El drama

 

 28.6.14

 

     Arrancaron los octavos de final de la copa del mundo y resultaron sumamente emocionantes. Ya tenemos dos equipos instalados en cuartos de final y son los representativos de Colombia y Brasil.

 

El cuadro anfitrión no ha dado hasta el momento ninguna muestra de poderío y su músculo se muestra debilón. Dos empates en cuatro partidos hablan de falta de contundencia e inefectividad al ataque y llama poderosamente la atención que quienes le han arrebatado el triunfo, sean equipos del propio continente. México en la fase de grupos y ahora Chile, le impidieron alzarse con la victoria que todo el pueblo está esperando.

 

Ante Croacia, los amazónicos requirieron de la ayuda arbitral para doblarlos y luego, enfrentaron al rudimentario Camerún, equipo casi con prisa de volverse a casa y claro, lo golearon pero durante un rato, estuvo presente la posibilidad de que México pudiera, incluso, ser primer lugar de grupo.

 

El partido contra los chilenos resultó de extrema tensión y no se veía como pudiera la verde-amarelha doblegar a esos guerreros vestidos de rojo. Quiso el destino que fueran a penales y ahí, ambos cuadros, nos regalaron una de las series más erráticas de que se tenga memoria. Parecía que el nombre del juego sería el que  falle menos, gana.

 

La falta de tino de los andinos se combinó con la astucia del guardameta Julio César y de esa manera, Brasil evitó un prematuro “maracanazo” y se alzó con una victoria no del todo merecida.

 

En el otro partido, Uruguay salió a dar patadas buscando que por la vía de alguna temprana expulsión, se le pudiera echar la culpa de todos sus males a la FIFA. Sin embargo, se encontró con un fresco y relajado cuadro de Colombia que se dedicó a hacer lo que mejor sabe: Tocar la pelota, hasta que el jugador del torneo, James Rodríguez, la mandó guardar para acallar a los celestes.

 

Estilos diametralmente opuestos pero complementarios en alguna medida, nos permitieron gozar de un muy buen partido de futbol y ahora Colombia se medirá ante Brasil, en un encuentro que si yo fuera Luiz Felipe Scolari, no podría ni dormir.

 

Le platico que ya estoy en Fortaleza para la transmisión del partido de México ante Holanda. La pasión y la confianza de los paisanos acá, es incontenible; ojalá se les haga el paso a la siguiente ronda. Mientras tanto, vaya susto que pasó el equipo brasileiro y todo el comité organizador. Bueno, hasta me cuentan mis antenitas que doña Dilma Rouseff, presidenta de Brasil, anda con una diarrea que le alcanzaría hasta para pintar su casa. Seguimos pendientes.


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