San Eulogio
Nació en Córdoba y murió en la misma ciudad el año 859.
Córdoba, capital del califato (754-103 l), contaba con medio millón de habitantes y la corte más espléndida de Europa bajo el emir Abderramán II (822-852). Éste permitía a los cristianos practicar su religión a condición de que pagasen fuertes impuestos y se abstuvieran de todo proselitismo.
En el 858 Eulogio fue nombrado arzobispo de Toledo. Pero el emir Muhanimad, sucesor de Abderramán II, se inquietó un poco al encontrarse con Eulogio, firme en sus convicciones, en una sede tan importante. Le hizo arrestar por haber acogido a Lucrecia (15 de marzo), una muchacha musulmana que había sufrido malos tratos por parte de su familia a consecuencia de su conversión. Eulogio admitió los hechos ante el juez. «Estaría orgulloso de hacer lo mismo por ti si estuvieras en el mismo caso», le dijo alzando la voz. Acto seguido se ofreció a probar que Jesús era Hijo de Dios y que Mahoma no pasaba de ser un falsario. Esta clase de conducta sólo se explica porque Eulogio aspiraba al martirio. El juez le concedió su deseo, mandándolo azotar antes de decapitarlo. Era un sábado. La joven Lucrecia no mostró menos intrepidez y sufrió la misma suerte la semana siguiente.
* Al prójimo que critiquen, defiéndolo con valentía.