Santa Anastacia la Patricia
Nació en Constantinopla, murió en el desierto de Escitia en el 567. Era una dama de gran belleza. El emperador Justiniano (m. 565) sólo tenía ojos para Anastasia cuando entraba en la corte. De ahí que la emperatriz Teodora tuviera frecuentes ataques de celos. Cuando Anastasia lo notó, partió para Alejandría en donde fundó un monasterio. Al morir Teodora (548), Justiniano mandó buscarla para casarse con ella. Pero los enviados no encontraron a nadie, porque la noche anterior se escapó disfrazada de hombre al desierto de Escitia. Allí se encontró con el padre Daniel, quien le indicó una gruta no muy lejos de su comunidad. Anastasia permaneció escondida durante seis meses; después, con el nombre de Anastasio el Eunuco (le era imposible cambiar de voz) pasó la vida ordinaria de cualquier monje del desierto a lo largo de 19 años. Cuando se sintió morir, pidió al padre Daniel la asistiera en sus últimos momentos. El religioso la sepultó en la gruta. Fue entonces cuando reveló a la comunidad quién era Anastasio el Eunuco y cómo esta mujer había preferido la vocación divina al honor de ser emperatriz de Oriente.
San Juan de Mata (+1213)
Este santo es el fundador de la Comunidad de la Sma. Trinidad, o Padres Trinitarios, que tiene 74 casas.
Nació en Francia, en los límites con España, y durante sus primeros años se dedicó a los estudios, a la equitación y a la natación. Sin embargo, las actividades que más le agradaban eran la oración y la ayuda a los pobres. Su padre lo envió a París, donde obtuvo su doctorado y donde fue ordenado sacerdote. Fue inspirado por Dios para fundar una Congregación dedicada a liberar a los cautivos cristianos, que sufrían mucho y estaban algunos en peligro de perder la fe. San Juan de Mata y sus compañeros lograron, en el año 1202, rescatar en Marruecos a 186 prisioneros. Pasaron varios años en este arduo trabajo, logrando liberar a muchos cientos de cautivos.
Sus últimos años, san Juan los pasó en Roma dedicado a la predicación y a conseguir ayudas para los pobres.
Mártires de Sebaste ( +320)
Pertenecían a la Legión XII, también llamada “La fulminante”, que estaba acantonada por aquel entonces en Sebaste, Turquía. En cierta ocasión se organizó una ceremonia ritual de sacrificio a los dioses, pero los cuarenta legionarios se negaron a asistir. Era invierno. Sus jefes decidieron hacerles pasa la noche desnudos en un estanque helado, cerca del cual dispusieron unos baños calientes para aquellos que quisieran cambiar de decisión. Uno de ellos renunció, pero su pérdida se compensó de inmediato con la conversión de un guardia que lo sustituyó en el martirio. Cuando llegó la mañana aquellos que no habían sucumbido fueron abatidos a mazazos. No se les quiso enterrar, sino que sus cadáveres fueron llevados después para ser reducidos a cenizas. Uno de ellos, Melitón, respiraba todavía, y sus torturadores lo dejaron aparte con la esperanza de que abjurase. Pero su propia madre lo tomó en brazo y ayudada por una amiga, lo metió en uno de los carros que se dirigían a la hoguera.
Los nombres de los mártires han llegado hasta nosotros. Se llamaban Bibiano, Melitón, Cándido, Leoncio, Claudio, Nicolás, Lisímaco, Teófilo, Quirón, Domno, Domiciano, Eunoico, Sisinio, Heraclio, Alejandro, Juan, Atanasio, Valente, Eliano, Edicio, Acasio, Elías, Teódulo, Cirilo, Flavio, Severiano, Valerio, Cudión, Sacerdón, Prisco, Eutiquio, Eutiques, Esmeragdo, Filotimón, Aecio, Jánteas, Augías, Hesiquio, Cayo y Gorgón.
Esto ocurrió bajo el mandato de Licinio, emperador de Oriente, gran enemigo de los cristianos a quienes perseguía hasta el año 324, fecha en la que murió asesinado por su cuñado Constantino. Éste se convirtió así en el amo de Europa.
* Lo que menos te guste de los deberes de este día, hazlo con mayor esmero ofreciéndoselo a Dios.