes mal explicadas en mujeres que la han tomado, el gobierno francés está «reexaminando» esta píldora abortiva.

Por eso el Tribunal Supremo norteamericano ha prohibido la píldora RU-486 en el territorio de los Estados Unidos, por considerarla mercancía peligrosa .

El Boletín Oficial del Estado francés, restringe el uso de la píldora abortiva RU-486, porque puede suponer un daño importante para la salud pública.

La mal llamada vacuna anticonceptiva ni es vacuna ni es anticonceptiva. No es vacuna, pues no previene ninguna enfermedad, sino que mata a un ser humano. Y no es anticonceptiva, pues lo que hace es impedir que siga viviendo un ser humano ya concebido. Es decir, que es abortiva.

El DIU (dispositivo intra-uterino) además de ser abortivo, pues impide la anidación del óvulo ya fecundado, es peligroso para la salud, pues puede producir infecciones y hasta perforación del útero(742).

Hay que distinguir entre el aborto espontáneo , que ocurre involuntariamente, y el aborto criminal provocado que es un pecado gravísimo. También existe diferencia entre este último y el aborto terapéutico , que intenta salvar lo que puede salvarse en aquel trance. En caso de que haya que elegir entre dos vidas, la del feto y la de la madre, se puede elegir la vida que parezca más importante. Se trata de aplicar a este caso el principio moral de la acción de doble significación. Con este nuevo enfoque el aborto terapéutico resultaría justificable. Así razona el Padre jesuita Marcelino Zalba , Catedrático de Teología Moral de la Universidad Gregoriana de Roma y Consultor de la Sagrada Congregación Pontificia de la Doctrina de la Fe(743). Si hubiera sido posible, se hubieran salvado la dos vidas.

Pero jamás puede ser lícito procurar voluntariamente un aborto directo El Dr. John Peel , ginecólogo de la Reina Isabel de Inglaterra ha calificado de valiosísima investigación científica la del Dr.Wynn , según la cual un gran porcentaje de niños anormales con malformaciones graves nacen así debido a que sus madres practicaron el aborto con anterioridad(744).

En el aborto peca, además de la madre, quien lo realiza, quien colabora y quien lo aconseja(745).

El Vaticano recuerda a los operadores sanitarios que tienen una obligación grave a presentar objeción de conciencia en el caso de legislaciones abortistas(746).

Quien practica el aborto queda excomulgado(747).

Lo mismo todos los que colaboren a él de modo eficaz y voluntariamente(748).

Es decir si el delito no se hubiera cometido sin su colaboración.

La excomunión es la pena canónica que la Iglesia impone a ciertos pecados muy graves para que no se cometan. Consiste en que al excomulgado se le prohíben todos los sacramentos menos el de la confesión. Pero no todos los sacerdotes pueden quitar la excomunión.

Desde el siglo primero la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado . El aborto se condena en la Iglesia desde los tiempos de la «Didajé», en el siglo I(749).

La eutanasia

No sólo está prohibido quitarse la vida, sino también acortarla directamente, como sucede con la eutanasia.

La eutanasia es un acto deliberado de dar fin a la vida de una persona.

«Anticipar la muerte, por muy cierta que sea, y por insoportable que parezca la vida, es otorgarse un derecho que sólo a Dios pertenece. Y esto aun cuando el enfermo consienta y lo solicite vivamente, porque ni siquiera él puede conferir un derecho que tampoco posee, ya que no es dueño ni propietario de su cuerpo y de su existencia».

La eutanasia se quiere enmascarar con la etiqueta de «muerte digna», lo mismo que el aborto asesino se quiere disimular llamándole «interrupción del embarazo».

Después del aborto vendrá la eutanasia. Por la misma razón que se permite matar a los niños no deseados, se permitirá matar a los enfermos y ancianos que estorben. «Que nadie se engañe. Primero fue el no nacido, ahora el anciano, y luego vendrá todo aquel que estorbe al que manda, o el que se atreva a disentir. La cultura de la muerte es imparable, aunque sus argumentos sean nulos», ha dicho Santiago Martín.

Se empieza con una etiqueta de buena apariencia: muerte digna, ayudar a morir al que no desea sufrir más. Pero luego se pasa a acciones aterradoras, como el caso de un matrimonio joven que quería eliminar a la abuela porque necesitaba su cama. Por los años 70, en la China comunista desaparecieron de golpe leprosos, ciegos, locos y minusválidos. Esta «purga» explica en parte el impresionante agujero descubierto por los demógrafos de cincuenta millones de habitantes en la población china(761).

Por la misma razón por la cual algunos defienden hoy el aborto, el día de mañana serán ellos mismos eliminados por sus hijos, que los considerarán una carga inútil. Diego Díaz en su libro «La última edad», recuerda unas palabras del demógrafo americano Dr. Gallop, de la Universidad de Manitoba (Canadá): «Una vez que hayas permitido la muerte del feto, el ciclo no se cerrará. No habrá límites de edad. Se habrá puesto en movimiento una reacción en cadena que podrá hacer de ti una víctima. Tus hijos querrán matarte, porque permitiste que fueran muertos sus hermanos y hermanas. Querrán matarte por no poder soportar tu vejez». Incluso hay quien se ufana de haber podido comprar un coche con el dinero del seguro de vida del enfermo que dejó morir por falta de asistencia . Y como dice el Dr. Gallop :«Si un doctor acepta dinero para matar a un inocente en el seno materno, el mismo doctor te matará a ti con un inyección, cuando alguien se lo pague».

El jueves 4 de junio de 1987 pudimos ver en televisión en el espacio «Debate» cómo el defensor de la eutanasia decía que todos debíamos tener derecho a morir de modo digno, y el médico del Hospital de Basurto le dijo que en eso tiene toda la razón, pero la eutanasia consiste en matar al enfermo, y los médicos están para sanar, no para matar.

Morir dignamente es asumir la muerte humana y cristianamente.

Todos los periódicos de España hablaron del caso de la niña Mercedes Rodríguez, de Bilbao, cuyo padre, Emilio, de veintiséis años, pidió por todos los Medios de Comunicación que los médicos mataran a su hija enferma. Hubo algún matrimonio que quiso hacerse cargo de su hija.

Más tarde se encontró remedio a algunos de los males de la niña.

Una enfermera del Hospital holandés de Vliethoven asesinó por medio de una inyección a nueve ancianos .

Cuatro enfermeras de Austria fueron condenadas por liquidar a cuarenta y nueve enfermos que les resultaban molestos . Una de las enfermeras, llamada Waltraud Wagner, reconoce haber matado a once personas .

En Holanda se registran al año más de dos mil casos de eutanasia, mil de los cuales se practicaron sin ser solicitada por el paciente . La legalización de la eutanasia en 1992 ha provocado una enorme difusión de una tarjeta donde se dice que el portador no admite le sea practicada la eutanasia; y ochenta de cada cien mayores de setenta y cinco años no quieren ni oír hablar del Hospital por miedo a ser eliminados. El miedo a que se les practique la eutanasia ha hecho que los ancianos holandeses se asocien en la NPV para defenderse de la eutanasia. La NPV cuenta con sesenta y tres mil miembros, y en las últimas semanas se han apuntado cinco mil nuevos socios .

Conozco casos de enfermos terminales por los que se ha hecho todo lo que es razonable hacer, y que mueren desesperados creyendo que se les tiene abandonados. Si esto ocurre en una situación en la que la eutanasia está rechazada, cuántos morirían desesperados creyéndose abandonados en una situación en que la eutanasia esté legalizada?.

De hecho en Australia se ha anulado la ley que permitía la eutanasia .

No es lícito dar a un enfermo una inyección con el propósito de provocar la muerte, ya inevitable, apoyados en el piadoso deseo de que no sufra. No es lícito provocar directamente la muerte por un medio artificial(762), ni siquiera a petición del interesado, pero el médico puede dar al enfermo algún lenitivo de los dolores, aun a sabiendas de que posiblemente con ello se acelere indirectamente la muerte(763).

Pero si la dosis empleada, aunque no produzca directamente la muerte, hace privar al enfermo del uso de la razón hasta el momento de morir no se podrá aplicar al moribundo; a no ser que esté ya preparado espiritualmente. En caso contrario sería privarle de una adecuada preparación para su salvación eterna, lo cual es mucho más importante que el alivio corporal .

Todos debemos poner los medios proporcionados para conservar o recuperar la salud. Pero no estamos obligados a los medios desproporcionados como serían medicamentos muy caros o intervenciones quirúrgicas muy dolorosas . Cuando el enfermo, a juicio del médico, no tiene esperanza de curación, no es necesario prolongar indefinidamente (distanasia), por medio de medicinas o aparatos, una vida que corre irrevocablemente a su término . Sobre todo cuando la vida se prolonga artificialmente, tan sólo vegetativamente, sin reacciones humanas, es perfectamente lícito interrumpir las medidas extraordinarias y suspenderle el tratamiento o desconectarle los aparatos dejando que la naturaleza siga su curso . Una existencia irreversiblemente vegetativa, que ha dejado de ser humana, puede no tener sentido el prolongarla. Aunque no se puede privar a los familiares de su derecho de emplear todos los medios a su alcance para mantener la esperanza hasta última hora.

En septiembre de 1989 la Conferencia Episcopal Española ha redactado un «Testamento Vital» para los enfermos que se hayan en una situación terminal. Dice así: «El que suscribe pide que si por mi enfermedad llegara a estar en situación crítica e irrecuperable, no se me mantenga en vida por medio de tratamientos desproporcionados o extraordinarios, que no se me aplique la eutanasia activa, ni se me prolongue abusiva e irracionalmente mi proceso de muerte; pero que se me administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos.

Pido igual ayuda para asumir cristiana y humanamente mi propia muerte.

Deseo poder prepararme para este acontecimiento final de mi existencia en paz, con la compañía de mis seres queridos y el consuelo de mi fe cristiana».

La doctrina de la Iglesia sobre la eutanasia puede resumirse en este decálogo:

1º.- Jamás es lícito matar a un paciente, ni siquiera para no verle sufrir o no hacerle sufrir, aunque él lo pidiera expresamente. Ni el paciente, ni los médicos, ni el personal sanitario, ni los familiares tienen la facultad de decidir o provocar la muerte de una persona.

2º.- No es lícita la acción que por su naturaleza provoca directa o intencionalmente la muerte de un paciente.

3º.- No es lícito omitir una prestación debida normalmente a un paciente, sin la cual va irremisiblemente a la muerte: por ejemplo, los cuidados vitales (alimentación por tubo y remedios terapéuticos normales) debidos a todo paciente, aunque sufra un mal incurable o esté en fase terminal o en coma irreversible.

4º.- No es lícito rehusar o renunciar a cuidados y tratamientos posibles y disponibles cuando se sabe que resultan eficaces, aunque sea sólo parcialmente. En concreto, no se ha de omitir el tratamiento a enfermos en coma si existe alguna posibilidad de recuperación; aunque se puede interrumpir cuando se haya constatado su total ineficacia. En todo caso, siempre se han de mantener las medidas de sostenimiento.

5º.- No existe la obligación de someter al paciente terminal a nuevas operaciones quirúrgicas cuando no se tiene la fundada esperanza de hacerle más llevadera su vida.

6º.- Es lícito suministrar narcóticos y analgésicos que alivien el dolor, aunque atenúen la consciencia y provoquen de modo secundario un acortamiento de la vida del paciente. Siempre que el fin de la acción sea calmar el dolor, y no provocar subrepticiamente un acortamiento sustancial de la vida; en este caso, la moralidad de la acción depende de la intención con que se haga, y de que exista una debida proporción entre lo que se logra (la disminución del dolor) y el efecto negativo para la salud.

7º.- Es lícito dejar de aplicar tratamientos desproporcionados a un paciente en coma irreversible cuando haya perdido toda actividad cerebral. Pero no lo es cuando el cerebro del paciente conserva ciertas funciones vitales, si esta omisión provocase la muerte inmediata.

8º.- Las personas minusválidas o con malformaciones tienen los mismos derechos que las demás personas, concretamente, en lo que se refiere a recepción de tratamiento terapéutico. En las fases prenatal y posnatal se les han de proporcionar las mismas curas que a los fetos y niños sin ninguna minusvalía.

9º.- El Estado no puede atribuirse el derecho de legalizar la eutanasia, pues la vida del inocente es un bien que supera el poder de disposición, tanto del individuo como del Estado.

10º.- La eutanasia es un crimen contra la vida humana y contra la ley divina, del que se hacen responsables todos los que intervienen en la decisión y ejecución del acto homicida.

Una obra de caridad muy actual es la donación de órganos para trasplantes. Donar el cadáver para que otra persona pueda recibir un órgano aprovechable es una obra de caridad que deberíamos hacer todos.

Sería bueno llevar junto al Documento Nacional de Identidad, un papel firmado donde se haga donación de todo órgano aprovechable después de nuestra muerte.

Actualmente se puede solicitar la tarjeta de donante en las Residencias y Ambulatorios de la Seguridad Social. Esto facilita la gestión, pues el donante figura en los archivos de la Seguridad Social.

Si la donación es en vida, deben darse algunas condiciones :

a) que el donante lo otorgue libre y responsablemente, después de haber sido suficientemente informado.

b) que las garantías de éxito sean proporcionales a los inconvenientes para el donante.

c) que el órgano sea doble o regenerable: como la sangre.

Exceptuados los casos de prescripciones médicas, de orden estrictamente terapéutico, las amputaciones, mutilaciones o esterilizaciones directamente voluntarias de personas inocentes son contrarias a la ley moral .

La bioética

En marzo de 1987, la Santa Sede publicó un documento titulado «Donum vitae» sobre Bioética, poniendo barreras morales a la manipulación genética. La Iglesia está a favor del hombre y no acepta que se fabriquen hombres en serie para luego destruirlos cuando ya no interesen.

No puede permitirse el derecho a crear una vida humana con el fin de destruirla después. Leí en el Diario YA, que frente a los seiscientos niños probeta conseguidos, se han destruido veintitrés mil cuatrocientos óvulos fecundados «in vitro»,es decir, que se perdieron el 97,5% de las vidas humanas que se iniciaron(750).

En Francia, en 1986 se consiguieron ochocientos «niños probeta», pero se habían concebido «in vitro» once mil embriones humanos. Es decir, se destruyeron diez mil doscientos seres humanos(751).

El Dr. Justo Aznar, Jefe del Departamento de Biopatología Clínica del Hospital de la Fe de Valencia, dice que por cada niño «in vitro» que nace se pierden cuarenta vidas humanas(752), pues para obtener un niño probeta se fecundan unos cincuenta óvulos. La experimentación científica no puede legitimar esta destrucción de vidas humanas.

El Dr. Jacques Testart cuenta en su libro «El embrión transparente» cómo en la Clínica Clamart donde él trabaja, a veces coinciden en la misma habitación una mujer que va a abortar y otra que está sometida a tratamiento para lograr la fecundación «in vitro». No sería más lógico que la segunda adoptara al niño de la primera, en lugar de que tengan que morir cincuenta niños probeta para que ella consiga uno?.

En la presentación del documento «Donum Vitae», el cardenal Ratzinger dice: «La actividad científica está sometida a la ley ética. La Ciencia no es un absoluto a lo que se puede sacrificar todo, aun la dignidad del hombre». Progreso que va contra la dignidad del hombre no es verdadero progreso.

He aquí algunas ideas del documento «Donum Vitae»:

« Si el progreso tecnológico no está encauzado por la moral, puede atentar contra la dignidad de la persona humana (Introducción n 2). No todo lo que es técnicamente posible es moralmente admisible (Introducción n 4). La Ciencia y la técnica exigen el respeto incondicional a los criterios fundamentales de la moralidad: deben estar al servicio de la persona humana (Introducción n 2). El ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el primer instante de su concepción (I,1). Es inmoral producir embriones humanos destinados a ser explotados como «material disponible». Resulta obligado denunciar la particular gravedad de la destrucción voluntaria de los embriones humanos obtenidos «in vitro» con el sólo objeto de investigar (I, 4). Tanto en el caso de los fetos muertos, como cuando se trata de cadáveres de personas adultas, toda práctica comercial es ilícita y debe ser prohibida (I, 4). Desde el punto de vista moral, sólo es verdaderamente responsable, para con quien ha de nacer, la procreación que es fruto del matrimonio… La fidelidad de los esposos, en la unidad del matrimonio, comporta el recíproco respeto de su derecho a llegar a ser padre y madre exclusivamente el uno a través del otro. El hijo tiene derecho a ser concebido, llevado en las entrañas, traído al mundo y educado dentro del matrimonio (II, 1)».

Un hijo concebido con ayuda de un gameto procedente de una tercera persona es propiamente un hijo adulterino. Por lo mismo están prohibidos los «vientres de alquiler» que van contra la unidad del matrimonio, y la congelación de embriones que los expone a posibles manipulaciones contra la dignidad de la persona humana.

Las técnicas que provocan una disociación de la paternidad por la intervención de una persona extraña a los cónyuges (donación del esperma o del óvulo, préstamo de útero), son gravemente deshonestas.

El P. Javier Gafo, S.I., Catedrático de Bioética en la Universidad de Comillas en Madrid, dice: «El desarrollo tecnológico no es un valor en sí absoluto, en nombre del cual pueda legitimarse cualquier tipo de avance. Las nuevas técnicas de reproducción humana pueden llevar a abusivas manipulaciones del embrión y a una degradación de su valor humano». Se pueden realizar verdaderas perversiones. Manipulando el cromosoma de la agresividad se podrían obtener seres humanos de tendencias criminales destinados al terrorismo. La ingeniería genética podría conseguir hombres infradotados para ponerlos al servicio de los listos que los han «producido». Sería una nueva modalidad de esclavitud. Y ningún hombre debe ser explotado por el que es más fuerte que él sea económicamente, sea culturalmente, sea físicamente, sea psíquicamente. Todo hombre, nacido o no nacido, enfermo incurable o desbordante de salud, es hijo de Dios. No puede ser explotado por otro hombre.

El Premio Nobel Dr.Severo Ochoa entrevistado por la periodista Pilar Urbano, dijo: «Muchas veces el hallazgo científico se escapa de nuestras manos y se vuelve contra el hombre».

Evidentemente, no todo lo que es técnicamente posible es moralmente aceptable. Los Medios de Información propagaron que dos lesbianas del país vasco habían tenido un hijo en común: una quedó embarazada con espermatozoide de banco, y el óvulo fecundado fue anidado en la otra.

Esto es una monstruosidad. Ese niño va a vivir traumatizado cuando se entere que es hijo de dos mujeres anormales. Siempre será verdad que toda ciencia necesita de la conciencia. «Las intervenciones sobre el embrión humano sólo son lícitas si tienen como fin la mejora de sus condiciones de vida»(753).

El 24 de Febrero de 1997 todos los medios de información se hicieron eco de la clonación de una oveja en Escocia, quitando el código genético de un óvulo y fecundándolo con otra célula con su código genético. Así se engendra un nuevo ser idéntico al segundo.

Con esta ocasión se multiplicaron los comentarios sobre la aplicación de la clonación al ser humano. Uno de ellos fue el de Juan Antonio Martínez, Delegado de la Conferencia Episcopal Española, que dijo por televisión: «La Ciencia sin conciencia se vuelve contra el hombre».

Efectivamente, sería una monstruosidad que unos hombres «fabricaran» a otros infradotados intelectualmente, sumisos y dóciles, pero muy fuertes físicamente, para su servicio en trabajos duros o peligrosos.

Sería una nueva forma de esclavitud.

Por eso la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe en su documento «Donum Vitae» (I,6) dice que la clonación humana es contraria a la moral.

En Abril de 1997 se celebró en Oviedo un Convenio de Bioética.

Representantes de veinte países firmaron un Convenio Europeo sobre Derechos Humanos y Biomedicina auspiciado por el Consejo de Europa.

Este documento incluye un anexo especial sobre la clonación humana que prohibe expresamente. Pone límites a la ingeniería genética y protege a los ciudadanos frente a los avances científicos. (ABC de Madrid del 5-IV-97, pg. 59).

Los Testigos de Jehová prohíben las transfusiones de sangre, diciendo que están prohibidas por la Biblia; y son capaces de dejar morir a una persona antes de facilitarle esta ayuda.

En primer lugar hay que decir que esto es falso. En ningún lugar de la Biblia se habla de las transfusiones de sangre. La Biblia no puede prohibir una cosa que se desconocía en su tiempo. Lo que la Biblia prohíbe es comer sangre de animales, por estar relacionada con la idolatría que ellos veían en otros pueblos que sacrificaban animales a los ídolos. También la Biblia prohíbe comer sebo(754).

Y a esto no hacen caso.

Pero además Cristo abolió algunas prácticas del Antiguo Testamento e instauró el Nuevo(755).

Muchas de las leyes del Antiguo Testamento no rigen en el Nuevo (circuncisión, peregrinar a Jerusalén, pena de muerte para los adúlteros, etc.). Esta prohibición de no tomar sangre se mantuvo al principio por consideración a los cristianos procedentes del judaísmo, apegados a sus costumbres, que tenían reparo en participar en comidas que habían estado prohibidas para ellos durante toda su vida, y no se les debía escandalizar. El tránsito del Antiguo al Nuevo Testamento, necesitaba su tiempo para que aquellos judíos se desprendieran de sus viejas costumbres; pero pronto se permitió a los cristianos tomar toda clase de alimentos, como dice San Pablo: «Ni porque comamos ni porque no comamos mereceremos o desmereceremos; pero si lo que yo como escandaliza a mi hermano, no comeré»(756).

Pero después dice que se puede comer de todo(757).

El abstenerse de comer sangre fue una norma transitoria, circunstancial y disciplinar que cayó en desuso al desaparecer las comunidades palestinenses judeo-cristianas con la guerra del 70(758).

Por eso no vuelve a mencionarse ni en San Pablo ni en los Padres Apostólicos. En cambio la prohibición de la fornicación se repite con frecuencia en San Pablo y en los Padres Apostólicos.

Por otra parte, ya lo dijo San Mateo: «Lo que mancha al hombre no es lo que entra por la boca, sino lo que sale del corazón»(759).

En cambio lo que dice la Biblia con toda claridad es que debemos dar la vida por los hermanos , pues ésta es la mejor manera de mostrarles nuestro amor a ellos . Pues, si debemos estar dispuestos a dar la vida por nuestros hermanos; cuánto más un poco de sangre, que recuperamos con facilidad, y que puede salvar la vida de un hermano! Luego, las transfusiones de sangre no sólo no están contra la Biblia, sino que están muy de acuerdo con ella, ya que nos manda sacrificarnos por nuestros hermanos. El que se oponga a las transfusiones de sangre, está muy lejos de conocer la Biblia y el mensaje de amor que ella encierra en bien de todos.

Es, además, un pecado contra este mandamiento el suicidio, es decir, quitarse a sí mismo la vida deliberadamente y por propia iniciativa.

El suicidio es pecado grave porque la vida no nos pertenece a nosotros, sino a Dios, que nos la ha entregado en usufructo(760).

No puedo quemar la casa en que vivo porque no es mía: la tengo sólo arrendada. Acaso me he dado yo la vida para considerarla como mía? Pero generalmente el suicida lo hace en un momento de arrebato o desesperación. Y esto es un atenuante.

Las situaciones difíciles se superan pidiendo a Dios que nos libre de ellas o nos dé fuerzas para sobrellevarlas. Pero el suicidio no arregla nada: lo estropea del todo y para siempre. Por eso sólo la locura o la irreligión pueden llevar al suicidio.

«El suicidio lo cometen frecuentemente personas que por enfermedad, o por otras causas, no son totalmente dueñas de sí mismas. De ordinario es difícil medir el grado de responsabilidad y de culpabilidad que contraen». Trastornos psíquicos graves pueden disminuir la responsabilidad del suicida.

«La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida».

No es suicidarse el perder la vida en un acto de servicio o de caridad , como al salvar a un náufrago. Aunque uno sepa, al tirarse al agua, que es posible pierda la vida. Esto no es suicidarse, pues no se busca la muerte directamente, sino que se pierde la vida al querer salvar a otro.

La pena de muerte

En un año murieron en España más de cien víctimas del terrorismo. Si se hubiera ejecutado al criminal al primer asesinato, no hubieran muerto todos los demás asesinados. Algún terrorista asesinó más de diez veces. No es deseable la muerte de nadie, pero si para que no mueran los inocentes es necesario ejecutar a los asesinos, puede ser esto una exigencia del bien común .

En las Navidades de 1986 hubo 62 muertos en un avión Boeing 737, secuestrado por un grupo de terroristas(719).

El 19 de julio de 1987, una bomba terrorista produjo 20 muertos en un hipermercado de Barcelona(720).

No se comprende por qué los criminales pueden aplicar la pena de muerte a un inocente, y los jueces no puedan aplicar la misma pena a los asesinos culpables. Se supone, naturalmente, una culpabilidad claramente demostrada (721). Lo mismo que es lícito matar a un injusto agresor en defensa propia (722), la Autoridad puede aplicar la pena de muerte para defender la vida de los inocentes(722a).

La legítima defensa propia es aceptada por todo el mundo. Con la pena de muerte la Autoridad defiende a los inocentes, siempre expuestos a caer en manos de los criminales. Se trata de casos extremos en los que la pena de muerte sea el único modo eficaz de defender la vida de personas inocentes de un injusto agresor(722b)

Por eso el 73% de los británicos son partidarios de la pena de muerte para los terroristas, según un sondeo de opinión de Harris .

Según una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, la mitad de los españoles está a favor de la pena de muerte para los terroristas y asesinos .

En Estados Unidos se ha restablecido la pena de muerte en muchos Estados .

No es lo mismo el que mata en un arrebato pasional que el profesional del crimen. Un asesino es un peligro para las personas inocentes. La cadena perpetua puede no bastar, pues los asesinos se pueden fugar. A veces de modo espectacular. En 1986 se fugó de la cárcel de La Santé , de París, Michel Baugour , en un helicóptero alquilado y pilotado por su novia Nadine .

En Alemania un preso se fugó en un tanque que robaron sus amigos y entró en la cárcel derribando la puerta .

En Copenhague (Dinamarca) doce presos se escaparon de la cárcel al ser derribada parte del muro de la prisión por una excavadora manejada por un cómplice de los presos .

A primeros de mayo de 1982, se fugó de la cárcel central de Lovaina, considerada como de alta seguridad, Freddy Horion , a quien se le había conmutado por cadena perpetua la pena de muerte a la que había sido condenado por haber asesinado a cinco personas miembros de una familia .

Dos etarras, terroristas, se fugaron de la cárcel de San Sebastián, escondidos en los altavoces de un cantante que había actuado en la cárcel.

O que un preso que no vuelva a la cárcel después de un permiso de fin de semana, como uno que no volvió al Penal de Ocaña, donde cumplía 36 años de condena, y que al ser reconocido disparó sobre dos policías que iban a detenerle, matando a los dos . Una niña de nueve años vallisoletana, fue violada y asesinada por un recluso que salió de la cárcel con permiso . En un sólo día se fugaron de las cárceles españolas cinco reclusos que disfrutaban permisos de fin de semana .

Según los datos del gobierno, desde el 1 de enero de 1982 hasta el 1 de octubre de 1988, cinco mil setenta y cuatro presos no regresaron después de sus permisos . Un recluso que cumplía condena por robo con homicidio, en un permiso carcelario asesinó a dos jóvenes . Otro preso en régimen abierto asesinó a una mujer en Madrid .

Otras veces los terroristas secuestran a un inocente exigiendo la liberación de sus compañeros encarcelados bajo la amenaza de asesinar al secuestrado: dos hechos próximos y contrarios son iluminadores. En Italia, donde no hay pena de muerte, los secuestradores, seguros de que sus compañeros en prisión no perderían la vida, asesinaron a su rehén Aldo Moro . En cambio en Francia, donde hay pena de muerte, el industrial Jean Eddouard Empain , fue liberado por sus secuestradores, a los dos meses de cautiverio, al ser amenazado con la guillotina el jefe de la banda de secuestradores Alain Caillol , que estaba en prisión .

En diciembre de 1984, los secuestradores de un avión de la líneas aéreas kuwaitíes, mataron a cinco pasajeros para obligar al gobierno de Kuwait a soltar trece presos condenados por diversos actos de terrorismo .

La pena de muerte sigue en vigor en la mayor parte del mundo .

De los ciento sesenta estados independientes que hay en el mundo, sólo una veintena han abolido la pena de muerte de su ordenamiento jurídico(723).

Hay que advertir que la pena de muerte no supone el derecho a matar a un inocente, sino el derecho a ejecutar a un culpable . Debe constar con toda certeza su culpabilidad criminal, por lo irreparable de una equivocación .

La conveniencia o no de la abolición de la pena de muerte es un problema complejo y polémico, y no pueden esperarse respuestas nítidas ni definitivas .

Hoy existe una corriente ideológica contraria a la pena de muerte. Por eso la Comisión Social de los Obispos franceses ha publicado un comunicado en enero del 78 en pro de la abolición de la pena de muerte en Francia. Sin embargo reconocen que no son ilícitas las disposiciones de un código penal que impone la pena capital con el fin de proteger a la sociedad. «La Iglesia no ha condenado la ejecución de un criminal, de acuerdo con la ley, y por la autoridad convenientemente constituida»(724).

El alcohol

Peca gravemente contra el quinto mandamiento quien se emborracha hasta perder el uso de la razón.

Lo mismo que no podemos privarnos de la vida, tampoco podemos privarnos de la razón. Sería matar la personalidad, y esto no puede hacerse sin causa justificada, como sería anestesiar antes de una operación quirúrgica.

Cuando la borrachera no es completa, es decir, cuando no pasa de un «ponerse alegre», no es pecado grave. Pero hay que tener mucho cuidado, porque el que ha bebido demasiado tiene poco dominio de sí mismo y fácilmente comete pecados que sin haber bebido no cometería.

Por eso hay que saber beber con moderación y cortar a tiempo.

Puede ser que borracho se hagan tonterías que no se harían si se estuviera sereno. No se es responsable de lo que se hace sin darse cuenta, pero el pecado se comete antes de emborracharse, cuando se daba uno cuenta de lo que se podía hacer borracho, y sin embargo, se emborrachó voluntariamente. Lo mismo que el que va de noche junto a un precipicio, sin necesidad, y se despeña; el mal paso que le hizo caer lo dio sin querer, pero es responsable de su caída cuando, dándose cuenta del peligro, emprendió el camino sin necesidad.

El beber con exceso no sólo ofende a Dios, sino que es también malo para la salud. El alcohol debilita la voluntad, destroza el sistema nervioso, lesiona el hígado y el cerebro, envenena la sangre, y dispone al organismo para multitud de enfermedades: tuberculosis, pulmonía, tifus, reúma, diabetes, etc.

Por otra parte, es muy difícil que quien se da a la bebida lleve una vida moral, pues el alcohol atiza la lujuria.

Las drogas

Unas palabras sobre drogas. «El uso de las drogas, excepto por razones terapéuticas, es falta grave»(778).

Es muy triste que la juventud sea el campo abonado donde hacen su gran negocio los traficantes de drogas. Las drogas están haciendo estragos en la juventud. Esclavizan de tal modo que los adictos no pueden pasar sin la droga. Y como cuesta mucho dinero, lo sacan de donde sea, incluso robando y matando. Y terminan destrozando su salud, y con frecuencia en la cárcel. El hambre de drogas es insaciable; el cuerpo y el alma son sus esclavos. El drogadicto es un verdadero enfermo. No tiene más que un pensamiento, un deseo, una preocupación: la droga.

Donde sea, como sea, sin freno, sin vergüenza, sin pensar. Está dispuesto a no comer, a reducirse a un mal oliente, a prostituirse, a robar, a matar, con tal de poder procurarse la droga. El precio no le importa .

El síndrome de abstinencia,«el mono», lleva a reacciones impensables a fin de conseguir la droga. El mono es algo que crece y crece, que no se detiene, que obliga a quien lo sufre a cometer cualquier locura con tal de acabar con ese infierno, que enloquece al adicto y lo convierte en un ser radicalmente distinto, un ser al que no le importa nada ni nadie, al que no le preocupa otra cosa que conseguir más droga y «matar el mono».

En los Estados Unidos faltan plazas en los hospitales para tantos drogadictos como hay que internar. En Nueva York mueren mensualmente cien adolescentes por culpa de las drogas. Más que por todas otras causas juntas. Por eso, mucho cuidado. Jamás tomar. Ni siquiera probar. Muchos empezaron por la tontería de probar, y luego se enviciaron y terminaron esclavos de la droga.

El conocido doctor Garrido Lestache, dijo por Radio Nacional de España, el 20 de agosto de 1984, a las doce y cuarto del mediodía, que el que empieza fumando porros, termina con la heroína.

Esto está confirmado por la experiencia, a pesar de lo que digan en contra algunos interesados en difundir el consumo de drogas.

Los traficantes a veces la regalan para que la juventud se aficione.

Luego viene todo rodando. Si se empieza, se terminará haciéndose un desgraciado; quizás loco, y hasta muerto prematuramente hecho una piltrafa. «Si la población conociera de verdad los efectos de las drogas que van deteriorando la personalidad de un modo progresivo, física y psíquicamente, si conociera de verdad la dificultad de salir del círculo de la droga-adicción, reaccionaría violentamente contra el consumo de drogas. Los fracasos de la terapéutica son muy numerosos; por eso los esfuerzos deben dirigirse no solamente para curar a los pacientes que ya han caído en la drogadicción, sino sobre todo en evitar que los sujetos lleguen a adquirirla».

El 12 de noviembre de 1979 oí en Radio Nacional de España en «Protagonistas nosotros», un espacio sobre drogas a cargo del Dr.Monegal, especialista en problemas con drogadictos. Apunté las siguientes afirmaciones: «El porro envenena gravemente. A veces, después, es muy difícil la desintoxicación. Los que piden la despenalización del porro, porque consideran a la marihuana inofensiva, tienen un absoluto desconocimiento científico de sus consecuencias biológicas y psíquicas. A veces se producen daños irreparables, sobre todo en el desarrollo de los adolescentes.

La dependencia, es decir, la esclavitud de la droga, puede producirse con la primera dosis: depende de personas».

«Se ha descrito una serie de trastornos y estados psíquicos (manifestaciones esquizofrénicas, maníacas y orgánicas agudas), relacionadas con el uso de la marihuana».

En otro programa sobre Drogas en Radio Nacional de España, a las 9 de la mañana, primeros de enero de 1979, dijo el Dr.Cajal, Catedrático de Psicopatología en la Facultad de Madrid: «Las actitudes permisivas siempre han favorecido la propagación de las drogodependencias».

Oí decir a un drogadicto que cuando empezó pensaba inyectarse una vez al día, y después necesitó inyectarse cuatro o cinco veces al día . El Dr. Freixa, Catedrático de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Barcelona, dijo por Radio Nacional de España en el programa «Protagonistas nosotros» el 6 de febrero de 1980: «Todos los drogadictos que han terminado esclavos de la heroína y con graves lesiones psíquicas, empezaron fumándose un porro con unos amigos».

Generalmente se empieza por curiosidad o por tirón del grupo, con el engaño de probar sensaciones nuevas, etc. y después viene la dependencia física que produce una alteración del metabolismo, que puede llevar a la muerte. Esto es muy frecuente.

El drogadicto siempre es un enfermo. La droga modifica el psiquismo.

Las drogas producen alteraciones psíquicas irreversibles aunque se cure la tendencia.

El drogadicto pierde interés por todo lo que no sea la droga: ni familia, ni trabajo, ni sociedad, ni nada. Poco a poco se desmorona su personalidad y termina convirtiéndose en una piltrafa humana.

Alejandro Vallejo-Nájera, hermano del famoso psiquiatra Juan Antonio, que estuvo metido en el mundo de la droga, decía: «La droga es el infierno».

En España han muerto por las drogas sesenta personas en dos meses, y sólo en Barcelona, veintidós muertos por las drogas en una semana . En Madrid mueren siete personas por sobredosis cada día .

Acción Familiar ha editado un tríptico en el que sugiere a los padres cinco consejos para evitar que sus hijos se droguen.

1.- Hacer acogedor el ambiente familiar, armonizando la autoridad, que nunca debe faltar en el hogar, con el diálogo, la comprensión y la participación.

2.- Acostumbraos a escuchar a vuestros hijos, y no deis excesiva importancia a unas formas externas que son propias de la moda de cada época.

3.- Evitad tanto la sobreprotección como el ser «padres de paja», y educadles en una razonable austeridad, acostumbrándoles a soportar frustraciones.

4.- Más que sermones sobre los daños de la droga, dadles el ejemplo de vuestra sobriedad, especialmente en el uso que hacéis del alcohol, del tabaco y de los psicofármacos.

5.- Ofrecedles objetivos e ideales en lugar de nuevos medios de bienestar, de comodidad y de vida fácil, que hacen su voluntad débil ante el asalto de la droga.

Estos cinco consejos están orientados a crear en el hogar un ambiente sano, que haga innecesaria la evasión por la droga.

Recordemos que, según la Organización Mundial de la Salud, entre las causas predominantes de la drogadicción se hallan las circunstancias de tipo familiar: hogares desintegrados por el divorcio, padres sobreprotectores, padres sin tiempo para los hijos, falta de comunicación padres-hijos, etc. .

Peca además contra este mandamiento el que escandaliza a otro, es decir, le enseña, le invita o le provoca a pecar; ya sea con palabras, con su ejemplo, o haciéndole cómplice de los propios pecados.

El escándalo es un pecado gravísimo, porque hace perder al prójimo la vida de la gracia, que es mucho más preciosa que la vida del cuerpo.

El que escandaliza es un asesino de almas. Se hacen culpables de escándalo los que manipulando la opinión pública la desvían de los valores morales .

Con la pública desvergüenza de algunas parejas, además de los pecados que cometen en su «trato libre», cometen también el pecado de escandalizar muchas almas, que, al verlas, aprenden o son tentadas. Y dijo Jesucristo, hablando de los que escandalizan, que más le valiera que los arrojaran al mar con una piedra de molino atada al cuello , pues es grande el castigo que les espera en la otra vida.

El que ha hecho daño espiritual a otro tiene obligación de reparar el daño según sus posibilidades.

Debe procurar llevarle de nuevo al buen camino. Debe exhortarle con la palabra y el buen ejemplo.

Debe orar por él .

No se debe ser jamás un mal amigo. Los que arrastran al pecado a sus compañeros hacen el oficio de Satanás.

Y tú, mucho cuidado con los malos amigos o amigas. Huye de ellos como de la peste. Si no, acabarán por perderte y serás un desgraciado en esta vida y en la otra: una manzana podrida pudre a las que la rodean.

Para salvar a uno que se está ahogando hace falta saber nadar muy bien; si no, los dos se ahogarán.

Para convertir a otro, hace falta tener mucho espíritu; si no, serás tú quien pierdas. El consejo de un sacerdote experimentado te dirá lo que debes hacer. Tenemos que transformar los ambientes. Pero para remar contra corriente hace falta tener mucha fuerza; sino, seremos arrastrados hacia abajo.

Son pecado grave contra el quinto mandamiento: el suicidio, el aborto provocado, el asesinato, el odio a muerte, las drogas, la borrachera hasta perder el uso de la razón, y el ser para otros ocasión de que comentan un pecado grave.

Por Jorge Loring


(705) – SAN PABLO: Carta a los Romanos, 12:21

(706) – Evangelio de San Mateo, 5:39

(707) – Evangelio de San Juan, 18:22s

(708) – Evangelio de San Mateo, 5:4

(709) – ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.:Teología Moral para seglares, 1º, 2ª, III, nº518. Ed.BAC

(710) – Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica nº 2308

(711) – Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2309

(712) – Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2310

(713) – Nuevo Código de Derecho Canónico, nº 2311

(714) – Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2328

(715) – JULIÁN PEREDA, S.I.: Revista Estudios de Deusto, 30(IV-1967)9-34. Bilbao

(716) – Génesis, 9:6

(717) – Éxodo, 21:12-14

(718) – SALVADOR DE MADARIAGA: Dios y los españoles, V. Ed. Planeta. Barcelona, 1975

(719) – Diario YA del 27-XII-86, pg. 19

(720) – Diario YA del 4-VIII-87, pg. 4

(721) – Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica nº 2267 nuevo

(722) – Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica nº 2264

(722a) – Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica nº 2265s nuevos

(722b) – Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica nº 2267 nuevo

(723) – RAFAEL GÓMEZ PÉREZ: Problemas morales de la existencia humana, 3º, VIII. Ed. Magisterio Español. Madrid, 1980

(724) – RONALD LAWLER, O.F.M.: La doctrina de Jesucristo, XX, 2, c. Ed. Galduria. Jódar

(725) – Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2290

(726) – Concilio Vaticano II: Gaudium et Spes: Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual, nº 51

(727) – RAFAEL GÓMEZ PÉREZ: Problemas morales de la existencia humana, IV, 3. Ed. Magisterio Español. Madrid, 1980

(728) – Dr. TOMÁS MELENDO: Fecundación «in vitro» y dignidad humana, III, 1. Ed. Casals,

(729) – Revista TRIBUNA MÉDICA del 11-X-74, pg. 37

(730) – Diario YA, 15-II-79, pg. 36

(731) – Dr. BOTELLA LLUSIÁ: Diario YA del 11-V-79, pg. 7

(732) – Revista TELVA, 550 (IV-87)116

(733) – Diario YA , 7-I-79, pg. 4

(734) – JOSÉ ANTONIO DE SOBRINO, S.I.: Onda Familiar, Aborto 1

(735) – ABC de Madrid del 19-IX-94. Pg. 61

(736) – Revista TELVA, 550(IV-87)63

(737) – Diario YA, 13-V-83, pg. 28

(738) – Diario YA, 15-III-83, pg. 25

(739) – Diario YA, 10-III-87, pg. 34

(740) – Diario ABC de Madrid, 8-IX-95, pg.95

(741) – Diario YA, 29-X-88, pg. 16

(742) – Dr. JEAN BAPTISTE JOURDAIN: Revista MUNDO CIENTÍFICO, 51 (X,85) 984

(743) – MARCELINO ZALBA, S.I.: Revista Estudios Eclesiásticos, 52(1977)9-38

(744) – Revista MUNDO CRISTIANO, 130(XI-73)34

(745) – Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2272

(746) – Diario ABC de Madrid del 24-X-94. Pg. 89

(747) – Nuevo Código de Derecho Canónico, nº 1398

(748) – Nuevo Código de Derecho Canónico, nº 1398

(749) – Didajé, II,2

(750) – Diario YA, 7-IV-88, pg. 13

(751) – JACQUES TESTART: El embrión transparente. Anexo, 4. Ed. Granica. Barcelona, 1988

(752) – Diario YA, 14-IV-88, pg. 15

(753) – Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2275

(754) – Levítico, 3:17

(755) – SAN PABLO: Carta a los Gálatas, cap.3

(756) – SAN PABLO: Primera Carta a los Corintios, 8:8, 13

(757) – SAN PABLO: Primera Carta a los Corintios, 10:25s

(758) – SALVADOR MUÑOZ IGLESIAS: Los problemas de los primeros tiempos, II, 3. ADUE.

(759) – Evangelio de San Mateo, 15:11

(768) – BALDOMERO JIMÉNEZ DUQUE: Volver a lo esencial, XXV, 2. Ed. Tau. Ávila, 1985

(769) – Conferencia Episcopal Española: Ésta es nuestra fe, 2ª, III, 7, 2, f. EDICE. Madrid, 1986

(770) – Conferencia Episcopal Española:Los cristianos en la vida pública, nn. 74 y 118-120. Ed. PPC. Madrid

(760) – Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2280

(761) – Revista 30 GIORNI, 1 (VI-1987) 10

(762) – Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica nº 2277

(763) – Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica nº 2279

(764) – Concilio Vaticano II:Gaudium et Spes: Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual, nº 75

(765) – VICENTE ENRIQUE TARANCÓN: La incógnita de la juventud, VII, 3. Ed. P.Y.L.S.A.

(766) – Sobre deberes de los ciudadanos para con la Patria, merece leerse lo que dice el P. Royo, O.P. en su Teología Moral para Seglares, tomo 1º, nn. 860-70

(767) – JUAN ANTONIO MONROY: Apuntando a la torre, XIII. Ed. Irmayol. Apartado 2001, Madrid. Este libro refuta muy bien los errores de los Testigos de Jehová, y puede servir para que ellos se den cuenta de lo disparatada que es su doctrina.

(771) -ANTONIO ROYO MARÍN,O.P.: Teología Moral para seglares, 1º, 2ª, III, nº869,3º.Ed.BAC.

(772) – Revista SILLAR, 2(VI-81)104

(773) – Acta Apostolicae Sedis del 2-VII-49. Pg. 334

(774) – FRANCISCO SKODA: L1Osservatore Romano del 10-X-80, pg. 7

(775) – BARTOLOMÉ SORGE, S.I.: La opción política del cristiano, X. Ed. BAC Popular, nº 3.

(776) – JOSÉ LUIS IDÍGORAS, S.I.: Balance de la Teología de la Liberación. Revista Teológica Limense, 23(1989)331-351

(777) – Diario YA, 17-VII-91, pg.52

(778) – Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica nº 2291

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