Santoral 11 de agosto | Santa Clara, San Géry, Santa Susana y Beato Mauricio Tornay

Santa Clara de Asís, virgen (1193-1253) 

La mujer vale ordinariamente lo que valen las ideas del hombre que ella admira, y su capacidad de sacrificio le permite alcanzar las cimas del heroísmo, cuando se le muestra el camino.  Así fue Sta. Clara quien, mejor que nadie y casi tan bien como él, realizó el ideal de San Francisco de Asís.  Nació en Asís el año 1194.  Era hija de la noble familia de los Offreduccio.

La Orden de las «damas pobres» o clarisas fue fundada la noche del Domingo de Ramos en 1212, cuando Clara habiendo escapado del palacio paterno con su prima, se reunió con Francisco en la Porciúcula. Tras haberles cortado los cabellos, las cubrió con un sayal y recibieron su profesión religiosa, naciendo así esa comunidad que se extendería rápidamente por toda Europa.

Francisco y Clara se complementaban en una bellísima armonía. Se amaron en libertad de corazón. Entre ellos existió la más bella unión moral que pueda imaginarse. Francisco era impresionable y a veces se abatía. Entonces Clara, por su serenidad y fortaleza femenina, era para Francisco como un refugio de seguridad. Francisco fue la inspiración para Clara y la lanzó a la aventura. Pero Clara tuvo a veces que confirmar a Francisco en su ideal. 

Discípula fidelísima y como madre invencible, le conforta. Francisco le ganaba en dulzura, Clara en firmeza.

Clara, como Francisco, «trajo al mundo una nueva primavera» y se desposó con la Dama Pobreza.  Fue un modelo de cortesía, de alegría pascual, de fraternidad.  Era un alma de oración.  Se miraba en el Espejo divino y así lo aconsejaba a sus hijas.  Sentía gran amor a la Pasión del Señor, a la Eucaristía, a la Virgen.  Clara fue una huella de la Madre de Dios.  Cristo renovó en Francisco su vida y su pasión.  María renovó en Clara su humildad y pureza.

En la Pascua de 1253 cae enferma.  La visita el Papa Inocencio IV, de paso por Asís.  Escribe en su testamento: «SED SIEMPRE ENAMORADAS DE DIOS».  Y sus últimas palabras: «GRACIAS, SEÑOR, POR HABERME CREADO».

Muere en la madrugada del 11 de agosto de 1253. El Papa Inocencio IV preside los funerales.  Su sucesor Alejandro IV la canoniza.  El Papa Pío XII la nombra Patrona de la Televisión, por haber «contemplado» una noche, enferma en su lecho, la Misa de la Porciúncula.

San Géry (siglo VII)

Nació en las Ardenas, en Francia, de padres de origen romano.  A lo largo de los cuarenta años de su episcopado en Cambrai, se caracterizó por convertir a muchos paganos y por mejorar enormemente la suerte desgraciada de los esclavos.  En cierta ocasión viajó a toda prisa hasta Chelles, cerca de París, a fin de calmar al rey Lotario, que en esos momentos se disponía a castigar a sus diocesanos demasiado lentos a la hora de pagar impuestos.

Santa Susana (sigo IV)

Es una mártir romana y dice la leyenda que era tan inteligente y hermosa que Diocleciano quiso desposarla con su heredero, Maximiano.  Susana reveló a los dos soldados que le llevaron la noticia del compromiso que era cristiana y que había hecho voto de virginidad.  Luego los convirtió, lo cual les valió ser a los tres ser decapitados.

Beato Mauricio Tornay (+1949)

Presbítero y mártir en To-Thong, Tibet.  Miembro de los canónigos regulares de la Congregación de San Nicolás y San Bernardo de Monte Júpiter, que dejó Suiza y cuanto poseía para anunciar el Evangelio en China y Tibet, siendo asesinado por los enemigos del cristianismo.

* Examínate hoy a ver si estás correspondiendo al amor y los dones que te ha dado el Señor con la misma moneda:  con amor y el uso de esos mismos dones en su servicio.

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