Señor…. yo no soy digno de que vengas a mí, pero una palabra tuya bastará para sanar mi alma…. ¿.Como es posible que me separe de ti para seguir los dictados de este mundo? ¿Porque insisto en los placeres de este mundo alejándome de tus deseos? Solo tu gran misericordia me permite reencontrarme contigo y desear con todo mi corazón no volver a apartarme de Tí, y sin embargo recaigo.
Mi Dios y Señor, no permitas mis debilidades, no te alejes de mí y, como diría Samuel cuando joven: “Habla Señor que tu siervo escucha”… no me dejes solo, porque yo son Tí soy nadie…
Bendito seas Señor, soy tuyo, obra de tus manos y a Ti me acojo…. Amén…
Hagamosle espacio a Dios en nuestro corazón para que reine en nosotros; limpiemos antes la casa observando sus mandamientos («Señor, yo no soy digno de que vengas a mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanar mi alma»)…
Una vez llenos de El, entreguémosle nuestras alegrías, tristezas, desesperanzas, ilusiones… abandonándonos en Sus Manos, pues así como es grande su amor hacia nosotros, así de grande es su misericordia.
Señor…. yo no soy digno de que vengas a mí, pero una palabra tuya bastará para sanar mi alma…. ¿.Como es posible que me separe de ti para seguir los dictados de este mundo? ¿Porque insisto en los placeres de este mundo alejándome de tus deseos? Solo tu gran misericordia me permite reencontrarme contigo y desear con todo mi corazón no volver a apartarme de Tí, y sin embargo recaigo.
Mi Dios y Señor, no permitas mis debilidades, no te alejes de mí y, como diría Samuel cuando joven: “Habla Señor que tu siervo escucha”… no me dejes solo, porque yo son Tí soy nadie…
Bendito seas Señor, soy tuyo, obra de tus manos y a Ti me acojo…. Amén…
Hagamosle espacio a Dios en nuestro corazón para que reine en nosotros; limpiemos antes la casa observando sus mandamientos («Señor, yo no soy digno de que vengas a mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanar mi alma»)…
Una vez llenos de El, entreguémosle nuestras alegrías, tristezas, desesperanzas, ilusiones… abandonándonos en Sus Manos, pues así como es grande su amor hacia nosotros, así de grande es su misericordia.