Santa Julia Billiard (1751-1816)
Fundadora de la Institución de las Hermanas de Nuestra Señora, dedicada a la educación de jóvenes y a la formación de profesoras. Encontrando obstáculos para desarrollar su congregación en la diócesis de Amiens, Julia la trasladó a Namur, Bélgica, donde prosperó rápidamente y se extendió por el mundo entero.
San Dionisio de Corinto (siglo II)
Dionisio fue un obispo griego que escribió una serie de cartas pastorales a diversas iglesias, de las que algunos fragmentos se conservan gracias a san Eusebio.
Apóstol sin fronteras, viajaba sin moverse de Corinto por obra de la pluma y el papel. Su voz bondadosa a la vez que certera, se oyó en todo el Mediterráneo, conservando y acrecentando la fe de los cristianos.
San Gualterio o Walter (+1099)
Nació en Andainville, Somme, Francia. Entró en la abadía de Rebais, y doce años después fue elegido abad de Saint-Martin de Pointoise. Muy pronto se hizo querer de todos los monjes, sin embargo, se sintió incapaz de ocupar el primer lugar, y por ello, aprovechando una noche de luna nueva, dejó subrepticiamente Pontoise para ir a refugiarse a Cluny.
Vivió bajo nombre falso hasta el día en que sus monjes descubrieron su paradero y lo devolvieron felizmente a Pontoise. Allí se quedó algunas semanas, pero se fugó de nuevo, y se instaló en un islote del Loira, cerca de Tours. Un peregrino que advirtió su identidad y lo advirtió a los religiosos de Saint-Martin puso fin a su vida de ermitaño.
No le quedaba otra salida que recurrir al papa. Partió hacia Roma contando con que Gregorio VII, debidamente informado de su indignidad, aceptaría su dimisión. Pero el papa no se dejó convencer, dio al santo varón sus mejores bendiciones y le obligó a regresar, prohibiéndole que volviera a abandonar su puesto, lo cual cumplió Galterio al pie de la letra.
Beata Constanza (1247-1300)
Reina de Aragón, España, y madre de santa Isabel reina de Portugal. Tenía tal fama de bondad que Dante la situó en su Paraíso y le llamó “la buena Constanza”.