Columna olímpica
8.8.12
El atletismo es el rey de los Juegos Olímpicos. Al margen de gustos, así nacieron y de esa forma se busca al más fuerte, más rápido y más alto, divisa de este extraordinario movimiento. Las pruebas de pista y campo dejan boquiabierto al espectador con proezas que parecen no tener límite.
Sin embargo, hay una prueba que se deja al último y se corre en un circuito callejero: La Maratón.
Se dice que en la antigua Grecia, los atenienses ganaron la batalla de Maratón a los persas o medos, capitaneados por Darío l, gracias a la prontitud con que llegaban los partes de guerra. Los efectivos que defendían el territorio helénico devoraban grandes distancias para informar el movimiento de las tropas enemigas y gracias a esa valiosa información, los estrategas podían anticipar a un ejército que los superaba en número y capacidad bélica.
En la era moderna, a esa carrera pedreste se le denomina así en honor a esos adalides de la antigüedad.
Correr por espacio de 42 kilómetros y cachito no es un asunto menor. El cuerpo requiere de una resistencia sobrehumana, pero los que lo han intentado me dicen que el reto radica en el factor mental.
Cuando se rebasan los 25 o 30 kilómetros, el atleta enfrenta lo que se conoce como la “pared” y consiste en un grado de agotamiento que exige parar a cualquier a como dé lugar. Solo aquellos con un blindaje mental a prueba de misiles pueden vencer al cuerpo y al espíritu, completando la distancia.
El próximo domingo se correrá en Londres la edición de estos Juegos y tendremos representantes mexicanos. Carlos Cordero, Arturo Malaquías y Daniel Vargas buscarán hacer su chamba y, en un descuido colarse en un buen lugar, aunque hay que reconocer que la posibilidad de ganar alguna medalla es más bien escasa.
Mi primer contacto con el Maratón fue cuando, en los cortos del cine, me enteré que un atleta etíope corría descalzo. Efectivamente, Abebe Bikila ganó la prueba en Roma 60 sin zapatos. A la siguiente edición, en Tokio 64, ya con sus relucientes tenis, repitió la hazaña y vino a México 68 como el gran favorito.
Nosotros nos ubicamos en primera fila en la calle de Juanacatlán, (hoy Alfonso Reyes) en la Colonia Condesa para verlo pasar. Bikila nunca llegó. Afectado por la altura, abandonó al kilómetro 17. Esa fue su pared.
Otro paisano suyo, Mamo Wolde, recorrió la distancia en primer lugar y se ciñó la corona de la agotadora prueba.
Años más tarde, Bikila sería atropellado en Adis Abeba, capital etíope, quedando paralítico y muriendo tiempo después a los 41 años de edad. Cosas del destino.
En fin, los Juegos Olímpicos de Londres se acercan dramáticamente a su final. La Maratón es su cerrojazo. Presenciemos atentos quienes logran vencer a…La pared.
LA TRIVIA DE HOY: ¿Quién ganó la Maratón en Beijing 2008?