San Ludgerio
Nació en Holanda el 741; murió el 26 de marzo del 809 en Alemania.
Se ordenó sacerdote en Colonia. Emprendió la evangelización de Frisia, su patria, que por entonces era pagana (775). Hacia el 788 el emperador Carlomagno, que acababa de someter a los sajones, le encarga la misión de convertirlos. Esta fue la misión de los siguientes veinte años. Sus métodos triunfaron allí donde los procedimientos de coerción o violencia habían fracasado. Fundó monasterios según el modelo de Montecassino y se esforzó en formar un clero instruido y virtuoso.
Como daba mucha limosna, ciertos clérigos le acusaron ante el emperador de dilapidar los bienes eclesiásticos y de descuidar el mantenimiento de las iglesias. Ludgerio se presentó ante Carlomagno leyendo el breviario. «Esperad a que acabe las Nonas», le pidió el obispo. «Señor obispo -le contestó el Emperador- es una falta de respeto la que me hacéis al entrar de esa manera». Pero Ludgerio le replicó: «Sire, Dios no está por debajo de vuestra majestad. Y no os obedecería si no sirviera a Dios por encima de todo». Con esta respuesta Carlomagno lo comprendió todo: «Es verdad, Ludgerio, y hacéis bien en actuar de la forma que creáis más conveniente».
* En tu casa tienes pertenencias que desde tiempo no usas, escoge algunas y entrégalas a quien las necesite.