«Dusty». ¿Cómo la nueva canción de Ed Sheeran puede hablarnos de la filiación divina?

La nueva canción de Ed Sheeran nos muestra un tierno retrato de una relación padre e hija. A la vez, nos puede ayudar a entender un poco mejor nuestra relación con Dios. ¿No me crees? ¡A continuación te explico todo!

Sobre la relación padre e hija

La figura paterna es fundamental para los hijos, niños y niñas. Eso es claro. Pero la relación del padre con su hija puede ser un desafío; él es el primer modelo masculino al que ella mirará – y admirará – y, por lo tanto también impacta en cómo ella se observa como mujer y se relaciona con los hombres durante su vida.

Ver cómo el padre trata a la madre es otro ejemplo importante que recibirá la hija, quien verá ese referente entre la relación del hombre con la mujer, el esposo con su esposa.

Aprender el significado de la filiación

Otro aspecto muy lindo que podemos encontrar en el video es el de la filiación. Cómo nuestra experiencia de hijos de padres terrenales nos ayuda, a la vez, a hacernos una idea de cómo Dios nos quiere como hijos suyos.

Claro que con la infinita distancia entre padres que se equivocan y el Padre que ama de manera perfecta.

Pero, aun cuando entendamos que nuestros padres no son Dios, podemos hacer un paralelismo para descubrir, como Ed Sheeran en el video jugando con su hija, que el Padre también se deleita en pequeños momentos compartidos con sus hijos.

Él nos mira también como «hijitos». Entender el camino de infancia espiritual que descubrió santa Teresita de Jesús nos ayudará a vivir de esa manera. Sentiremos el abrazo del Padre, a pesar de nuestros errores, defectos, heridas.

¡Qué importante es tener referentes!

Saliéndonos un poco de lo importante que es tener un referente positivo de un padre para una hija – o la filiación en general – un elemento apostólico que podemos sacar del video es ¡cuánto necesitamos en nuestra vida tener a personas que nos inspiren!

Claro, siempre entendiendo que todas, todas esas personas que tenemos como ejemplos son seres humanos como nosotros, que procuran y también se caen. No cometamos el error de idealizar y, al ver limitaciones ajenas, decepcionarnos, desanimarnos y pensar que… bueno, si «aquel que parecía tan virtuoso también reacciona tan mal o comete aquel pecado… ¿qué se puede esperar de mí? ¡Quién podrá…!».

Pero ¡es increíble también ver eso! Ver que nuestra lucha por ser mejores es algo real; algo que implica intentar, caer, levantar. Es algo en lo que no estamos solos. Es un recordatorio de que nuestro referente es el modelo de Hombre perfecto que Jesús nos dejó y que nosotros procuramos imitar… de nuevo: con nuestras limitaciones.

Pero sí necesitamos ver a nuestro alrededor a quienes procuran por hacer de su vida una respuesta generosa a Dios y a la vez procuran hacer más agradable la del prójimo.

María Belén Andrada
catholic-link.com

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