Beato Peregrino o Pelegrino
Nació en Falerone (Fermo, Italia) hacia el 1200; murió en 1232.
San Francisco lo conoció cuando predicaba en la plaza de Bolonia. «Como flechas lanzadas por el arquero divino, así sus palabras traspasaban las almas. Muchos de los que escuchaban renunciaron a su vida pecadora para abrazar la penitencia».
Entre ellos se encontraban dos estudiantes de nobles familias: Peregrino de Falerone y Ricerio de Mucci. Ambos confesaron al santo su deseo de ingresar en la Orden. Iluminado por el Espíritu Santo, Francisco dijo: «Tú, Peregrino, llevarás una vida humilde; y tú, Ricerio, llegarás a ser superior de tus hermanos».
Y así fue. Nunca el hermano Peregrino consintió en ser clérigo, a pesar de ser hombre versado en letras. Esta humildad le valió alcanzar un estado de alta perfección espiritual mediante la gracia del arrepentimiento y del amor de Dios. Devorado por la sed del martirio, partió hacia Jerusalén para visitar los Santos Lugares. Siguió las huellas de Dios hecho hombre con los Evangelios en la mano: al verlos con sus propios ojos y tocarlos con sus mismas manos, se hincó de rodillas y bañó el suelo de lágrimas, cubriendo de besos la tierra santificada por el paso del Señor. Según el testimonio del hermano Bernardo, primogénito espiritual de san Francisco, era uno de los hermanos más santos del mundo.
Peregrino pasó el resto de su existencia en una ermita.
* Adquiere hoy la costumbre de leer a diario por 5 minutos, los Santos Evangelios, y luego…vivirlos.