El motivo central de todas las descripciones de la Resurrección que contienen los evangelios, es mostrar la propia fe y mover a los que las lean, a aceptar la fe en Jesús resucitado. A nadie se oculta que, entre todas las Escrituras, aun del Nuevo Testamento, descuellan con razón los Evangelios, como testimonio principal que son sobre la vida y doctrina del Verbo encargado, salvador nuestro. La Iglesia ha mantenido siempre y donde quiera, y sigue manteniendo, que los cuatro evangelios tienen origen apostólico. Efectivamente lo que por mandato de Cristo predicaron los Apóstoles, luego, por inspiración del Espíritu Santo, ellos mismos y los varones apostólicos nos lo transmitieron por escrito, como fundamento de la fe, a saber el Evangelio tetramorfo, según Mateo, Marcos, Lucas y Juan (DV, 18)Análisis de los textos evangélicos acerca de la Resurrección y AsenciónLos evangelistas nos han transmitido los hechos de la Resurrección. No pretenden hacer una historia detallada de lo que pasó, sino contar lo que vieron y lo que se convirtió en el fundamento de su fe. San Pablo expresa así esta Tradición:Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os he predicado(...) Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido fue esto: Que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; que fue sepultado y que RESUCITO AL TERCER DIA, según las Escrituras y que se apareció a Cefas, luego a los Doce. Después se apareció una vez a más de quinientos hermanos, de los cuales muchos permanecen todavía, otros durmieron; luego se apareció a Santiago, luego a todos los Apóstoles. Y en último término, se me apareció también a mí. (1 Co 15, 1-8). La Resurrección de Jesucristo es, por tanto, el misterio central de la predicación de los Apóstoles y sus colaboradores. Los Apóstoles basarán la veracidad de su predicación en que son testigos de los hechos. Así se ve en los tres discursos de San Pedro que recogen los Hechos de los Apóstoles: «A este Jesús, Dios lo resucitó y todos somos testigos de ello» (Act. 2, 32)Las narraciones evangélicas de la ResurrecciónLas narraciones de la Resurrección son de una gran espontaneidad y realismo. En todas ellas se manifiesta la honda impresión que causaron aquellos hechos en los que los narran. El mismo modo de contarlo revela que intentan ser lo más fieles posible a los hechos de los cuales han sido testigos. El fundamento de su predicación posterior será precisamente que son testigos de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Se puede decir con certeza que las narraciones evangélicas corresponden al género narrativo histórico, aunque no pretenden hacer historia como la haría un profesional de esta ciencia, pues sólo narran experiencias directas. El motivo central de todas las descripciones de la Resurrección que contienen los evangelios es mostrar la propia fe y mover a los que las lean a aceptar la fe en Jesús resucitado.La exposición más acabada de lo dicho la encontramos en la primera carta a los Corintios, que es, probablemente el escrito más antiguo que conservamos acerca de la Resurrección.Si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo andan diciendo algunos de entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y Si NO RESUCITO CRISTO, VANA ES NUESTRA PREDICACION, VANA TAMBIEN VUESTRA FE. Además, seremos falsos testigos de Dios, porque contra Dios testificamos que ha resucitado a Cristo, a quien no resucitó ¡Pero no! Cristo ha resucitado de entre los muertos (15, 12-20). Por eso la Iglesia «ha mantenido y sigue manteniendo con firmeza y gran constancia, que los cuatro mentados evangelios, cuya historicidad afirma sin vacilación alguna, transmiten fielmente lo que Jesús, Hijo de Dios, hizo y enseñó realmente mientras vivió entre los hombres» (DV, 19)Los relatos de la Resurrección, por tanto, no son el resultado de una pura elaboración desde la fe, sino la exposición, con ligeras variantes, de lo que vieron y vivieron y luego contaron los testigos oculares. No es posible que ningún cristiano se atreviera a inventar hechos referentes a la Resurrección del Señor, entre otros motivos porque cuando se escribieron los evangelios, aún vivían la mayoría de los que habían presenciado esos hechos y se sabían responsables de transmitirlos con fidelidad.«Indudablemente, después de la ascensión del Señor los Apóstoles transmitieron a sus oyentes lo que El había dicho y hecho, con aquella más plena inteligencia de que gozaban, instruidos que fueron por los acontecimientos gloriosos de Cristo y enseñados por la luz del Espíritu de verdad. Mas los autores sagrados redactaron los cuatro evangelios seleccionando algunas cosas de entre las muchas que ya se habían transmitido oralmente o por escrito, reduciendo otras a síntesis, o explanándolas de acuerdo con el estado de las iglesias, manteniendo finalmente, la forma de la predicación de manera, en todo caso, que nos comunicaran la verdad sincera acerca de Jesús. Y es así que escribieron, ora apoyados por su propia memoria y recuerdo, ora por el testimonio de "los que desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la Palabra", con intento de que conozcamos la "firmeza" de las palabras en que hemos sido instruidos» (cf. Lc. 1, 2-4) (DV, lg.)«... se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: ¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» (Lc. 24, 33-34). Jesús había predicho su resurrecciónJunto al anuncio de su Pasión y Muerte Jesús predijo tres veces su Resurrección. La primera fue en Cesárea de Filipo cuando, tras la confesión de Pedro dijo: «Es necesario que el Hijo de Dios sufra mucho, y que los ancianos, los príncipes de los sacerdotes y los escribas lo reprueben y que muera y al tercer día resucite» (Lc. 9, 22) La segunda vez fue después de la Transfiguración del Señor ante Pedro, Juan y Santiago en que se manifestó ante ellos con un cuerpo glorioso cuando les dijo: «a ninguno les digáis esta visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos» (Mt. 17, 9) La tercera ocurrió subiendo hacia Jerusalén, cuando tomando aparte a los doce, les dijo: «Mirad: Subimos a Jerusalén, y se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del hombre, que será entregado a los gentiles, y escarnecido, e insultado, y escupido, y después de haberle azotado, le quitarán la vida, y al tercer día resucitaré. Pero ellos no entendían nada de esto, eran cosas ininteligibles para ellos y no entendían lo que les decía» (Lc. 18, 31-34)También se lo había profetizado a los judíos de una manera más velada cuando les dijo: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré. Dijéronle los judíos: En cuarenta y seis años se edificó este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días? Mas El hablaba del templo de su cuerpo. Cuando resucitó de entre los muertos, se acordaron sus discípulos que había dicho esto, y creyeron en la Escritura, y en la palabra que había dicho Jesús» (Jn. 2, 19-22).