San Beda el Venerable, presbítero y doctor de la Iglesia(673-735)
Nace en Inglaterra. Fiel observante de la regla benedictina. Dedicó su actividad a la enseñanza y a la redacción de obras teológicas y de historia de Inglaterra y de los mártires. Se propuso y logró jamás sacrificar la oración por el estudio.
Santos Cristóbal Magallanes y Agustín Caloca (+1927)
San Cristóbal Magallanes encabeza la lista de los 25 mártires mexicanos, sacrificados por la fe en Jesucristo entre los años 1915-1937.
Cristóbal, de origen humilde, nació en Totatiche, en el estado mexicano de Jalisco, en 1869. Estuvo dedicado hasta los 19 años a los duros trabajos del campo. En 1888 ingresó en el seminario de Guadalajara, donde se distinguió por su piedad, honradez y aplicación. En septiembre de 1899 recibió la ordenación sacerdotal y sus primeros cargos fueron capellán y subdirector de la Escuela de Artes y Oficios del Espíritu Santo, en Guadalajara. El resto de su vida sacerdotal lo pasó en su pueblo natal, donde fue párroco durante veintiún años, hasta que fue fusilado.
Cristóbal fue un sacerdote según el Corazón de Cristo; constante en la predicación, organizó centros de catequesis, escuelas rurales, capillas en los ranchos, construyó una presa para favorecer el riego, fundó un asilo para huérfanos, y trabajó en la entrega de pequeños fraccionamientos de tierra a los que carecían de ella para su sustento. Finalmente fundó un seminario menor para la formación de los seminaristas provenientes de las zonas campesinas.
El 21 de mayo de 1927, cuando el padre Cristóbal se disponía a celebrar una fiesta religiosa en un rancho, se inició una revuelta, en la que estaban implicadas las fuerzas federales mandadas por el general Goñi. El señor cura no pudo huir y fue conducido a la cárcel de Totatiche, donde se encontró con su vicario el padre Caloca.
Agustín Caloca nació el 5 de mayo de 1898 en Las Presitas, estado de Zacatecas. Fue uno de los alumnos de origen campesino que se benefició del seminario de Totatiche fundado por el padre Magallanes. Allí estudió latín y filosofía, y luego pasó al seminario mayor de Guadalajara. Recibió la ordenación presbiteral el 5 de agosto de 1923.
El buen recuerdo que dejó a su paso por el seminario de Totatiche, confirmado después de los años de seminarista de Guadalajara, aconsejaron a los superiores a destinarlo a Totatiche, donde trabajó como educador en el seminario menor, a la vez que ayudaba como vicario coadjutor al párroco Magallanes en los ranchos de las afueras, organizó una semana social y estableció varios centros para la catequesis. Agustín se mostraba afable, social y alegre, y se esforzó siempre en hacer bien a todos.
Cuando, en mayo de 1927, vio que las tropas del gobierno iban acercándose a Totatiche, el padre Agustín decidió que se dispersaran los seminaristas. Cuando él mismo trataba de escapar del seminario, se encontró con un grupo de soldados federales que lo arrestaron y lo condujeron a la cárcel de Totatiche, donde ya estaba el párroco Magallanes.
Los sacerdotes Cristóbal y Agustín contaban con la garantía del general Goñi, que había empeñado su palabra de defender sus vidas. Sin embargo, ordenó trasladarlos a Colotlán. Allí los condujeron al palacio municipal, que había sido incendiado, y los formaron junto a uno de los muros interiores que quedaban en pie. Al ver el pelotón, el padre Caloca se desconcertó y manifestó señales de angustia. Pero la entereza de su párroco y sus palabras de aliento y de esperanza hicieron que reaccionara y recibiera el martirio con la fortaleza de los santos: Hijo mío, sólo un momento y estaremos en el cielo, dijo Cristóbal a Agustín. Ese día, 25 de mayo de 1927, dieron sus vidas por Jesucristo los dos sacerdotes.
Pasada la persecución, en 1933, fueron exhumado los restos de San Cristóbal Magallanes, para trasladarlos a su parroquia de Totatiche. Al desenterrar el cuerpo de San Agustín Caloca, para trasladarlo a la iglesia de El Teúl, pudo verificarse que su corazón estaba incorrupto.
Juan Pablo II, el 22 de noviembre de 1992, beatificó a Cristóbal Magallanes, Agustín Caloca y otros 23 compañeros, y los canonizó el 21 de mayo de 2000.
San Gregorio VII, Papa (+ 1085)
Monje de Cluny, Hildebrando, se convirtió en el Papa Gregorio VII. Reunía una clara visión de las necesidades de su tiempo con un temple inquebrantable; luchó seriamente en arrancar a la Iglesia de manos del poder feudal y restaurar la disciplina entre el clero. Excomulga y depone al emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Enrique IV. Murió en Salerno. Pidámosle para que todos los obispos y sacerdotes sean santos.
Santa María Magdalena de Pazzi, virgen (1566-1607)
Nació en Florencia y a la edad de 19 años entra como carmelita. Practica enormes sacrificios pidiendo por la conversión de los pecadores. La mortificación generosa en petición de gracias para los demás, es siempre eficaz.
Santa Magdalena Sofía Barat (1779-1865)
Nacida en Joigny, Francia de una familia de propietarios de viñedos en Borgoña. Se encargó de su formación su hermano sacerdote, once años mayor que ella, el cual era muy severo. Después la tomó bajo su dirección un sacerdote jesuita, el padre Varin, que la supo conducir a realizar su proyecto de una institución encaminada a la educación de jovencitas del “mundo”, esto es, de la nobleza y alta burguesía. A partir del año siguiente, las Damas del Sagrado Corazón, como se las llamó, fundaron un pensionado en Amiens; en 1815 la institución recibió sus constituciones, calcadas de las jesuitas; en 1850 poseía sesenta y cinco casas en Francia y el extranjero. La madre Barat las dirigió durante sesenta y cinco años. Era una educadora sin igual que hacía con sus discípulas exactamente lo contrario que su hermano hizo con ella: dilatar y liberar sus almas en lugar de tiranizarlas y encorsetarlas.
San Dionisio Ssbuggwawo (+1886)
Mártir en Munyonyo, Uganda. Cuando contaba tan sólo dieciséis años de edad, el propio rey Mwanga lo atravesó con su lanza por haber catequizado en la fe cristiana a dos personas de su corte.
San Pedro Doan Van Vân (+1857)
Catequista y mártir en Vietnam. Nació en 1780 en la provincia de Nam-Dinh. A los veinticinco años fue nombrado catequista y administrador de la parroquia de Bau-No; visitaba a los enfermos y socorría a los pobres. Fue denunciado como cristiano y lo acusaron de ser sacerdote católico, cosa que negó, porque no lo era, pero reconoció que era ministro del misionero. No lograron que abjurara de su fe y lo manifestara con el gesto de pisar la cruz. Aceptó con serenidad la pena de muerte. Fue decapitado el 25 de mayo de 1857. San Pío X lo beatificó en 1909, y Juan Pablo II lo canonizó en 1988.
* Antes de empezar cada una de tus obligaciones, di al Señor una Jaculatoria.