Está circulando en redes sociales un mensaje que asegura que se ha desarrollado una inyección que contiene “dióxido de cloro” con propiedades como reforzar el sistema inmune, regenerar células madre o prevenir tumores o el envejecimiento. Para justificar su afirmación, el texto adjunta 28 enlaces a supuestos estudios que defienden estas afirmaciones. Es FALSO. No existe ningún estudio revisado por pares que avale los beneficios del dióxido de cloro en humanos y los que el autor del mensaje añade o no dicen tal cosa, o no existen.
“Se divulga el gran secreto más grande de la medicina moderna: una inyección que contiene dióxido de cloro en aplicaciones terapéuticas potencia el sistema inmunológico, regenera las células madres, es anti tumoral, anti cancerígeno y anti envejecimiento.”
El dióxido de cloro es un gas conocido popularmente como CDS, aunque también se obtiene a través de la mezcla de clorito sódico, agua destilada —cuya mezcla se conoce como MMS—, y un ácido. Es una sustancia muy oxidante que se usa como blanqueador en las fábricas que producen papel y en las plantas de tratamiento de agua.
En España, así como en otros países de Europa, lleva prohibida su comercialización con fines médicos desde hace años, pues tal y como indica la Agencia Española de Medicamentos (Aemps), “el clorito de sodio, en solución acuosa y cuando se administra en las condiciones indicadas, se transforma en ácido cloroso que se degrada a dióxido de cloro”. Y añade: “Todas estas sustancias tienen una acción oxidante fuerte, y su consumo directo en esas condiciones puede producir dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, intoxicaciones, fallo renal y metahemoglobinemia”.
“Son sustancias altamente tóxicas para bacterias y otros microorganismos”, explica Adelaida Sarukhan, inmunóloga y redactora científica del Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona. Es decir, que las aplicaciones reales del dióxido de cloro están muy alejadas a las médicas, al contrario de lo que el autor del mensaje de Telegram nos quiere hacer ver. De hecho, agencias del medicamento de todo el mundo, incluída la española, y organismos internacionales como la OMS, alertan de su toxicidad y del aumento de su consumo a causa de la pandemia de la covid-19.
Enlaces rotos y no concluyentes
El autor del mensaje trata de justificar su defensa del CDS con, supuestamente, 28 estudios -que en realidad son 22-, de los cuales tres llevan al mismo estudio, pero desde diferentes páginas web, y otros cuatro están rotos. En cuanto al contenido de los estudios correctamente enlazados, en ninguno se confirma que exista una inyección con tales características: en los primeros se estudia la toxicidad del dióxido de cloro en ratones; en otros, se observa la capacidad purificadora del dióxido de cloro en aguas infectadas por un parásito (Cryptosporidium parvum) y cómo afecta su ingesta a ratones; otros hablan de la capacidad desinfectante del dióxido de cloro en superficies frente a ciertos virus; y otro, publicado en 1982, plantea la posibilidad de estudiar las propiedades del dióxido de cloro en humanos, pero sin resultados concluyentes…
En definitiva, ninguno de los estudios que aporta analiza y/o demuestra los beneficios del dióxido de cloro inyectado en humanos.
¿Se inyecta?
Que el dióxido de cloro sea útil para desintoxicar y tratar aguas, no significa que pueda utilizarse en el tratamiento de infecciones. De hecho, ingerirlo o introducirlo en el cuerpo humano puede ser peligroso: “Tanto el dióxido de cloro como el clorito de sodio también son altamente tóxicos para nuestras células, por lo que exponerse a cantidades elevadas de los mismos puede tener efectos muy nocivos para la salud”, advierte la inmunóloga.
El dióxido de cloro se usa desde hace más de 100 años para eliminar los microbios, por ejemplo cuando se quiere esterilizar un quirófano o la cocina de un restaurante. “Estos agentes son esterilizantes porque son tan potentes que destruyen todas las formas de vida conocidas, no sólo los microbios malos, sino todas las células humanas”, añade Xavier Giménez, químico y divulgador científico de la Universidad de Barcelona.
En una superficie metálica como la de la cocina, donde solo hay formas de vida contaminantes y nocivas, su uso no es problemático, pero en ningún caso, asegura el experto, puede ser un medicamento.
Supuesta ‘cura’ para todo
Sobre el dióxido de cloro se ha dicho de todo: que cura el cáncer, el sida, la hepatitis, la malaria, el H1N1, el Ébola, el acné, el autismo y, ahora, más recientemente la covid-19.
En Verificat ya hemos publicado numerosos artículos que desmontan estas aseveraciones, todas vinculadas a la pandemia: “Es importante recalcar que no hay ningún ensayo clínico o autoridad sanitaria que avale su uso como medicamento y, por el contrario, puede suponer un grave riesgo para la salud, como advierten la OMS y la Agencia Española de Medicamentos (AEMPS)”, concluye la experta.
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