Conversando con Ana Otte, doctora en Medicina por la Universidad de Frankfurt, cofundadora del Instituto Valenciano de la Fertilidad, profesora del Instituto Juan Pablo II de Valencia, médico en el Hospital de Sangunto, Valencia y autora de varios libros sobre sexualidad y métodos naturales.
Pocas voces se alzan contrarias a la distribución gratuita de la Píldora del día después (PDD). Se desconocen los efectos, su contenido agresivo y las repercusiones morales. Los poderes públicos argumentan que es una forma de prevenir los embarazos de adolescentes. Sin embargo los datos lo desmienten: aumenta la promiscuidad sexual entre jóvenes y los embarazos no descienden.
¿Por qué se llama PDD?
-Dra. Ana Otte: Es la abreviatura de “píldora del día después” o “píldora del día siguiente”. Se refiere al día siguiente después de haber tenido relaciones sexuales sin protección. Las usuarias habituales son chicas jóvenes alarmadas por si se quedan embarazadas, porque al chico se le ha roto el preservativo, o no ha utilizado ninguno. También se llama píldora “de emergencia”.
La PDD, ¿es anticonceptiva o abortiva?
-Dra. Ana Otte: Depende del momento del ciclo en el que se encuentra la mujer cuando ha tenido las relaciones sexuales. Si la toma al principio del ciclo no tiene mucho sentido, porque la mujer en los primeros días no es fértil. En cambio, si se la ingiere unos días antes de la ovulación, es posible que se consiga alterar el desarrollo normal del folículo y suprimir la ovulación. En este caso se trataría de la función anovulatoria de la PDD, aunque hay estudios recientes que han comprobado que si se toma la píldora dos o tres días antes de la ovulación, en muchas ocasiones es demasiado tarde para frenarla.
Por eso, si ha habido relaciones sexuales en estos días es posible la fecundación; lo normal sería que el embrión que se forma, comience su viaje al útero para implantarse, para crecer y desarrollarse, para finalmente nacer como bebé. Pero la píldora actúa de tal manera que las mucosas del útero que tenían que haber servido de nido para el embrión, están alteradas y el embrión no puede implantarse, se muere. Por eso, digan lo que digan, la PDD es abortiva. Las primeras píldoras estaban compuestas por estrógenos y progesterona, pero tenían efectos secundarios importantes, aunque tenían más probabilidad de impedir la ovulación. Las píldoras actuales, -con un alto contenido de progesterona- no inhiben la ovulación, más bien hacen daño al embrión.
¿Por qué se ignora tanto los efectos de la PDD?
-Dra. Ana Otte: La ignorancia es relativa: saben que con esta píldora probablemente no se van a quedar embarazadas; pero ignoran lo qué pasa en su cuerpo, con su ciclo y con su fertilidad. Si la mujer conociera sus días fértiles e infértiles, no habría ninguna necesidad de recurrir a esta píldora, porque en la mayoría de los días del ciclo no se puede quedar embarazada. Incluso con relaciones sexuales en el mismo día de la ovulación la probabilidad de un embarazo solo es del 30%. Por eso, muchas veces cuando la mujer toma la píldora, seguramente no hay aborto, porque no había fecundación, y es una lástima que dañe a su organismo innecesariamente. Pero aunque no lo sepa, su intención siempre es deshacerse de un posible embrión, y por lo tanto su actuación es reprobable.
¿La PDD es efectiva siempre?
-Dra. Ana Otte: Algunos estudios hablan de que tiene una eficacia del 95% si se toma durante las 24 horas posteriores a la relación sexual, y esta va disminuyendo a medida que pasa el tiempo. Hasta ahora se recomendaba tomar la píldora como mucho hasta las 72 horas después de la relación sexual y en dos tomas con un intervalo de 12 horas. Sin embargo, según recientes estudios publicados por Provida Press (nº 132), se puede administrar la píldora transcurridas 72 horas y de una sola vez sin perder eficacia. Si la mujer queda embarazada a pesar de tomar la píldora, hay que contar con la posibilidad de un embarazo extrauterino -fuera del útero-, lo cual es siempre una complicación grave.
¿Tienen los médicos problemas de conciencia al administrarla?
-Dra. Ana Otte: Al administrarla, su intención en primer lugar es ayudarles y prestarles apoyo. Pero no hay que olvidar que tienen derecho a la objeción de conciencia, lo cual confirma que es conocida su acción abortiva. Me cuenta mi hija –también médico-, que los compañeros en la guardia les piden un test de embarazo a estas chicas y si la prueba sale negativa, les administran la píldora. Es decir, no quieren producir un aborto, sino prevenir un embarazo. También es cierto que con la sensibilidad de los habituales tests de embarazo en orina no se diagnostica un embarazo hasta unos 15 días después de la ovulación, es decir, cuando la mujer detecta su “primera falta”.
¿Qué opina sobre la distribución gratis de la PDD en varias comunidades autónomas?
-Dra. Ana Otte: Es cierto y además está previsto, en un futuro próximo, que también las farmacias puedan participar en este programa con unos 500.000 euros asignados. Se podría invertir ese dinero en programas de diversión para los jóvenes: clubes con buenas bibliotecas, equipamiento para deporte, instrumentos musicales, ordenadores, etc. Está comprobado que los programas de prevención con anticonceptivos no retrasan la iniciación de las relaciones sexuales ni reducen el número de embarazos en las mujeres jóvenes.
¿Se podría hablar de un interés económico en las empresas farmacéuticas?
-Dra. Ana Otte: La venta de los anticonceptivos artificiales es un buen negocio, sin hablar de la exportación a los países subdesarrollados. Pero cuando los políticos establecen estos programas para jóvenes, no creo que piensen en hacer un negocio. Son medidas frente al desastre moral, al continuo aumento de embarazos en adolescentes que no saben cómo combatir. Pero es un planteamiento equivocado. Ofrecen un acceso fácil a estos fármacos, cuando realmente no consiguen nada. Además es una falta de confianza en los jóvenes, que estoy segura que responderían a estímulos más positivos.
¿Piensa usted que con la distribución de esta pastilla aumentará la promiscuidad sexual entre los jóvenes?
-Dra- Ana Otte: Según un informe de una revista científica de prestigio, en el Reino Unido entre los años 1992 y 2000, el número de adolescentes entre 16 y 19 años, a los que se les facilitó la PDD, aumentó en un 321,5%. Sin embargo, la tasa oficial de embarazos permaneció casi igual, y la tasa de abortos y de enfermedades de transmisión sexual aumentó un 58%. Solo se consiguieron resultados positivos en la prevención de embarazos de adolescentes con programas de educación sexual basados en la abstinencia.
En España, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, en julio de 2004, publicó el dato de que 18.000 adolescentes menores de 19 años se quedan embarazadas cada año en España, y de ellas 7.000 deciden interrumpir la gestación. De ellas, 800 tienen entre 11 y 15 años. ¿No parece una irresponsabilidad administrar, a unas chiquitas sanas, la PDD con dosis altas de hormonas?
Es un error pensar que si la adolescente tiene edad suficiente para quedar embarazada tiene también edad suficiente para recibir anticonceptivos. A los adolescentes les falta madurez psíquica y preparación para entregarse a un hombre, distorsionan su desarrollo afectivo y les puede impedir vivir un amor auténtico. Una vez, al preguntar a una joven drogadicta que si las chicas que no se drogaban le parecían unas estúpidas, ella contestó que le daban envidia porque sabían divertirse sin eso.
Si una hija suya le dijera que ha tomado esta pastilla ¿Qué le diría?
-Dra. Ana Otte: Comprendo que muchas madres están muy preocupadas por si su niña venga a casa embarazada. Yo le daría toda la información para que no vuelva a ocurrir, pero no le diría que no vuelva a tomar la pastilla, sino que no vuelva a acostarse con un chico; que vale la pena esperar hasta que encuentre la persona dispuesta a compartir la vida con ella. Intentaría contarle esto antes, no cuando ya es tarde.
¿Qué es y cómo funciona?
-Dra. Ana Otte: La píldora del día siguiente es un producto de alto contenido hormonal que actúa sobre el ciclo menstrual. El efecto que produce depende del momento del ciclo en el cual se encuentra la mujer. Se presenta en forma de dos pastillas; cada una contiene 0.75 mg de levonorgestrel. Como hay que tomarse dos en un intervalo de 12 horas, se ingieren en total 1.5 mg. Esta dosis es muy fuerte, su concentración es 50 veces más alta que otras píldoras anticonceptivas, que contienen 0.030 mg.
Si se toma la pastilla antes de que ocurra la ovulación, es posible que se consiga suprimir esta; es decir, que en este ciclo no se expulsa el óvulo, y en consecuencia los espermatozoides no encuentran ningún óvulo para fecundar.
Esta función de la píldora se llama “anovulatoria”.
-Dra. Ana Otte: Si se toma la pastilla alrededor de la ovulación, es posible la fecundación. En el momento en que se rompe un folículo, se libera un óvulo que es recogido por las fimbrias de la trompa y llevado al interior de la trompa. Mientras, los espermatozoides han subido hacía arriba atravesando las paredes del útero y han llegado al extremo de la trompa dónde se encuentran al óvulo. Uno de los muchos espermatozoides penetra en el interior del óvulo: se produce la fecundación. Desde este momento empieza la vida de un bebé en forma de un embrión. El embrión ahora tiene que viajar con ayuda de los movimientos de la trompa hacía abajo al útero, dónde encuentra una capa gorda de mucosas en las que se puede implantar y puede empezar a crecer y a desarrollarse. Si la mujer ha tomado la píldora del día siguiente, las trompas no trabajan bien, las mucosas están estropeadas y el bebé no puede acostarse en su nido, se muere. Encima, todos los tejidos preparados por el útero para este momento, se desprenden y son expulsados junto con el bebé acompañados por un fuerte sangrado.
Esta función de la píldora se llama “antiimplantatoria” o “antinidatoria”, lo que equivale a un aborto.
-Dra. Ana Otte: Efectos secundarios: Algunos de los efectos no deseados que produce esta dosis de hormonas son dolor de cabeza, vómito, mareos, sensibilidad en los senos, fatiga, y excepcionalmente dolores fuertes en abdomen, pecho y piernas, visión borrosa y problemas respiratorios.
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