San Isidro Labrador (1070-1130)
El Patrono de Madrid nación en lo que es ahora la capital de España. Sus padres, al no poder enviarlo a la escuela, se encargaron ellos mismos de inculcarle sus escasos conocimientos, junto con el horror del pecado y el amor a la oración. Isidro se casó con una muchacha pobre, tan buena como él; pero después del nacimiento de su primer hijo, que murió en la infancia, ambos decidieron servir a Dios en continencia perfecta. Con su santidad y heroísmo salió del oscuro anonimato que rodea a los humildes hombres del campo. Su vida fue un modelo de perfección cristiana en el mundo.
Sencillo labrador, trabajó la tierra de sol a sol durante toda su vida y murió en la pobreza. Una leyenda nos narra que Isidro, muy temprano, solía ir a Misa antes de comenzar a arar la tierra y que, mientras tanto, llegaban los ángeles para suplirlo en su labor hasta que terminaba la Eucaristía. Mientras araba, sembraba y cosechaba, elevaba sus pensamientos hacia Dios. Los teólogos modernos llaman a esto «ejercicio de la presencia de Dios»; afirman que el alma, con un poco de práctica, logra dirigir la atención simultáneamente a dos cosas diferentes: el trabajo diario y el pensamiento en Dios presente en todas las cosas. Isidro aprendió este arte y lo ejerció de manera muy particular. Toda su vida fue una unión con el Amor de Dios. San Isidro era muy generoso con los pobres; con frecuencia los invitaba a su mesa y reservaba para sí los restos de la comida.
Murió el año de 1130, a la edad de 60 años. Su esposa, que le sobrevivió varios años, alcanzó también el honor de los altares. Su culto se popularizó mucho por los milagros que el santo obró en Madrid. La familia real de España, promovió ardientemente la causa de San Isidro, quien fue canonizado en marzo de 1622, junto con San Ignacio, San Francisco Javier, Santa Teresa y San Felipe Neri. En España se les llama, desde entonces, «los cinco santos».
Santa Dionisia, Santos Pablo y Andrés (Siglo III)
Estos tres mártires cristianos murieron el mismo día, Dionisia abatida por la espada y Pablo y Andrés lapidados. Esto sucedió en Lampasca, Turquía siendo emperador Decio y procónsul Optimo.
San Victorino (Siglo III)
Murió asesinado en Auvernia por los paganos alemanes que no pararon de cruzar el Rhin y hacer incursiones en la Galia contra los cristianos.
San Aquileo el Taumaturgo (Siglo IV)
Obispo de Larissa. Distribuyó sus bienes a los pobres y peregrinó a Palestina y Roma. En Larissa de Tesalia, Grecia, le confiaron el ministerio episcopal. Fundó un hospital y una casa de acogida para ancianos. Participó en el concilio Ecuménico de Nicea (325). Dios le concedió la gracia de hacer milagros. Murió hacia mediados del siglo IV.
Santa Juana de Lestonnac (1556-1640)
Nacida en una familia culta e influyente de Burdeos, Francia, Juana pronto sintió en carne propia la división familiar con motivo de las guerras de religión que asolaban al país. Ella conservó su fe católica, a pesar de los tironeos afectivos de su madre que se había convertido al calvinismo.
Su matrimonio con Gastón de Montferrand a los 17 años la convirtió en madre de siete hijos, de los cuales sobrevivieron cinco. La ausencia frecuente del marido atrapado por la guerra, la configuraron como administradora de sus tierras y conocedora cercana de las necesidades de las gentes de su entorno. A los 24 años de su matrimonio quedó viuda y ese mismo año enterró al hijo mayor, muerto en plena juventud.
A los 47 años, Juana comenzó su vida como novicia cisterciense en el monasterio de las Feuillantiners de Toulouse, Francia. Debido a una grave enfermedad, tuvo que dejar el monasterio por lo que se sintió muy angustiada. Después de una temporada de dudas y de oración, se fue haciendo la luz y comprendió que Dios la quería para tenderle la mano a las jóvenes en peligro. Con el apoyo y dirección de dos sacerdotes jesuitas, fundó la Compañía de María, dedicada a la educación integral de la juventud femenina.
Juana de Lestonnac dejó treinta casas fundadas en Francia al morir en Burdeos, en 1640. Fue canonizada por Pío XII en 1949.
* Haste tiempo para asistir a Misa entre semana, si ya lo haces, invita y lleva a tu mejor amigo.