El secreto del amor en el matrimonio

En el fondo, no hay nadie que no concuerde con las célebres palabras del poeta húngaro Ady Endre: “Yo anhelo ser amado y pertenecer a alguien”.

Los hombres son diferentes: uno vive para la música, otro vive para el mundo de las computadoras, y un tercero se dedica a investigar todo el campo de la bioética. Pero, ¿puede haber un hombre que no desee el amor? Lo dudo. Todos los poemas, películas, historias; la experiencia, para decirlo brevemente, de los hombres de todas las épocas demuestra que no hay nada en el mundo que necesitemos tanto como el amor; nada que anhelemos tanto con todas las fibras de nuestro corazón, nada que nos haga más felices.

 

En el fondo, no hay nadie que no concuerde con las célebres palabras del poeta húngaro Ady Endre: “Yo anhelo ser amado y pertenecer a alguien”. Por eso los enamorados después de un tiempo de conocimiento propio se casan. Lamentablemente el concepto del amor y del matrimonio en nuestros días no es lo que hace 50 años. Hoy parecería ser que muchos van al matrimonio, no conscientes del pacto conyugal que ambos realizan al dar su “consentimiento”, acción que los hace darse y aceptarse mutuamente para toda la vida. En realidad el día de San Valentín es para celebrar este amor entre un hombre y una mujer que se han dicho sí frente al altar.

 

Según los escritos de Butler, San Valentín fue un santo sacerdote, quien con San Mario, y su familia socorría a los mártires de la persecución de Claudio II. Fue aprehendido o enviado por el emperador al prefecto de Roma, quien al ver que todas sus promesas para hacerlo renunciar a su fe eran ineficaces mandó a que lo golpearan con mazas y después lo decapitara. Esto tuvo lugar el 14 de febrero del año 270. Ahora bien, la costumbre sajona de que los jóvenes y las doncellas se escogieran como prometidos en este día, probablemente se basa en la creencia popular que encontramos relatada en la literatura desde los tiempos de Chaucer, de que los pájaros comenzaban a formar parejas el día de San Valentín.

Como vemos Valentín es un santo de la Iglesia Católica. Para los que llegan al altar por medio de las tradiciones cristianas existe un secreto, ¿cuál es el secreto del amor en el matrimonio? Se puede decir que es la convicción de cada uno de los cónyuges de que ese sí que se dio, no se dio para quitarlo porque vinieron los problemas, o porque se acabó el amor; o porque la señora se engordó… le resultará quizá cómico al lector leer lo anterior. Pero este sí, es decir el consentimiento, conlleva dentro de sí el sentido de la vida de cada uno de los dos, el sentido de seguridad de quienes serán sus hijos pues los ven unidos, y su propio destino como familia. Por esto mismo, celebrar el amor en febrero quiere decir cuidar el vínculo (irrevocable e indisoluble), y perseverar con todas las fuerzas para conservar, restaurar y fortalecer el amor que un día los llevó al altar. El secreto del amor pues en el matrimonio, es el convencimiento de saber que existe un misterio profundo en la vida de aquellos que se unen. El misterio de aquellos dos que entraron al templo como individuos únicos e irrepetibles, y que al salir del mismo ahora son uno, una carne, una cara. Siguen siendo él y ella pero a la vez un coser en la unión matrimonial pues se han aunado en el amor sexual. Por su esencia el matrimonio es “entrega sincera”, don-acogida-don, gracias a ella el hombre y la mujer realizan su destino hasta que la muerte los separa.

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