Lección de vida

Columna olímpica

9.8.12

     Las gestas deportivas en los Juegos olímpicos parecen no tener fin. En todas las especialidades los atletas muestran una preparación a tope que hace las finales agónicas y las emociones no parecen aptas para un corazón enfermo, sin embargo, son las historias detrás del deportista, los esfuerzos familiares, los sacrificios e incluso, el drama, de lo que casi nunca se habla.

Hoy, que una vez más Usain Bolt ha dado una muestra de velocidad al conquistar los 200 metros planos, haciendo buenos los pronósticos quiero, dentro del tema del atletismo, compartir con usted, amable lector, la historia de un deportista totalmente atípico.

Oscar Leonard Carl Pistorius es un joven de 25 años de edad. Nació tan fresco y rozagante que hasta sus papás lo querían alquilar para “niño Dios”, allá en Sudáfrica. Pero por esas cosas raras de la vida, los designios del patrón de arriba obligaron a amputarle las dos piernas, de la rodilla para abajo, a los escasos once meses de edad.

Esto representaría un drama para cualquier familia pero no para la de los Pistorius, quienes supieron que, cuando la cosa se pone brava, lo que menos caben son las lágrimas y se pusieron a buscar soluciones para el futuro del crío.

Oscar aprendió a caminar con prótesis, o sea que no conoció otra realidad y sus padres le hicieron sentir que él era tan normal como cualquier chico de su edad.

Cuentan que alguna vez le preguntó a su mamá por qué no tenía piernas. La señora le contestó: “Cada cierto número de niños que nacen, alguno lo hace sin piernas, pero Dios, que es todo bondad pensó, ¿a dónde mando a Oscar? Y te envió a nuestra casa, sabiendo que te adoraríamos y te cuidaríamos como si las tuvieras”.

Ya en la adolescencia, Pistorius se implantó unas “piernas” de fibra de carbono para poder dar rienda suelta a su pasión: El atletismo, concretamente en la prueba de 400 metros planos.

Correr era lo que más disfrutaba y se juró competir en unos Juegos Olímpicos. Para Beijing 2008, la Federación Internacional de Atletismo, (IAAF, por sus siglas), se lo impidió, aduciendo que sus prótesis le daban una ventaja desleal sobre los competidores catalogados como “normales”.

Oscar acudió al Tribunal de Arbitraje y este obligo al Comité Olímpico Internacional a darle la oportunidad de competir en Londres 2012.

 En una verdadera lección de vida, el sudafricano llegó hasta semifinales, quedando lejos del registro logrado por el ganador de la prueba, el granadino Kirani James, de 43.07 segundos.

Que Dios te bendiga, querido Oscar, porque pese a que no ganaste ninguna medalla, nos has enseñado el valor del tesón, el trabajo, las ilusiones y lo que puede llegar a valer un sueño. Ojalá aprendiéramos esta…Lección de vida.


LA TRIVIA DE HOY: ¿Que atleta mexicana asistió a los Juegos Olímpicos de Londres 2012 por la vía del arbitraje y en que disciplina?

 

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