Santo Tomás Moro, mártir (1477-1535)
Estudió literatura y filosofía en Oxford. Fue elegido miembro del Parlamento inglés y ocupó diversos cargos públicos, logrando un gran prestigio por sus conocimientos de leyes, y por su honradez. Llegó a ser Canciller de Inglaterra. Casado y con hijos, escritor famoso, poseía conocimientos vastísimos y un excelente buen humor.
San Paulino De Nola, obispo (355-431)
El cónsul Paulino y su esposa, Teresa, eran dueños de grandes posesiones en Francia, España e Italia meridional. Cuando se convirtieron al cristianismo (393), renunciaron a sus bienes repartiéndolos entre los pobres y se retiraron a Nola de Campania (en Italia), en donde Paulino fue luego elegido obispo (409). Fue obispo de Nola durante 22 años. Le agradaba el apostolado a través de las cartas y la poesía. Era exquisitamente amable y bien educado. Ojalá logremos imitarlo en sus cualidades.
San Juan Fisher, Cardenal y martír (1469-1535)
Nació en Beverley, Inglaterra, y quedó huérfano de padre siendo muy niño. Fue un estudiante brillante, y se doctoró en la Universidad de Cambridge a los 22 años. Fue ordenado sacerdote poco después y nombrado vicerrector de esa universidad. Fue director espiritual de Margaret, madre del rey, quien ayudó mucho a la universidad. Juan fue elegido como Canciller y este cargo lo tuvo hasta su muerte, siendo recordado como un verdadero sabio y gran benefactor.
También fue nombrado obispo de Rochester y se dedicó también a este oficio con todas las fuerzas de su recia personalidad. Recorrió cada una de las parroquias de su Diócesis y visitaba las casa de los más pobres. Era exigente con sus sacerdotes y los animaba a cumplir acabadamente con sus deberes.
Llevaba una vida tan austera como la de un monje y hacía fuertes penitencias. Defendió a la Iglesia católica contra los pronunciamientos de Lutero y después contra su propio rey, Enrique VIII que quería divorciarse de su legítima esposa y como no se lo podía conceder el Papa, se proclamó él mismo jefe de la Iglesia en Inglaterra.
Fue encarcelado en la temible Torre de Londres y allí recibió el nombramiento de Cardenal. Fue valientemente a su muerte, rezando el Te Deum, y al terminarlo bajó la cabeza para que se la cortaran.
* Parte de la virtud de la caridad es ser cortés y amable con todos. Propónte mejorar en estas virtudes tan humanas con todos los que veas el día de hoy.