Santoral 27 de julio | Santa Natalia, San Aurelio, Beato Sebastián de Aparicio y Beato Tito Brandsman

Santa Natalia, San Aurelio y compañeros (+852) 

Tal era la persecución que sufrían entonces los cristianos de Córdoba, España, que debían fingir ser musulmanes si querían conservar la vida.  Así se comportaban Aurelio y su mujer Natalia, al igual que Félix y su mujer Liliosa, sus primos.  Hasta el día en que Aurelio encuentra un cristiano, montado desnudo sobre un asno y con el rostro vuelto hacia la cola del animal.  Le precedía un griterío público, ridiculizándole, y dos verdugos le escoltaban, azotándolo hasta hacerlo sangrar.  A la vista de ese hombre que se deja flagelar y ridiculizar, Aurelio piensa:  “He aquí un verdadero discípulo de Cristo, Aquel que nunca se avergonzó de su amor por mí, ni rehusó sufrir por salvarme”.  Vuelve a su casa transformado.  Desde entonces, su mujer y él dejarán de fingir y practicarán abiertamente su fe.  Ganados por su ejemplo, Félix y Liliosa, así como un monje mendicante llamado Jorge, se comprometen como ellos.  

No tardaron en ser arrestados y, un tiempo después, decapitados estos cinco admirables mártires cristianos.

Beato Sebastián de Aparicio  (siglo XVII)

Nació en Galicia, España, y de niño fue pastor de las ovejas de sus padres.  Aprovechó esa vida de tranquilidad para dedicarse por largos ratos a la oración.  A los veinte años se fue de mayordomo a una hacienda  y un tiempo después decidió embarcarse para América.  Llegó a Puebla, México, y allí se propuso conseguir la santidad ayudando al progreso de la región.  Se puso a construir carros de carga, muy escasos en esa región, y se dedicó a transportar víveres y mercancías de un pueblo a otro.  Con las ganancia que conseguía y la ayuda de las comunidades, fue construyendo caminos vecinales que pusieron en comunicación unas con otras a muchas localidades.  Se dice que Sebastián tenía una fuerza descomunal que le era muy útil para todos esos oficios.

Ayudaba mucho a los indígenas y les enseñaba obras manuales que ellos ignoraban. Compró un hacienda y con lo que producía ayudaba a las familias más necesitadas.  Allí fundó Sebastián la primera escuela industrial que hubo en México.

Después de una grave enfermedad, decidió entrar a la vida religiosa y vendió todas sus propiedades, regalando el dinero a las religiosas clarisas que eran muy pobres.  Él se fue de hermano lego al convento de los Franciscanos.  

El demonio acostumbraba asaltarlo por las noches con visiones horribles para tratar de que se saliera de la comunidad religiosa.  Pero el santo alejaba a los demonios con la oración.  Sus últimos veinte años, Sebastián fue el encargado de pedir limosna por las casas, cuidar el huerto y hacer las compras y los mandados.  Tenía fama de que todos los animales lo querían. Murió con gran paz a los 95 años y muchísimos habitantes de Puebla asistieron a su entierro.  Dos veces fue desenterrado su cadáver, y las dos apareció incorrupto y su rostro hermoso y alegre como si estuviera vivo. Fue beatificado en 1787.

Beato Tito Brandsman (+1942) 

Nacido en Bolsward, Holanda,  vistió el hábito del Carmelo y se ordenó sacerdote el 17 de junio de 1905.  Cursó sus estudios con brillantez, primero en Holanda y después en Roma, donde se doctoró en filosofía.  Vuelto a Holanda, se entregó a toda clase de apostolados:  escribió libros y artículos en varias revistas, dio clases dentro y fuera del convento, predicó y organizó cursillos y congresos, confesaba y administraba los sacramentos.  Todos se admiraban que a todo llegaba, pero que ante todo, era un religioso observante, alma de profunda oración, fervoroso sacerdote y hombre profundamente sencillo y humilde. Fue cofundador de la Universidad Católica de Nimega y rector de la misma.

Durante la ocupación nazi, por defender a la Iglesia y los derechos humanos, fue arrestado y encarcelado en varios campos de concentración.   Padeció con buen ánimo toda clase de vejaciones y su condena a muerte, dando ejemplo de fortaleza y eximia caridad a sus compañeros cautivo, y aún a sus verdugos, en el “infierno” de Dachau, Alemania.

*  Negamos a Cristo al desentendernos de defender nuestra fe cuando es atacada y calumniada.  Pídele a estos valerosos cristianos que hoy celebramos que en el momento oportuno puedas demostrar valor.

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